La Urbana pone fin a la tolerancia de las motos en las aceras
Los motoristas aseguran que si les obligan a aparcar en la calzada aumentará la contaminación en la ciudad
La Guardia Urbana de Barcelona coloca, desde las últimas semanas de diciembre, unas banderolas en los puños de los manillares de las motocicletas estacionadas en las aceras de la capital catalana. En los papeles, emiten un mensaje amenazador. Un texto que reza: “No deje el vehículo estacionado en este lugar por el siguiente motivo: Fin de tolerancia”. Hasta ahora, los agentes de la policía local hacían, la mayor de las veces, la vista gorda con las motocicletas aparcadas sobre la acera pero el gobierno de Ada Colau quiere que el protagonista de las aceras sea exclusivamente el peatón. Por el momento, la campaña es de sensibilización. Cuando concluyan los avisos, todavía no hay fecha, los agentes procederán a la sanción.
“Toda la política de movilidad de nuestro equipo de gobierno va dirigida hacia el peatón”, así de contundente se manifestó el pasado martes la concejal de Movilidad, Mercedes Vidal, en la sesión plenaria del Pacto de la Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona. Vidal, frente a más de un centenar de entidades, aseguró que la promoción del transporte público junto con las continuas bajadas de carriles bici a la calzada harán que el peatón “nunca más tenga que compartir la acera”. El discurso de la concejal también hacía hincapié en la necesidad de bajar las motocicletas aparcadas de las aceras.
De hecho, la Guardia Urbana en ocasiones acompaña la banderola amarilla donde amenaza con el “fin de la tolerancia” con los motoristas con un tríptico que sentencia: “Actualmente en Barcelona numerosos conductores y conductoras de motocicletas y ciclomotores no utilizan las plazas habilitadas en la calzada ni los estacionamientos subterráneos y usan las aceras y zonas de peatones para estacionar”. El documento repasa la normativa que prefiere el estacionamiento de vehículos de dos ruedas en la calzada y concluye: “Las aceras, para los peatones. Una de las prioridades del Ayuntamiento de Barcelona es mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y planificar una nueva reordenación viaria que potencie y preserve un espacio seguro y confortable para los peatones en la trama urbana”.
Barcelona y Roma son las ciudades de Europa donde circulan más motos. En la capital catalana, el número de motocicletas supera las 290.000. A estas hay que sumar más de 85.000 ciclomotores y todos aquellos vehículos de dos ruedas procedentes del área metropolitana de Barcelona que circulan por las calles de la capital catalana.
El presidente de la Asociación Mutua Motera, Juan Manuel Reyes, sostiene que — “partiendo de la base de que las motos no deben molestar al peatón” — ser escrupuloso en cuanto a la normativa y bajar de las aceras todos los vehículos de dos ruedas es una decisión contraproducente. “Si obligan a la moto a aparcar en la calzada perdemos una de las ventajas de los vehículos de dos ruedas que es la rapidez al aparcar. Todo el tiempo de más que permanece la motocicleta dando vueltas por las calles en busca de una plaza en calzada provoca un aumento en los niveles de contaminación. Además, perjudica la movilidad de las calles que estarán todavía más saturadas de vehículos”.
Vecinos por la movilidad
En 1992 se fundó la asociación Catalunya Camina, una entidad que trabaja para mejorar las condiciones de movilidad y reforzar la seguridad de los peatones. El actual presidente de la asociación, Joan Estevadeordal, mantiene que llevan años reivindicando que se cumpla escrupulosamente la ordenanza de circulación de peatones y vehículos de Barcelona y se sancione a las motocicletas que, de forma incorrecta, aparcan en las aceras. “Cuando conseguimos, hace años, que se ampliaran las aceras las motocicletas aprovecharon el espacio para invadirnos”, lamenta. “La subida de motocicletas en las aceras tiene que cesar. De momento, hemos perdido la batalla de las terrazas y el Ayuntamiento ha permitido que los bares tenga auténticas réplicas en las aceras pero la batalla de las motos debemos ganarla”, ha concluido.
Desde la Federación de Asociación de Vecinos de Barcelona (FAVB), Susana Pascual, mantiene que Barcelona tiene que convertirse, “de verdad”, en una ciudad del peatón. Pascual considera que el volumen de motocicletas en la ciudad es tan elevado que “además implican un problema de seguridad viaria que tiene que abordarse”.
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