“El coordinador de parentalidad reducirá el conflicto en los divorcios con hijos”
Es un agente neutro y experto en relaciones y comunicación que ayuda a reducir los contenciosos entre los progenitores separados
El cómic titulado Marta y Pablo tienen que ir al juzgado, editado por la Confederación por el Mejor Interés de la Infancia, relata qué ocurre con los menores cuando sus padres deciden separarse o divorciarse y no se ponen de acuerdo sobre su custodia. "Los niños sufren, se sienten culpables...", apunta Esperanza Casals, presidenta de la Asociación Valenciana de Peritos del Turno de Intervención de Psicología Forense (AVAP del TIPF), que apuesta por introducir una figura nueva en España, el coordinador de parentalidad en los casos de divorcios conflictivos con menores. El coordinador "debe servir como agente neutro y experto en relaciones y comunicación para ayudar a reducir los conflictos interfamiliares y facilitar el derecho de los niños a crecer en un ambiente libre de disputas", sostiene. La AVAP ha sido anfitriona este viernes de una jornada en Valencia donde abogados, jueces, psicólogos y estudiantes debatieron sobre esta nueva medida.
Pregunta. ¿Es muy alta la conflictividad en la separación de parejas con hijos a su cargo?
Respuesta. Sigue habiendo muchas familias con una alta conflictividad cuando los padres deciden separarse o divorciarse, un 20 o 30% del total. Siempre es una situación de crisis y conflicto compleja, incluso cuando hay acuerdos amistosos. No deja de ser una situación dura.
P. Hay un debate abierto en España sobre el tipo de custodia más adecuada, y la compartida gana terreno. Desde su experiencia, ¿qué opina?
R. No se puede generalizar. Antes no estaba la custodia compartida, sino que imperaba preferentemente la materna y ni siempre es la adecuada ni la compartida tampoco. Generalizar es peligroso, la decisión sobre la custodia de los hijos debe adaptarse según la familia y las circunstancias concretas.
P. Sin embargo, según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, los jueces otorgan cada vez más custodias compartidas. En una década se han pasado del 10% de los casos al 25%.
R. Es que si nos vamos a un mundo ideal, el padre y la madre deberían de poder educar, cuidar y disfrutar de sus hijos a partes iguales. Pero luego vienen las diferencias por eso es peligroso aplicar una norma general. Es verdad que ha habido un cambio significativo; antes había una mayor implicación de la madre en el cuidado de los hijos pero ahora ya no es así, por lo general. Los padres se implican desde que nacen los niños, van a las revisiones, al colegio…el rol está mucho más repartido, y eso está bien. Todos esos cambios hacen lógico que cada vez más se pidan custodias compartidas de los hijos cuando una pareja se rompe.
P. Hay un proyecto de ley sobre custodia compartida.
R. Se redacte lo que se redacte, siempre habrá una mención específica para que no se imponga una norma general. Supongo que seguirá primando que, en caso de disputa o desacuerdo, se necesitará una valoración pericial hecha por un profesional.
P. Las asociaciones de mujeres lo ven como un paso atrás y las de padres llevan años exigiéndolo.
R. Las asociaciones de padres o madres tienen sus propias razones e intereses pero la realidad es que cada niño tiene unas condiciones determinadas que hay que evaluar.
P. Su colectivo debate estos días sobre una figura novedosa en España que es el coordinador de parentalidad. ¿Qué es exactamente?
R. Los peritos hacemos las evaluaciones a los menores para aconsejar un mejor modelo de custodia para las familias y sabemos que nuestra pericial es una herramienta de auxilio al juez, que nos pide ayuda a nosotros. Cuando existe un divorcio conflictivo don menores de por medio solemos recomendar los centros de familia, terapia, puntos de encuentro familiar, mediación…pero nos hemos dado cuenta de que ninguno de estos recursos es útil cuando el nivel de conflicto es muy alto. Sin embargo, el coordinador de parentalidad es una figura que va a actuar a instancias del juez.
P. ¿Ante qué tipo de situaciones actúa el coordinador?
R. Una vez la familia pone en marcha las medidas planteadas por el juez empiezan a surgir un montón de conflictos. Las sentencias no pueden delimitarlo todo y, por ejemplo, el coordinador puede intervenir en si el niño va o no a una excursión, si va y hay que llevarlo al cumpleaños de un amigo: ese tipo de cosas que dejan al niño desvalido porque los mayores no son capaces de manejar la situación. En ocasiones, los progenitores se machacan a denuncias, los juzgados se colapsan y la situación de conflicto es terrible. Y el coordinador lo que intenta es ayudar a facilitar las cuestiones del día a día. No toma decisiones sino que hace cumplir las resoluciones del juez y, puntualmente puede decidir si el niño va o no a la excursión, comunicándolo al juez. Es una figura bisagra, una ayuda, un auxilio.
P. ¿Qué tipo de profesionales son los más adecuados para desempeñar ese papel?
R. En principio parece que el perfil más adecuado es el del psicólogo, un profesional con experiencia en mediación, en familia e infancia y en resolución de conflictos. Es un trabajo muy, muy complejo.
P. ¿De dónde viene la figura del coordinador de parentalidad?
R. Proviene de los EE UU. Es una figura que, independientemente del recorrido que pueda tener, se necesita. Ha habido distintos intentos. En Buenos Aires se llama terapeuta judicial y aquí en España está en marcha una experiencia piloto en Cataluña. Se está poniendo en marcha.
P. ¿Un coordinador de parentabilidad hubiera evitado casos como el de Juana Rivas y Francesco Arcuri?
R. Hubiese empezado a ejercer sus funciones inmediatamente después de dictarse la sentencia y depende… Es una figura que requiere de la participación de los progenitores, si uno de los dos dice que no, la cuestión acaba de nuevo judicializada. En cualquier caso, estoy segura que reducirá mucho la conflictividad.
P. Han presentado el cómic Marta y Pablo tienen que ir al juzgado. ¿Qué pretende la historia?
R. Los niños sufren. Incluso bien llevado la cuestión del divorcio y la custodia de los niños no deja de ser una situación de crisis a la que tienen que adaptarse. Se sienten culpables y el cómic lo que deja claro es que aunque se les pida la opinión a los niños, la decisión no la toman ellos sino sus padres y si no es posible, un juez. Eso tranquiliza mucho.
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