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“Está mal visto subvencionar el cine, como si fuera una cosa de vagos”

Carlos Marques-Marcet, prepara su tercer filme, tras dirigir ‘Tierra firme’, premio Gaudí al mejor filme en lengua no catalana

Blanca Cia
El director de cine Maques-Marcet.
El director de cine Maques-Marcet.Joan Sánchez

Su primer contacto con los rodajes fue por el escalón más bajo, fue vallero. Es decir, el que ponía las vallas para reservar el espacio en la calle y que nadie aparcara. Fue la fórmula que le permitía ganar algo de dinero, estudiar la carrera de Comunicación Audiovisual en la Pompeu Fabra y pasar las tardes en la Filmoteca. Precisamente esas sesiones y el programa de televisión Qué grande es el cine, de José Luis Garci, fueron determinantes para Carlos Marques-Marcet (Barcelona, 1983) que el pasado domingo ganó el premio Gaudí a la mejor película en lengua no catalana con Tierra Firme. El segundo después del cosechado con 10.000 kilómetros en 2015 que también le valió el Goya al mejor director novel. De aquel primer empleo recuerda la rabia que sentía por la jerarquía del sistema: “era como la escoria de la escoria, especialmente en los rodajes de publicidad. Aunque hubo muchos de cine. Por ejemplo, trabajé de vallero en Mar Adentro en las localizaciones del Hospital del Mar y Correos. Luego, con el tiempo, he entendido que la jerarquía es necesaria porque te das cuenta de que es una cuestión de orden. Lo malo es que algunos lo confunden con estatus”.

Tierra Firme es la historia de una pareja de lesbianas, que interpretan las actrices Natalia Tena y Oona Chaplin, que entra en crisis al afrontar el embarazo junto David Verdaguer –que ganó por esa interpretación el Gaudí al mejor actor masculino- que tiene un doble rol: donante y amigo. Se rodó en una embarcación en los canales de Londres. Tena, que junto con Verdaguer protagonizó 10.000 kilómetros, vivía en un barco en Londres, como cerca de 10.000 personas más. Un estilo de vida nómada -obligado porque la normativa les conmina a cambiar de ubicación cada dos semanas para evitar pagar una tasa- que le iba muy bien a Marques: “Se ajustaba a la idea de precariedad que quería reflejar en la historia”. Aunque reconoce que tuvo su complejidad rodar en los canales. Ahora ya está rodando en Barcelona su tercera película –en catalán- que, en cierto sentido, es la continuación de Tierra Firme. Repite con Verdaguer en el papel de un futuro padre –situación real- con su pareja, la actriz María Rodríguez, con la que esperan un hijo: “es el proceso del embarazo. Se podría decir que es una trilogía en torno al mundo de la pareja y el de las relaciones”.

Después de estudiar en la Pompeu Fabra empezó a trabajar como montador en televisión pero interrumpió ese inicio para hacer un máster de dirección en la universidad de UCLA en Los Ángeles. “En ese momento sí que tenía claro que me quería dedicar a esta profesión porque ya había hecho varios cortos que no me fueron mal”, explica. Marques es uno de los directores de la nueva generación que tiene una visión bastante realista de lo que ha ocurrido en los últimos años: “A veces te das cuentas de golpe. En las fotos de los Gaudí del domingo me fijé que había muchos amigos de mi generación, montadores, técnicos, productores. Creo que se ha producido un relevo generacional que más que relevo ha sido un salto. La crisis económica ha hecho una criba importante de gente. Muchos han tenido que buscar otras salidas, como la publicidad o dar clases. Y los jóvenes ya estábamos acostumbrados a la precariedad y somos los que hemos aguantado ahí. Ha sido una selección un poco injusta”. 10.000 kilómetros costó 250.000 euros, Tierra Firme sobre el millón y medio, sobre todo por la complejidad del rodaje en Londres.

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Moderadamente optimista, no se queja de su situación –sus proyectos siempre han contado con ayudas públicas- aunque es crítico con los pocos recursos que se abocan: “Vivimos un sistema en el que prácticamente todo está subvencionado como la agricultura o la fabricación de los coches. Da la sensación de que está mal visto subvencionar el cine, como si fuera una cosa de vagos. Sobre todo cuando está demostrado que por cada euro que se invierte en el cine, el estado recauda mucho más. Parece una campaña de ciertos sectores contra el cine, es un problema intrínseco de la derecha en España porque la francesa o la de Estados Unidos es mucho más lista. Aquí no entienden que es una cuestión de identidad propia”. De otras identidades, como la catalana o la española y del proceso independentista “mejor” dice no hablar: “necesitaría mucho espacio para expresar lo que siento”.

Cree que hay mucho cine que no puede acceder al sistema de ayudas porque gran parte de ellas son acaparadas por las películas de las grandes cadenas privadas, Tele 5 y Antena 3: “El cine tiene que ser diverso. Se afirma que el cine es cultura pero lo cierto es que el 80% de las ayudas van al cine comercial y yo entiendo que habría que encontrar un cierto equilibrio”. Así las cosas el funcionamiento en festivales y el boca oreja son las expectativas de una creatividad diferente. Marques inicia ahora con Tierra Firme su paso por los festivales internacionales, como el de Roterdam, el de Austin y Guadalajara: “es mejor hacerlo al revés, primero los festivales y luego el estreno en los cines, pero tuvimos que llevarla a la pantalla en noviembre pasado por una cuestión de contratos que obligaban a hacerlo antes de que acabara 2017”. Lo cierto es que Tierra Firme no ha estado mucho tiempo en cartelera aunque su director confía en que ahora, tras el Gaudí, tenga una segunda vida.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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