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De Embajadores al mundo

El grupo Camellos homenajea a su barrio al titular con su nombre su debut, un catálogo de mordaz punk-pop

Los integrantes del grupo Camellos, que acaban de sacar su primer disco titulado 'Embajadores'.
Los integrantes del grupo Camellos, que acaban de sacar su primer disco titulado 'Embajadores'.

“Internet, sabiduría en la red… / Creer que ahora soy mucho más importante… / Tener muchos amigos sin verles la cara / Decir mierda ingeniosa sin costarte nada”. Si ha leído esto, al menos conoce una muestra de la tromba de aire fresco que cuatro veinteañeros sin pelos en la lengua aportan a la escena musical madrileña. Juegan a la provocación con el nombre de Camellos y despliegan este sábado en Siroco un álbum de debut bautizado como su barrio. “Embajadores era un título perfecto para representar todo lo que tenía que ver con la banda: residíamos en esa zona y la creación del disco nos pilló haciendo una vida muy activa allí”, concuerdan Frankie Ríos, Fernando Naval (ambos voces y guitarras), Jorge Betrán (batería) y el estadounidense de Kansas City Tommy Dewolfe (bajo), que opta por que se explayen los autóctonos.

El casticismo nominal no debe llevar a engaño: Embajadores (Limbo Starr, 2017) equivale a un compendio de trallazos de punk melódico nada nihilista (ellos lo consideran “pop bien entendido”) con el objetivo puesto en la realidad cotidiana de cualquier urbanita y la mordacidad por bandera. “El hilo conductor es la mala leche que te entra cuando no encuentras sentido a cosas que ves. Las llevamos entonces a imágenes muy absurdas para una letras abiertas a libre interpretación”, resume Frankie. Él y Fer suelen aportar el punto de partida musical, mientras que los textos obedecen más, en palabras de Jorge, a “tormentas de ideas” a partir de un tema sobre el que quieren hablar.

El contrato único, la presunción de inocencia, aversión por el pijerío, una presunta vida sana o las redes sociales pueden convertirse, entre otros muchos ingredientes, en parte de la coctelera. Y sin ahorrarse ironías sobre algunos nombres concretos de la sociedad española. “Aún no tenemos alcance para que la gente se ofenda, pero espero que lleguemos a un punto en el que alguien se sienta con derecho a atacarnos”, admite Fer.

La banda no canta desde una atalaya: “Que conste que nosotros nos metemos en el mismo saco de lo que criticamos, no pretendemos pasar por los listos de los que hay que aprender”, aseguran. Tampoco temen ser confundidos con “los grupos de coña”. Jorge lo deja claro: “Todo el respeto para ellos, pero no pertenecemos a ese género”. Y Fer coge el testigo: “Sabemos que se toma más en serio a bandas que van hablando de Kierkegaard y demás. No pasa nada. Respetamos al público y le suponemos madurez para entender la ironía y que hemos trabajado una idea. No pensamos en que digan: ‘¿estos de qué van’?”

A los cuatro les han agradado un par de carambolas. Una fue presenciar como un colaborador habitual de El Chiringuito, la popular tertulia futbolera televisiva, lucía en el programa camiseta con el nombre de Camellos. “Nos gusta el fútbol e intentamos transmitir naturalidad, por lo que me encaja esa promoción fortuita”, apunta Frankie. Él mismo alude a la otra circunstancia, el que muchos les pregunten por la influencia de Los Nikis, mitos del punk-pop ochentero: “No se nos había ocurrido pero tiene gracia la comparación”. Y todo porque han escrito un tema que se titula como uno de los más famosos de los llamados Ramones de Algete: Ernesto. El símil da para la reflexión: “Sin internet, podía difundirse en su época aquella leyenda urbana, totalmente falsa, sobre su extremismo político. Hoy el misterio al respecto sería impensable”.

Los bolos abundantes de 2017 parecen no faltarles para el año próximo. Eso sí, concentrados en fines de semana. “Vuelves muerto después de actuar el viernes en una ciudad y el sábado en otra. El lunes toca madrugar, somos curritos normales que no podemos vivir de la música”, relatan Jorge y Frankie al alimón. Y el segundo añade: “No trabajar en nada relacionado con ella ahonda el problema del amiguismo, tal y como funcionan, en general, las cosas en España. Aún así somos optimistas”. Lo que no quita para que Camellos aludan al asunto en Puedes contar conmigo: “Trata bien a tus amigos / Sobre todo si son ricos / Si son guapos / Con contactos”.

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En Siroco, una de sus tres salas capitalinas favoritas junto a Moby Dick y El Sol, se escuchará ya alguna canción nueva a la que atribuyen “mayor elaboración musical”. En su barrio han frecuentado en su día, como público, Caracol o Rock Palace. Y reconocen que las tétricas kundas (coches de la droga) que rondan la Glorieta de Embajadores también añaden al título de su disco un significado tan ambiguo como el de su nombre artístico.

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