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Fallece Antoni Domènech, insobornable filósofo republicano

Autor de 'El eclipe de la fraternidad', fue uno de los impulsores de la revista 'Sin Permiso'

Antoni Domènech.
Antoni Domènech.

Escribir pocos días después de la muerte de un amigo íntimo no es muy agradable, pero es un deber. Antoni Domènech nació en 1951 y murió el pasado domingo, cinco días antes de cumplir los 65. Desde muy joven entró en la militancia antifranquista desde las filas del PCE-PSUC, partido que abandonó junto con uno de sus maestros, Manuel Sacristán (el otro fue el alemán represaliado por el régimen estalinista de la RDA Wolfgang Harich) en los inicios de la llamada transición democrática, hoy ya más popularmente conocida, como a él gustaba repetir, régimen de la segunda restauración borbónica o, más brevemente, régimen del 78.

Su aportación académica es inmensa. Abarca producciones como la teoría de juegos, investigaciones históricas y metodológicas y traducciones de muchísimos autores académicamente interesantes por una u otra razón: Mike Davis, E.P. Thompson, Jon Elster, John Rawls, entre muchos otros. Pero si a alguna investigación dedicó gran parte de su vida fue al republicanismo. Una de sus opiniones no más conocidas era que los grandes autores escriben pocos libros. Él se aplicó con rigor esta máxima. Por ello solamente escribió dos libros: De la razón erótica a la razón inerte (1989) y El eclipse de la fraternidad (2004). Como él mismo me dijo en varias ocasiones, este era el libro de su madurez. Pues bien, en este libro, cuyo subtítulo explica muy bien el contenido del libro, Una revisión republicana de la tradición socialista, está dedicado al concepto más olvidado de su admirada revolución francesa, la fraternidad. Él mismo resumía en una entrevista de 2005: “Fraternidad significaba en 1790 (...) que todos, también los pobres, los humildes, todos los que necesitan depender de otro para vivir, todos quienes, para existir socialmente y pervivir, han de pedir diariamente permiso a otros (...) salieran del domus subcivil (…) para emerger como ciudadanos de pleno derecho a una sociedad civil de libres e iguales. La idea era que nadie necesitara tener que pedir permiso a otro particular para poder existir socialmente, que todo el mundo tuviera su propia base material, sus propios medios de existencia social”.

Domènech dedicó mucho tiempo a la academia y a la política. Su trabajo en la primera, en la Universidad de Barcelona, ya empieza a formar parte de la leyenda por su inigualable rigor filosófico, metodológico, histórico y político. Era particularmente inclemente con los que confundían un buen currículum académico con una buena y meritoria investigación. Me comentaba muchas veces, aunque no me está permitido decir nombres: “El currículum se puede fabricar con contactos, devolución de favores, citaciones cruzadas y mezquindades parecidas…, pero solo los necios pueden confundir estas maniobrillas con una genuina investigación.”

 Y dedicó también los 12 o 13 últimos años de su vida a la política con la puesta en marcha de la revista Sin Permiso (www.sinpermiso.info). En sus muchos escritos en la misma pueden concretarse muy claramente las características políticas de Toni: antimonárquico y muy en especial de la monarquía impuesta por Franco, defensor del derecho de autodeterminación de los pueblos de España, enemigo irreconciliable del posmodernismo especialmente nocivo en política…

Como amigo ya nunca más podré disfrutar de nuestras conversaciones, de nuestras comidas (era un cocinero que dejaba pasmado a otros excelentes cocineros) y de los muchísimos ratos que reímos gracias a personas que involuntariamente nos aportaron material para tal fin.

Daniel Raventós es editor de Sin Permiso y profesor de la Facultad de Economía de la UB

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