Música para el canto a la vida de Stefan Zweig
Silvia Marsó e Ignacio García suben a escena ‘24 horas en la vida de una mujer’, el relato del autor austriaco
En solo un día la señora C vive toda una vida, la que no había vivido hasta entonces. Viuda y con los hijos ya mayores y alejados, la señora C, una aristócrata de vida apacible y burguesa, se enfrenta al dilema de elegir entre la felicidad y la moral. Y elige libremente la felicidad. Son 24 horas que marcarán el resto de su existencia. Este canto a la libertad, que resuena en 24 horas en la existencia de una mujer, la obra del intelectual austriaco Stefan Zweig, llega al Teatro la Abadía en forma de musical de cámara. Silvia Marsó, como intérprete y alma de este espectáculo, e Ignacio García, como director, ponen en escena esta profunda reflexión sobre el ser humano y lo que vive y siente de verdad, sobre los condicionantes a los que se enfrenta en la sociedad, ya sea la moral, la familia, la religión o la política. Antes incluso de su estreno en Madrid, 24 horas en la existencia de una mujer, un montaje que se ha visto fuera de la capital, ha prorrogado sus representaciones hasta el 7 de enero, ante la acogida de público.
¿Estaré a tiempo de vivir la vida como yo querría? La actriz Silvia Marsó (Barcelona, 1964) se queda con esta pregunta que resume el latido que transita a lo largo del relato de Zweig, del que este año se ha cumplido el 75 aniversario de su muerte en Brasil, cuando tomó la decisión de suicidarse junto a su mujer Lotte. “Lo que más me emociona de 24 horas en la existencia de una mujer es esa profunda reflexión sobre lo que hacemos los seres humanos con nuestra vida, si la estamos viviendo como de verdad querríamos, hasta qué punto somos libres. Son preguntas que surgen al terminar de leer la novela, todo un canto a la libertad individual”, asegura Marsó, que vivirá sobre el escenario, con palabras y música, la apasionada historia de amor de la señora C. en el casino de Montecarlo, cuando se encuentra con un joven ludópata que lo ha perdido todo y que busca el suicidio. “En una situación límite y desesperada, es el destino la que la enfrenta con algo desconocido y le hace tomar por primera vez las riendas de su vida. Es entonces cuando se da cuenta de que puede ser libre, tomar decisiones y, sobre todo, cuestionar la moral en la que ha vivido hasta entonces. Es una heroína sin quererlo ser”, resalta la actriz. En el espectáculo, adaptación del montaje francés de Christine Khandjian y Stéphane Ly-Coung, con música original del compositor ruso Sergei Dreznin, Silvia Marsó está acompañada por Felipe Ansola y Víctor Masán (o Germán Torres) junto a un trio clásico musical de piano, violín y violonchelo.
Ignacio García (Madrid, 1977), nuevo director del Festival de Teatro Clásico de Almagro, pone el acento en el tiempo. “Lo importante no son las 24 horas, sino que es el tiempo en el que de verdad ella ha elegido y ha sido honesta consigo mismo. En esas horas ha sido lo que quería ser y han modificado el modo de ver el mundo para el resto de su vida. Stefan Zweig, que vivió en sus propias carnes esa búsqueda de libertad, hace una férrea defensa del individuo capaz de tomar decisiones y de responsabilizarse de esos hechos. La señora C va a sufrir los golpes de una sociedad moralizante, pero aun así le vale la pena, porque está decidiendo libremente quien quiere ser, con quien quiere estar y qué quiere vivir”.
Y lo que quiere vivir la señora C se hace realidad en una habitación de hotel junto al joven ludópata. Será una noche de sexo desenfrenado y de placer como quizás jamás nunca han tenido ninguno de los dos, pero también se vivirá una especie de epifanía y revelación espiritual y mística, en el que ella descubrirá el sentido de todo. Noche y día, 24 horas en las que la música acompaña y potencia los sentimientos, las dudas, los cambios, los matices y las convulsiones que viven los personajes de esta historia.
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