_
_
_
_
_

El destierro de las estatuas humanas

Los artistas y los comerciantes reivindican que los figurantes trabajen a lo largo de la Rambla pero el Consistorio de Colau se niega

Alfonso L. Congostrina
Dos turistas se hacen una foto con una estatua humana.
Dos turistas se hacen una foto con una estatua humana.Albert Garcia

Don Quijote, Cristóbal Colón, John Lennon, un cowboy y algún que otro monstruo han levantado la voz en contra de una orden del gobierno del exalcalde Trias que mantiene desterradas, desde 2012, a las estatuas humanas en la parte baja de la Rambla de Barcelona. Con la entrada de Colau en el Consistorio, los personajes aspiraban a volver a asentarse a lo largo de todo el paseo. No será así. BComú no les salvará del destierro en Santa Mònica. Un lugar al que Cristóbal Colón (Josep Cardona) ha bautizado como: “El campo de concentración de estatuas”.

En junio de 2012 el Ayuntamiento convergente seleccionó a 27 estatuas humanas y las obligó a trabajar en Santa Mónica, en turnos de mañana y tarde. Debían tributar como autónomos y abonar una tasa anual de 189 euros.

“Nos estamos cayendo al mar, en el extremo más inhóspito de la Rambla, amontonados en una zona muerta. Somos quince estatuas donde sólo caben cinco”, critica Don Quijote. El personaje cervantino lo encarna Walter San Joaquín el presidente de la Asociación República Estatuas Humanas Rambla de Barcelona. “Venden al mundo que la Rambla es el epicentro de una bohemia que han matado. Nuestro trabajo debería ser reconocido como patrimonio cultural inmaterial pero las políticas van encaminadas a privatizar la Rambla”, lamenta.

El decano de las esculturas humanas de la Rambla —lleva 18 años trabajando— es Luis Alberto Silva, el mítico cowboy. “Entre 2006 y 2010 se disparó el número de artistas en la Rambla, llegamos a ser 120. Algunos eran grupos mafiosos con hasta siete personas a su cargo a los que disfrazaban de Bart Simpson o Mickey Mouse. Incluso estaban aliados con carteristas”. Las malas praxis hicieron tomar cartas en el asunto al Ayuntamiento. “La primera regulación es en el año 2007, el Consistorio marcó varios puntos a lo largo de la Rambla para trabajar”, recuerda Silva. “Había peleas a diario”. Posteriormente “se distribuyó a las estatuas entre plaza Cataluña y la plaza Real”. Poco después, CiU los trasladó a la zona de Santa Mònica. Allí siguen. “La convivencia entre estatuas es pésima. No nos ganamos la vida, de 30 artistas quedamos 17 en dos turnos en un lugar donde no caben más de cinco”.

John Lenon (Charlie) es claro: “Barcelona no respeta a sus artistas, nadie se acuerda ya del Maradona de la Rambla…”.

Fermín Villar, uno de los vocales de la Asociación de Amigos, Vecinos y Comerciantes de la Rambla, asegura que la mayoría de sus asociados “quieren que las estatuas estén a lo largo del paseo, la Rambla es un escaparate continuo y echamos en falta a los artistas en la calle”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Villar es claro: “Si desertizas el paseo de Gràcia te queda un museo. La Rambla tiene edificios muy hermosos, pero la gente viene para ver qué cosas pasan allí”. La asociación cree que lo idóneo sería que diferentes colectivos pudieran promocionarse en la Rambla e ir variando sus espectáculos.

El Ayuntamiento desarrollará una nueva normativa y concurso de estatuas humanas porque el actual se encuentra en proceso de prórroga. Aun así, el gobierno de Colau está dispuesto a revisar todo menos el emplazamiento en Santa Mònica.

Cristóbal Colón y sus compañeros seguirán trabajando en la parte baja de la Rambla, en su zona de destierro. El famoso descubridor sigue señalando pero no consigue apuntar al camino que les permita escapar de Santa Mónica.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_