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El alcalde de Alcanar: “Escogieron este lugar porque está muy poco transitado”

El municipio recibe con sorpresa la relación de una explosión en el pueblo con el atentado de Barcelona

Los Mossos d'Esquadra se llevan bolsas de la casa donde se produjo la explosión. En vídeo, declaraciones del alcalde de Alcanar.Foto: atlas | Vídeo: JAUME SELLART (EFE) | atlas
josep catà

La urbanización Montecarlo está a pocos kilómetros de Alcanar (Tarragona), el último pueblo de Cataluña en la frontera con Valencia. A un lado queda el mar y al otro una gran fábrica de cemento que se asienta en el paisaje bajo el duro sol de las Tierras del Ebro. Esta urbanización solitaria y calurosa está en el punto de mira de los Mossos d’Esquadra porque una explosión de gas que aconteció el pasado miércoles por la noche puede tener relación con el atentado que sacudió la Rambla de Barcelona el jueves por la tarde.

El alcalde de Alcanar, Alfons Montserrat, señala una casa de tejas rosadas: “La casa que explotó por manipulación de gas está justo debajo de esa, pero no verás nada, está totalmente en ruinas”. La policía científica y los Mossos d’Esquadra, además, impiden el paso por medidas de seguridad. Este chalet, propiedad del Banco Popular, fue ocupado hace unos meses por al menos dos personas hasta que el miércoles por la noche una deflagración acabó con la vida de uno y dejó herido al otro.

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Al principio, las autoridades se centraron en la búsqueda de más supervivientes después de la explosión, y trabajaron con la hipótesis de que los ocupantes de la casa manipularon unas veinte bombonas de gas butano y propano para comercializarlo. También barajaban la posibilidad de que el chalet fuese un laboratorio de droga. No obstante, las noticias del atentado en la Rambla de Barcelona y una segunda explosión en la casa de Alcanar obligaron a los Mossos a cambiar de estrategia: reforzar el perímetro de seguridad, activar el dispositivo de búsqueda de explosivos en el chalet y trabajar con la hipótesis de que el atentado en Barcelona está conectado “de forma clara y con pocas dudas”, según el jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, con lo sucedido en este pueblo de Tarragona.

“Escogieron este lugar porque está muy poco transitado”, asegura el alcalde, que ya asume la conexión yihadista del suceso. Con un gesto con los brazos expresa la soledad que rodea el lugar, interrumpida estos días por las tareas de los Mossos d’Esquadra y de los medios de comunicación. En la urbanización Montecarlo tienen residencia de verano unas cien personas, la mayoría procedentes de la comarca o de Francia. “Pero muy pocos vienen más de dos o tres semanas al año”, detalla Montserrat. La zona, muy seca y al lado de una carretera que conecta Alcanar con la playa, está poblada por chalets de dos pisos y caminos de tierra en los que apenas hay farolas.

“Ningún vecino los conocía”, asegura Jordi Bort, teniente de alcaldía. Una señora francesa con sus dos hijas atraviesa el operativo policial con la toalla en la espalda, dispuesta a ir a la playa. Está de vacaciones en la urbanización, pero no presenció la explosión. “Nunca supe quien vivía en esa casa”, asegura. Aunque algunos vecinos han afirmado en las últimas horas que sospecharon de los movimientos en la casa, ni el Ayuntamiento ni los Mossos d’Esquadra registraron ningun aviso ni denuncia al respecto. “Ahora todo el mundo quiere decir que ya lo sabía, pero aquí nadie sospechaba nada, nos ha sorprendido a todos”, añade Bort.

El teniente de alcalde fue quien gestionó el realojo de las familias de las casas colindantes en hoteles de la zona. La explosión de la noche del miércoles hirió a seis vecinos además de matar a uno de los ocupantes de la casa y herir a otro, que está detenido en el hospital de Tortosa donde ingresó por su estado de salud. No se teme por su vida, y los Mossos esperan a que se le dé el alta. Los bomberos desalojaron cinco viviendas de la urbanización, tres de ellas por afectaciones estructurales a raíz de la deflagración y las otras por la ampliación del perímetro de seguridad. “Esperamos que puedan volver pronto”, afirma.

“Estuvieron casi un año, venían, descargaban cosas...”

Partrick Vinaros, un vecino francés de la urbanización, asegura que había visto pasar alguna vez a los ocupantes a lo largo de los últimos meses. "Estuvieron casi un año, eran magrebíes con barba larga. Venían, descargaban cosas...". A él le explotó el plato en el que comía cuando hubo la deflagración. Fue a ayudar sus vecinos de la casa de al lado, seis personas que salieron a salto de mata de la casa contigua a la de los ocupantes. Partrick frecuenta a la urbanización desde hace más de veinte años. En el hotel de al lado, el Montecarlo, también se notó la explosión, estallaron todos los cristales, y hoy ya los habían reemplazado. 

Eric Groby vive al lado de la casa que explotó: "Fue horrible, una fuerte explosión, mucho humo y polvo, estábamos en la terraza". Un vecino, también francés, Martial Muliardo, llegó y ayudó a desalojar las casas del lado: "Teníamos miedo de que volviera a ocurrir".

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Sobre la firma

josep catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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