“A todo trapo, por un Raval sin drogas”

Los vecinos del barrio barcelonés del Raval iniciaron ayer una particular campaña para mostrar su repulsa a la proliferación de narcopisos en sus calles. Colocaron en las ventanas de sus domicilios trapos rojos como motivo de protesta. La acción se les ocurrió a dos vecinas, Antonia y Laura, después de haber estudiado el modus operandi de los camellos que convierten en insoportable la vida en este punto de la ciudad. Carlos —uno de los portavoces de la Asociación de vecinos de las calles Robadors, Picalquers y Roig— desvela el origen de la idea que parte de la propia “semiótica” que utilizan los vendedores de droga: “En los narcopisos, colocan trapos blancos para indicar que hay actividad y que están vendiendo sustancias estupefacientes en el interior. Después, cuelgan algún tipo de trapo azul para señalar que están siendo intervenidos o vigilados por la Policía y por último colocan un trapo rojo cuando no tienen droga para vender”.

Las dos vecinas analizaron la idea y la propusieron a la junta de la asociación vecinal. Pronto se hicieron con más de 120 metros de tela roja para cubrir el barrio con estos trapos. La campaña ha sido bautizada como “A todo trapo, por un Raval sin drogas”. Las ventanas de decenas de pisos lucían ayer trapos y prendas de todo tipo con el único consejo de no utilizar ropa íntima para la protesta.

“Queremos que los vecinos, independientemente de su ideología política y su religión, se empoderen y sean ellos mismos los encargados de poner orden. El barrio es nuestro y los únicos que podemos cambiarlo somos nosotros mismos”, argumenta el portavoz de la asociación. Con la campaña, la entidad pretende también exigir a las autoridades mayor intervención policial.

El pasado viernes se constituyó la red nacional de ciudades y barrios afectados por el fenómeno de los narcopisos. Por ese motivo, en el distrito madrileño del Puente de Vallecas también se pudo ver ayer algunos pañuelos rojos colgados en las ventanas.