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“Me tengo que marchar. Lo he dejado muerto”

Un vecino del conductor acusado de atropellar y matar a una joven escuchó dos conversaciones que dieron la clave para detenerlo cuando intentaba huir de España

Parada de autobús del Km 3,800 de la M-117 en la que una joven fue atropellada mortalmente.Foto: atlas | Vídeo: KIKE PARA / ATLAS
F. Javier Barroso
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Un conductor atropella a una joven en Fuente el Saz y huye sin ayudarla

Justo cuando el avión estaba en la cabecera de la pista, a punto de despegar con destino a Argentina. Así detuvieron los agentes de la Policía Nacional del aeropuerto de Madrid-Barajas la noche del lunes a Francisco S. R. G., el conductor que supuestamente atropelló mortalmente a una joven estudiante de 17 años en Fuente el Saz del Jarama y huyó sin prestarle ninguna ayuda. Este paraguayo de 53 años y vecino de Pozuelo de Alarcón hizo precipitadamente su equipaje para huir y no ser arrestado.

El atropello se produjo alrededor de las 7.30 del lunes en el kilómetro 3,800 de la M-117 (Fuente el Saz del Jarama-El Casar, Guadalajara). La joven había salido de una urbanización cercana y se dirigía a la parada del autobús para ir al instituto. Un vehículo la arrolló. La joven quedó tirada en la cuneta y su cuerpo no fue descubierto hasta las 9.40. A esa hora, un conductor que pasaba por la zona avisó al teléfono de emergencias 112. Cuando llegaron los facultativos de una UVI móvil del Summa, solo pudieron certificar la muerte. La muchacha había fallecido en el acto como consecuencia del brutal choque.

La Guardia Civil pensó que se podía tratar de un homicidio doloso, pero pronto se dio cuenta de que la joven había sido víctima de un atropello. Por ello se hicieron cargo de las pesquisas los agentes del destacamento de Buitrago de Lozoya y del Grupo de Investigación de Accidentes de Tráfico (GIAT). Estos empezaron a recopilar datos y vestigios en el lugar del accidente.

Las investigaciones dieron un vuelco en cuestión de minutos gracias a la colaboración ciudadana. Un hombre, también de nacionalidad paraguaya, que estaba con su madre en la avenida de Majadahonda, en Pozuelo de Alarcón, bajó a fumar a la calle. Mientras estaba con su cigarrillo, escuchó cómo un hombre con un acento similar al suyo mantenía una conversación cerca de él. Como estaba llorando, le llamó la atención y se quedó escuchando. Esa curiosidad fue el principio de la detención de Francisco S. R. G.

El hombre que lloraba no paraba de decir “lo he atropellado”, ya que entonces pensaba que la víctima era un hombre en lugar de una joven. También decía: “Ha sido cerca de la parada”, “el parabrisas está roto” y “he dejado el coche junto al trabajo”. “Cuando he pasado, he visto a la Guardia Civil y a los bomberos, y ya estaba muerto”, confesaba a su interlocutor. Este se marchó al poco y el supuesto autor hizo una llamada desde su teléfono móvil. Siguió hablando del atropello. “Lo he dejado muerto. Me tengo que ir. Tengo que coger un avión ya a donde sea”, afirmó.

El vecino que había bajado a fumar el cigarrillo subió a la carrera a su casa y consultó en Internet los atropellos que se habían producido ese día en Madrid. A la primera le salió el de la joven de Fuente el Saz. Sin dudarlo, acudió a la comisaría de la Policía Nacional de Pozuelo y denunció ante los agentes lo que acababa de oír. Eran sobre las ocho de la noche.

Los policías acudieron de inmediato a su domicilio y empezaron a preguntar por el posible autor del homicidio. El denunciante les dio un detalle clave: “Debe de ser argentino, uruguayo o paraguayo, porque tiene el mismo acento que yo”. Los agentes comprobaron los buzones ayudados por este hombre y llegaron hasta la vivienda de Francisco S. R. G. Cuando llamaron, les abrió la puerta una joven: la sobrina del supuesto autor. Esta reconoció que su tío había hecho “de manera precipitada” el equipaje y que se había marchado de casa.

Los agentes iban contrarreloj, porque en cualquier momento podía subirse a un avión y abandonar el país. Por ello, se pusieron en contacto por teléfono con la comisaría del aeropuerto para que comprobaran las listas de pasajeros de los próximos vuelos, en especial, los de Latinoamérica. Y hubo suerte. En el vuelo de Air Europa de las 23.55 con destino a Buenos Aires (Argentina) estaba el pasajero Francisco S. R. G. Y ahí corrieron los agentes. Avisaron a la torre de control del aeropuerto y pidieron que detuviera la aeronave. Los policías salieron a toda velocidad en los coches patrulla y lo detuvieron justo estaba a punto de despegar.

Fue arrestado acusado de homicidio por imprudencia en concurso con un delito contra la seguridad vial y por omisión del deber de socorro. Ayer se encontraba en la comisaría del aeropuerto pendiente de pasar a disposición judicial. El detenido carece de antecedentes policiales, según fuentes de la Guardia Civil.

Los vecinos de Francisco S. R. G. se quedaron sorprendidos ayer con su detención. Reside desde hace unos cuatro años en una vivienda alquilada, dentro de una corrala típica de pueblo. “Creo que atropelló a la muchacha y que salió corriendo por miedo. No se lo ha pensado y por eso se marchaba fuera”, justificaba una vecina. Siempre aparcaba su Mercedes verde en un pequeño recoveco delante de su casa.

El velatorio de la joven se celebró ayer en el tanatorio de Parcesa, en Alcobendas, donde hoy está previsto que sea enterrada. El Mercedes del arrestado fue hallado a la altura del número 353 de la calle del Río Tajuña de la localidad de El Casar (Guadalajara) y trasladado a la Comandancia de Madrid, en Tres Cantos.

La Guardia Civil inspecciona el coche en busca de ADN

Los especialistas del Grupo de Investigación de Accidentes de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil trasladaron el Mercedes E 230 verde propiedad de Francisco S. R. G. a las dependencias del cuerpo en la Comandancia de Madrid, en Tres Cantos. Estos agentes aislaron el vehículo e impidieron que nadie ajeno a la investigación se acercara a él para no contaminar los posibles vestigios. Su trabajo consistió en recoger muestras de ADN que hubiera dejado la menor al chocar contra el vehículo.

Por ello, comprobaron si había restos de sangre, pelos o piel en el capó, en el parabrisas o en el techo. El Mercedes presentaba dos fuertes golpes en la parte delante derecha como consecuencia del atropello. El turismo también perdió en el choque el retrovisor derecho. Fue una de las pruebas recogidas por la Guardia Civil en el lugar del accidente y que ya había sido analizada junto al fabricante alemán para determinar de qué modelo y año de fabricación se trataba y poder detener al autor.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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