La policía patrulla por La Almudena tras los últimos actos vandálicos
Fuentes de la Concejalía de Seguridad afirman que estos destrozos en una veintena de tumbas son “hechos puntuales”
La Policía Municipal de la capital ha reforzado la vigilancia en el interior del cementerio de La Almudena, tras registrarse dos episodios de actos vandálicos en los últimos días. Agentes de uniforme patrullan a diversas horas y por zonas diferentes para evitar que se repitan. Fuentes de la Concejalía de Seguridad afirman que estos destrozos en una veintena de tumbas son “hechos puntuales” que se dan con carácter esporádico. El Consistorio se hará cargo de todo el coste de las reparaciones, ya que se tratan de gamberrismo.
Las estatuas de la cantaora Lola Flores y de su hijo Antonio amanecían con manchas de pintura roja la mañana del domingo 13 de agosto. Ambos monumentos se hallan junto al panteón de la familia, justo detrás de la capilla. Este es uno de los puntos más visitados de La Almudena, por parte de los admiradores de los Flores, madre e hijo que fallecieron en mayo de 1995 con solo 14 días de diferencia. Otras nueve tumbas contiguas, entre ellas el mausoleo de Calvo Sotelo, también resultaron dañadas.
Justo cuando la Policía Municipal abría una investigación para identificar a los autores de este acto vandálico, se registraba un nuevo incidente el pasado martes. Otra decena de tumbas resultaron dañadas. Fuentes de la Concejalía de Seguridad, Salud y Emergencias, dentro de la cual también están la funeraria y los cementerios, confirmaron que el ataque había sido grabado por las cámaras de seguridad. Los responsables del camposanto interpusieron la correspondiente denuncia por un delito de daños y por vandalismo en la comisaría de la Policía Nacional del distrito de Ciudad Lineal.
Desde el miércoles, la Policía Municipal comenzó a vigilar a diversas horas por el interior de La Almudena. Alternan los paseos a pie con las rondas en coches patrulla. “No se van a decir ni los horarios ni las zonas que van a vigilar porque, si lo hiciéramos, se acabaría con el efecto disuasivo de este patrullaje”, aseguran fuentes policiales. “Esperemos que no se produzca el efecto llamada que ha habido en el segundo caso”, añaden estas fuentes.
“Episodios puntuales”
Una portavoz de la Concejalía de Seguridad asegura que estos actos vandálicos “han sido muy puntuales a lo largo de los años”. “La mayoría han tenido un contenido más político, como los sufridos en las tumbas de la División Azul o de las Trece Rosas, por ejemplo. Los incidentes no llegan a una decena en dos años. Son esporádicos”, afirma la citada portavoz.
El Ayuntamiento también diferencia entre estos actos vandálicos y las sustracciones de elementos ornamentales de las sepulturas: “También en alguna ocasión ha habido episodios de robo de piezas de metal y de bronce para su venta. El último hace dos años en el que se detuvo a los ladrones. Pero son episodios distintos. Unos, vandalismo y otros, robo”.
Responsables de la Empresa Municipal de Servicios Funerarios ya se han puesto en contacto con los dueños de las tumbas dañadas. Les han informado de que el Ayuntamiento asumirá las reparaciones. “Si fuera daños por el paso del tiempo, lo tendrían que pagar los propietarios, pero al ser vandalismo, lo tiene que sufragar la concejalía”, añadió la portavoz municipal
Un camposanto con una extensión de 120 hectáreas
El cementerio de la Almudena es el más grande de los 14 que gestiona la Empresa Municipal de Servicios Funerarios de Madrid. Situado entre la avenida de Daroca, la calle de las Trece Rosas y la carretera M-23, consta de 120 hectáreas (superior al Retiro), lo que le convierte en uno de los mayores de Europa occidental. Esta vasta extensión dificulta su vigilancia y permite que cualquier persona pueda colarse, dada la gran cantidad de metros de sus vallas exteriores.
La Almudena inició su actividad en 1884, a raíz del incremento de las muertes por diversas pestes y plagas. Fue ampliado en 1955. En la actualidad consta de unas 280.000 unidades de enterramiento, entre nichos y tumbas. Se calcula que a lo largo de su historia habrán recibido sepultura unos cinco millones de personas.
La construcción es obra de los arquitectos Fernando Arbós y Tremanti y José Urioste y Velada. Constituye una expresión de la corriente modernista en la arquitectura de la ciudad. El conjunto compuesto por los pórticos de acceso y sus edificios adosados se denomina Los Propileos.
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