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El secretismo de la votación dificulta las acciones legales

Cuatro diputados de Catalunya Sí que es Pot secudan a los de Junts pel Sí y la CUP

¿Pueden iniciarse acciones penales contra los diputados que este viernes votaron la declaración de independencia de Cataluña? Con el Código Penal en la mano parece que no hay dudas de que sí, pero en cualquier querella que se presente en un juzgado ha de identificarse el delito que se imputa y a los autores que lo pudieran haber cometido y eso no resultará nada fácil después de lo ocurrido ayer en el Parlament.

La explicación no es otra que el hecho de que la votación que declaró la república catalana como un Estado independiente fue secreta y por llamada nominal en urna. Eso hace imposible identificar a la totalidad de los diputados que apoyaron la resolución. El resultado oficial que leyó la presidenta de la Cámara es que se contabilizaron 82 votos, de los que 70 fueron a favor de la independencia, 10 en contra y 2 en blanco.

De esos 82 votos se sabe que siete diputados de Catalunya sí que es Pot votaron en contra porque enseñaron la papeleta antes de introducirla en la urna, pero queda la incógnita de saber qué hicieron los demás.

Se da por hecho que los parlamentarios de Junts pel Sí y la CUP apoyaron la propuesta y que también lo hizo el diputado del grupo mixto y exconsejero de Justicia Germà Gordó, porque así lo anunció, pero se mire como se mire es imposible concretar lo que hizo cada diputado. Junts pel Sí y la CUP tienen 71 escaños que, sumados al de Gordó, serían 72, mientras que los parlamentarios de Catalunya sí que es Pot son 11. Por tanto, alguno de los cuatro que mantuvieron el secreto del voto optaron finalmente por votar en blanco o no y no secundaron a la mayoría independentista.

La petición de que se produjera la votación secreta la realizó el portavoz adjunto de Junts pel Sí, Roger Torrent, antes de que se iniciara, en medio de las protestas de los diputados del PP que aún permanecían en el Hemiciclo y que intentaron que no prosperara la petición con el argumento de que se debía haber solicitado con anterioridad. La aritmética parlamentaria de la mayoría independentista se impuso y se aprobó que se votaría en secreto y en urna.

Junts pel Sí, además, sostenía de manera oficiosa antes de la votación que no se estaba votando la independencia, porque la propuesta contenía esa declaración en el preámbulo. Sin embargo, el grupo reclamó que se leyeran expresamente los apartados donde se hacen esas proclamas. Finalmente, antes de votar, la presidenta Carme Forcadell advirtió: “Votaremos la parte resolutiva”. Las propuestas se votan íntegramente, nunca parcialmente.

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