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Don Quijote y un ‘cowboy’, de protesta por la Rambla

Las estatuas humanas de La Rambla amenazan a Colau con dejar de pagar la tasa para trabajar por la reforma de la vía

Alfonso L. Congostrina
Una de las estatuas protestando en el centro del paseo
Una de las estatuas protestando en el centro del paseoCristóbal Castro

Don Quijote y un cowboy se plantaron la mañana ayer en mitad de La Rambla de Barcelona, justo en el mosaico de Joan Miró. Al ingenioso hidalgo lo encarnaba Walter San Joaquín —el presidente de la Asociación República Estatuas Humanas Rambla de Barcelona— y junto a él, el papel de escudero reconvertido en pistolero del oeste lo interpretaban Luis Alberto Silva, la estatua más experimentada de Barcelona, que lleva dos décadas como artista callejero. San Joaquín y Alberto de Silva no pretendían ayer recaudar propinas, sino denunciar que el proyecto encargado por el Ayuntamiento a la arquitecta y exconcejal de Ciutat Vella, Itziar González, para remodelar La Rambla va a significar —a juicio de los artistas— la privatización del paseo más popular de la capital catalana.

Las protestas de las estatuas humanas de Barcelona vienen de lejos. En 2012 una orden de gobierno del exalcalde Xavier Trias desterró a los artistas urbanos a la parte baja de La Rambla. Con la entrada de Colau, las estatuas aspiraban a poder trabajar a lo largo de todo el paseo, pero BComú decidió mantenerles en La Rambla de Santa Mònica.

El Consistorio de Trias seleccionó 27 estatuas humanas y las obligó a dividirse en turnos de mañana y tarde. Les exigió tributar como autónomos y a abonar una tasa anual de 189 euros. El número de artistas ha ido reduciéndose con el tiempo. “En realidad allí no cabemos más de cinco artistas”, denunciaba ayer San Joaquim.

Pese a que quedan poco más de una decena de estatuas, no están demasiado unidas. Algunos se han constituido en la Asociación República Estatuas Humanas Rambla de Barcelona que protagonizó la protesta de ayer. El cowboy, pintado totalmente de dorado, lució un cartel con un mensaje que rezaba: “No a la privatización de la Rambla”. Don Quijote mostraba otro exigiendo que se respetara el “artículo 20 de la Constitución”.

La entidad registró la semana pasada en el Ayuntamiento una misiva dirigida a la alcaldesa Ada Colau en la que denunciaban que el gobierno municipal no estaba escuchando a los artistas. San Joaquín aseguró: “La normativa de Trias vulnera el artículo 20 de la Constitución que nos otorga el derecho a la libertad de expresión. CiU inventó un impuesto de tasas de vía pública para los artistas de calle. Cometieron una irregularidad a sabiendas de que la Seguridad Social y Hacienda no admiten darse de alta en el epígrafe artista de calle por ser un acto voluntario. Las estatuas compartimos la actividad creativa, fomentamos las relaciones y conexiones entre ciudadanos”. Casi una decena de artistas firmaron un documento en el que avisaban a Colau que dejaban de pagar el “impuesto”.

Los artistas cuestionan que Itziar González, exconcejal del distrito, revierta la situación en la que se encuentran con la remodelación del paseo.

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Una portavoz del Consistorio aseguró ayer que se está trabajando para redactar una nueva normativa y un nuevo concurso que ha de regular la actividad de las estatuas en La Rambla. Pese a ello, el equipo de Colau no prevé cambiar de ubicación a los artistas ya que en la zona actual “se evitan aglomeraciones” y problemas de movilidad. El equipo de gobierno ha mantenido diversas reuniones con las estatuas humanas pero, apuntan que la normativa una vez redactada “se someterá a un periodo de exposición”. El Consistorio se justifica recordando que tiene la obligación de “velar por una explotación económica del espacio público equilibrada y La Rambla es una vía muy solicitada por diferentes colectivos”.

Después de algo más de una hora trabajando de forma gratuita haciéndose fotos con turistas que no entendían que reivindicaban en los carteles, Walter San Joaquín y Luis Alberto Silva, recogieron sus bártulos y dieron la protesta por acabada. “Por lo menos, la urbana no nos ha dicho nada”, se felicitó San Joaquín.

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