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El ‘Hivernacle’ de Ciutadella, en estado de ruina

La empresa que debía reformar el edificio entró en quiebra y lo dejó inacabado

Alfonso L. Congostrina
El edificio está muy dañado tras más de un siglo de su construcción
El edificio está muy dañado tras más de un siglo de su construcciónJoan Sánchez

El Hivernacle del Parque de la Ciutadella de Barcelona saluda al visitante con un cartel que informa que fue construido en 1884 para formar parte de los edificios que mostraron la ciudad al mundo en la Exposición Universal de 1888. El mismo cartel admite: “El paso de los años fue restando belleza a la estructura”. Hoy, el Hivernacle sigue en pie, pero en condiciones deplorables. Abandonado, con solo unos pocos cristales sin quebrar y lleno de basura. Una parte de la estructura la utiliza un grupo de indigentes para dormir hasta que, cada mañana, la Guardia Urbana de Barcelona les obliga a abandonar el que fuera uno de los espacios más hermosos de la histórica Exposición Universal.

En diciembre de 2015, varios operarios accedieron al edificio del Hivernacle del parque de la Ciutadella con un objetivo claro: recuperar el esplendor que la construcción había perdido en más de un siglo de existencia. Y eso pese a las remodelaciones parciales realizadas por el Consistorio en 1985 y 1995.

En vísperas de navidades de 2015, los ficus y las palmeras fueron envueltos en mallas y los obreros comenzaron a tratar los revestimientos interiores, la maderas y los vidrios afeados por el paso de los años. En principio, la duración de la reforma no debía haberse alargado más de ocho meses y en julio de 2016, después de que el Consistorio hubiera desembolsado 802.971,57 euros, la ciudad debía recuperar el edificio.

Los operarios comenzaron a trabajar en las tres naves del edificio —la nave Picasso, la nave central y la nave magnolias— pero al cabo de unas semanas desaparecieron del lugar. Hoy el estado en que se encuentra el edificio es incluso peor que antes de la restauración. Una portavoz del Consistorio informa de que la empresa que realizaba la reforma entró en quiebra. Acumuló problemas y al final el Consistorio tuvo que rescindirle el contrato. En junio de 2016 se iniciaron los trámites de una nueva adjudicación y la burocracia hizo el resto.

El Hivernacle sigue ahí como un juguete roto del pasado. Además, desde el Consistorio aseguran que la empresa que inició la restauración detectó importantes “patologías en la estructura interna de hierro del edificio causadas por los bajantes de agua empotrados”. Un percance que ha obligado a redefinir, de nuevo, el proyecto ejecutivo de rehabilitación. Actualmente, en la nave central duermen cinco indigentes casi a diario. Saltan las verjas de la construcción y colocan sacos de dormir entre unos cartones. Durante el día, sobreviven recogiendo chatarra. “Nos metemos aquí para protegernos un poco del frío”, asegura un joven subshariano. El pasado viernes, tres agentes de la Guardia Urbana de Barcelona fueron a despertarles. “Nos echan cada mañana y hay días en que los Mossos d’Esquadra no nos dejan meternos por la noche dentro del parque”, informa otro de los indigentes, sin saber que los agentes de la policía catalana blindan la zona la noche antes de que tengan lugar actos políticos de trascendencia en el Parlament.

El edificio del Hivernacle formó parte en la década de los años 20 del siglo XX, junto con el museo de Geología, el de Zoología y el Umbracle del conjunto de edificios que quería transformarse en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona. Hoy la zona esta repleta de miseria y suciedad.

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