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Jordi Sànchez al juez: “No sé cómo demostrar ninguna actitud si no me concede la libertad”

El diputado y exlíder de la ANC sostiene ante Llarena que en la agenda del Parlament ya ha desaparecido "el hilo de la unilateralidad"

Jordi Sànchez, presidente de la ANC, saluda a los simpatizantes a su llegada a la Audiencia Nacional. En vídeo, los audios de su declaración en el Supremo.Vídeo: FRANCISCO SECO (AP) / EPV
Àngels Piñol

Jordi Sànchez, expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), le pidió a Pablo Llarena, magistrado del Tribunal Supremo, en su interrogatorio del 11 de enero, que le diera un margen de confianza y que creyera en sus palabras cuando asegura que siempre se ha opuesto a la vía unilateral y que ha defendido la independencia por las vías pacíficas. En su alegato final, el ahora diputado de Junts per Catalunya defendió: "Si usted no permite mi salida en libertad, no sé cómo puedo demostrar desde Soto del Real lo que plantea en el auto del 4 de diciembre qué hay que demostrar una actitud (...) No sé cómo hacerlo. Le pido que me conceda ese margen de confianza", afirmó.

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El ruego de Sànchez cayó en saco roto porque el juez, el pasado día 6, volvió a denegar su libertad al sostener que existía riesgo de "reiteración delictiva" por el ideario soberanista que mantiene apuntando incluso el delito de rebelión. No le sirvió al número dos de Junts per Catalunya apuntar: "Voy a mantener la misma opinión, equivocada o no. Creo en la independencia pero en un espacio y una salida dialogada y de debate en un encaje y necesariamente en un entorno institucional. No solo español, también europeo. No hay margen para otro escenario. (...) Es evidente que ningún interno quiere estar lejos de su familia y sus hijos. Pero es muy importante dar ese margen de confianza que se naturalice una situación tras las elecciones", afirmó admitiendo que la tensión en otoño fue elevada pero que se ha tendido ya a la normalidad.

En su larga de declaración, de más dos horas, Sànchez sostiene que en la agenda política del Parlament ya ha desaparecido "el hilo de la unilateralidad" por parte de las fuerzas políticas que concurrieron a las elecciones del 21 de diciembre. "Lo he constatado con conversaciones y con el programa electoral. No voy a entrar en esas dinámicas", sostuvo recordando, a preguntas de sus letrados, que nunca ha defendido ese camino. Paralelamente, apunta que el 27 de octubre, la víspera de la declaración de la independencia, sugirió a Carles Puigdemont -estaba en prisión y lo hizo a través de un intermediario- que convocara elecciones. "Yo estaba en prisión y mi opinión es la de siempre", dice que les transmitió. "Se hubieran hecho con otro mecanismo menos traumático como acabó sucediendo. Esa era mi opinión y quien me la pedía ya la conocía".

"Mi error fue pensar que el Estado actuaría como el 9-N"

Jordi Sànchez admitió en el interrogatorio que cometió el error de pensar que el Estado actuaría en el referéndum del 1 de octubre como el 9-N ya que no iba a tener un valor jurídico porque había sido anulado previamente por el Tribunal Constitucional. Su argumento lo ancla en que mantuvo conversaciones con representantes de Gobierno de España -se refiere a Enric Millo- de los que se desprendió que no iban a abortar la consulta con violencia. "Mi error fue pensar", afirmó, "que como ya sucedió el 9-N habría una prohibición, que haría que ese acto definido como referéndum no tendría consecuencias legales y que habría una acción proporcionada, oportunidad de los cuerpos y fuerzas de seguridad que garantizarían que no habrías incidentes".

El epicentro del interrogatorio son los hechos ocurridos el 20 de septiembre cuando más de 40.000 personas, según la Guarda Urbana, participaron en la concentración ante el Departamento de Economía de la Generalitat, donde la comitiva judicial estaba realizando un registro. A preguntas de su letrado, Sánchez, que recordó que multitud de instituciones y entidades se sumaron a la convocatoria, afirmó que la movilización fue mayoritariamente pacífica salvo un grupo reducido que se negó a marcharse. Por ello, negó que hubiera violencia pero sí "actos vandálicos" impropios -que condenó esa misma noche- y alejados de las manifestaciones festivas que han distinguido a la ANC.

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No pareció ser esa la visión del fiscal que le espetó si no era consciente de que siete coches de la Guardia Civil sufrieron daños y que la comitiva judicial no pudo salir de las dependencias hasta la madrugada. Tras apuntar que solo tenía conciencia de dos coches con daños y que ignoró en ese momento los problemas de la comitiva, Sànchez relató que se esforzó para desconvocar la movilización desde que un guardia civil le comunicó que había armas en los coches y que se subió al coche patrulla porque era la única forma que tenían de intentar desmovilizar a los ciudadanos. "No tenía ninguna voluntad de menospreciar a la Guardia Civil sino de dirigirnos a las personas que se mantenían pese a nuestra petición de que se fueran a casa. Y no tuvimos mejor ocurrencia, una mala ocurrencia, no lo niego. No tuvimos mejor idea que dirigirnos a ellos desde el único sitio que teníamos", alegó. "Fuimos ingenuos (...) Pero de ahí no se puede desprender que nuestra voluntad era dañar los vehículos, obstaculizar la justicia y mucho menos buscar un estado de confrontación y de caos absoluto para hacer caer absoluto para hacer caer a las instituciones del Estado”.

El juez intervino varias veces en el interrogatorio y le replicó a Sànchez que esa misma noche convocó nuevas movilizaciones ante el Palacio de Justicia. El detenido aclara que quisieron acudir a la plaza de Cataluña pero que el gerente municipal les avisó de que era imposible porque el espacio estaba ocupado por los preparativos de las fiestas de la Mercé. Por ello, acudieron ante el Paseo Lluis Companys, donde está el Palacio de Justicia, pero no iban a acudir los detenidos. El magistrado también insinúa su intención de apuntalar el delito de rebelión cuando le explica que Josep Maria Jové, número dos de Oriol Junqueras, menciona, en una conversación telefónica mantenida el 7 de agosto con el empresario Oriol Solé, que tienen que hablar de "una serie de cuestiones para reunirse con los Jordis". Sánchez había contestado minutos antes, a preguntas del fiscal, que solo se reunió una vez con Jové, en enero de 2016, cuando las entidades soberanistas urgieron a los partidos a desbloquear la investidura de Artur Mas tras las elecciones del 27 de enero de 2015.

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