La juez cita a testificar al jefe de la Guardia Urbana por el asesinato de un agente

La jueza que investiga el asesinato en mayo de Pedro Rodríguez, un agente de la Guardia Urbana de Barcelona, a manos presuntamente de dos compañeros, su expareja, Rosa Peral, y el amante de esta, Albert López, quiere saber cómo funcionaban las cosas en el cuerpo policial. La titular del juzgado de instrucción 8 de Vilanova i la Geltrú  ha citado para el próximo martes, como testigo, al jefe de la Guardia Urbana, Evelio Vázquez, según fuentes del caso.

También está previsto que comparezca ese día la jefa de la Unidad de Deontología y Asuntos Internos (UDAI) de la policía local de Barcelona, y el subinspector jefe de la Unidad de Suport Diürn (USD), donde estaban destinados Rosa Peral y Albert López. Además, la juez escuchará también al subinspector de los Mossos que lleva el caso.

La muerte de Pedro Rodríguez supuso un terremoto en la Guardia Urbana, primero porque fuesen dos policías locales los detenidos por el crimen, y segundo, por las supuestas malas prácticas que rodean el caso. Albert López fue condenado en 2013 por golpear a un vendedor ambulante en la plaza Duque de Medinaceli. Además, había sido denunciado en diversas ocasiones. La víctima, Pedro Rodríguez, también se vio implicado en un caso de abusos policiales, por golpear a un motorista de 18 años en la carretera de la Rabassada, que se saltó un control policial. 

Pero el hecho más grave que ahora está en entredicho es la muerte de un hombre, en una intervención de Rosa Peral y Albert López, en agosto de 2014, en la montaña de Montjuïc, cuando eran pareja y trabajaban en la Unitat de Suport Diürn de la Guardia Urbana. La versión policial que dieron es que el hombre, un supuesto ladrón de 49 años, saltó por voluntad propia por un terraplén con un desnivel de 20 metros, después de acuchillar en la pierna a Rosa Peral. El caso se archivó. Pero ahora, Rosa Peral da una versión distinta de los hechos. Ante la jueza de Vilanova aseguró que Albert López le dijo que él había empujado al hombre porque no soportaba que nadie la tocara ni se acercara a ella. López lo negó todo.