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La Unión Europea retoma el interés por el gasoducto transpirenaico

El viernes hubo una reunión en Bruselas donde se abordó el Midcat, cuyas principales reticencias están en Francia

Marc Rovira
Uno de los tramos donde está construido el gasoducto, en Castellar del Vallès.
Uno de los tramos donde está construido el gasoducto, en Castellar del Vallès.Cristóbal Castro

El Midcat, el proyecto de gasoducto para interconectar España con Francia y bombear gas argelino al corazón de Europa, despierta de su letargo. La Comisión Europea fue escenario este viernes de una reunión para abordar la posible reactivación de una infraestructura que está incluida en el listado de proyectos de interés común europeo. La conexión transpirenaica permitiría abastecer el sur y el centro de Europa con gas africano y rompería la dependencia actual del suministro ruso. El proyecto no está exento de críticas ni de controversia ambiental en el territorio que cruza.

La revitalización del gasoducto transfronterizo es un asunto que se aborda con prudencia desde todas las partes implicadas y cuando en Cataluña todavía se recuerda la batalla de la MAT (la línea de muy alta tensión en Girona) y la desconfianza que generó el proyecto Castor, al sur de Tarragona.

Las obras del gasoducto supondrían rescatar el trecho de tubería que fue instalada en 2011, y que permanece improductiva a la altura de Hostalric (La Selva), y empalmarla con el otro lado de los Pirineos. Son algo más de cien kilómetros en línea recta. Aquella primera fase quedó parada tras un súbito desinterés francés por la conexión. Todas las fuentes consultadas coinciden en que el Midcat es un asunto “sensible” porque genera un impacto medioambiental evidente.

Barcelona acogerá en septiembre la feria Gastech

Barcelona acogerá el próximo mes de septiembre la feria y conferencia Gastech, la más importante del mundo del sector del gas, que se ha celebrado en sus tres últimas ediciones en Asia, según Fira de Barcelona. El evento regresará a Europa para celebrar su 30ª edición y tendrá lugar en el recinto de la Gran Via. Este evento bienal prevé reunir a 600 expositores y más de 20.000 profesionales. En su edición española contará con la colaboración de Sedigas y del consorcio español formado por compañías como Enagás, Gas Natural Fenosa y Repsol.

La capital catalana congregará a la industria del gas natural y gas natural licuado (GNL) mundial. En 2018 se celebrará el 45º aniversario de la creación del evento en 1972, y la organización ha elegido Barcelona por sus infraestructuras congresuales, turísticas y de transporte, además de sus atractivos gastronómicos y culturales y su posicionamiento en el negocio del gas.

Incluso Enagás, la principal transportista de gas natural y la empresa que se encargaría de gestionar el alargamiento de la tubería, evita pronunciarse oficialmente sobre el interés que pueda tener en la operación. Se limita a poner de relieve que está a expensas de lo que decidan los representantes políticos.

De hecho, a pesar de que todavía no hay luz verde para empezar a cavar zanjas, la Diputación de Girona aprobó la semana pasada una moción de la CUP para rechazar la obra. No hubo ningún voto en contra. Ni siquiera el PDeCat mostró complicidades con el gaseoducto, y eso que, en tiempos de la presidencia de Artur Mas, el departamento de Empresa redactó un informe que tildaba al Midcat de “infraestructura indispensable”. Josep Canós, entonces director general de Energía y actual decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña, no ha atendido el requerimiento de este diario para tratar la cuestión.

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Càrol Coll, de la Asociación de Naturalistas de Girona, destaca que la tubería para transportar el gas hacia Francia mide noventa centímetros de diámetro y exige un soterramiento a sesenta centímetros de profundidad. “Las obras comportan abrir una rasa de 30 metros de ancho”, añade. Los ecologistas señalan que de esta envergadura fueron las obras para entubar tramo entre Martorell (Baix Llobregat) y Hostalric.

La Asociación de Naturalistas de Girona convenció a la CUP para que presentase la moción en la Diputación, y otra en el Ayuntamiento de Girona, alegando que la reactivación de la obra está a la vuelta de la esquina. Càrol Coll admite que no tienen ninguna confirmación oficial de sus temores, pero lo achaca a la “falta de transparencia” que rodea al proyecto.

La Comisión Europea ha confirmado a este diario que el pasado viernes se celebró en Bruselas una reunión para abordar el Midcat. Se convocó lo que se conoce como Grupo de Alto Nivel para las conexiones energéticas en Europa. Técnicos de los gobiernos de España, Francia y Portugal compartieron mesa con representantes de las empresas gasistas y con expertos en materia de energía para analizar la posibilidad de retomar el proyecto de la infraestructura gasística transpirenaica.

Desde que en marzo de 2015 se firmara en Moncloa la Declaración de Madrid hay una buena sintonía entre España, Portugal y Francia para desarrollar las interconexiones energéticas. En aquel encuentro, José Manuel Soria, entonces ministro de Industria, aseguró que el gaseoducto sería una realidad en 2020. El hecho de que la Unión Europea vea con buenos ojos el MidCat, su inclusión en el listado de los Proyectos de Interés Común despeja dudas, y la prisa por dejar de depender del gas de la voluble Rusia, bendicen el proyecto.

Las principales reticencias vienen del lado francés y de las posiciones enfrentadas que mantienen TIGF y GRTgaz. La transportista TIGF se encargaría de conectar con Enagas y de alargar el tubo unos 120 kilómetros hasta Barbaira, cerca de Carcassone.

GRTgaz es la filial de Engie, antigua Gaz de France, y duda de los efectos que pueda tener sobre su negocio la inyección al mercado de gas africano de alta calidad. Fuentes de la negociación aseguran que, sin tener asegurada la penetración en Francia, el gaseoducto no avanzará ni un metro. O todo, o nada.

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