El silencio de Colau durante la crisis del turismo indigna a la oposición y al sector
PDeCAT y PP fuerzan la celebración de una comisión extraordinaria de Seguridad
El silencio de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante esta semana —en la que tras el ataque a un bus turístico ha habido nuevos incidentes y el aeropuerto de El Prat está en crisis por la huelga de Eulen— ha indignado a la oposición y al sector. En el Ayuntamiento, PDeCAT y PP han forzado una comisión extraordinaria de seguridad para analizar los ataques. Los Mossos d’Esquadra aseguraron ayer, a preguntas de este diario, que actuarán de oficio ante cualquier ataque. Ni la policía ni la Guardia Urbana han activado ningún dispositivo especial.
La alcaldesa mantiene silencio desde el día 30, cuando rechazó el ataque al bus y anunció que pondrían una denuncia. Durante la semana la cara visible del gobierno municipal ha sido el socialista Jaume Collboni, en ejercicio de la alcaldía accidental. Fue quien anunció la denuncia de TMB y dio la orden de que el Ayuntamiento se personara en la causa. Fuentes municipales aseguran que “durante todos estos días la alcaldesa ha mantenido contacto permanente y fluido con los tenientes de alcalde y concejales que han estado de guardia en el Ayuntamiento y con el alcalde accidental y teniente responsable de los temas de turismo de la ciudad”.
El consejero del Interior, Joaquim Forn, únicamente se ha pronunciado a través de una entrevista en el diario Ara, donde tachó los actos de “vandalismo” que se debe “rechazar con contundencia”. Preguntado por el apoyo a esos ataques de la CUP, los socios de gobierno de su partido, admitió que no actúa siempre como desearía. “Muchas veces me tengo que tragar cosas que haría o diría por el bien de un objetivo superior”, dijo, en referencia a la independencia. Y también responsabilizó al partido de Colau por no ser tajante con esos comportamientos.
La oposición y el sector turístico criticaron ayer duramente a la alcaldesa. Desde el principal partido de la oposición, el concejal del PDeCAT, Raimond Blasi, exigió a Colau que entre en escena: “Un alcalde lo es todo el año y no estamos hablando de una anécdota sino de ir a dinamitar una fuente de riqueza como el turismo. Está desaparecida como con los hechos del aeropuerto”, dijo. Blasi recordó la habitual intensidad de Colau en Internet: “Si de algo hace gala es de interlocutar con la ciudadanía en las redes”.
Alberto Fernández-Díaz, del PP, hizo ayer un tuit en el que afirmó: “Arran [que ha reivindicado el ataque al bus] y Endavant son satélites de la CUP-Batasuna y continúan la turismo borroka. Colau ni pío-tweet. La impunidad de la CUP no puede estar de vacaciones”. También Carina Mejías, presidenta del grupo de Ciutadans lamentó que “cuando la ciudad hierve, Colau ni está ni se la espera. Barcelona se le ha ido de las manos y es incapaz de gestionarla, prefiere irse de vacaciones que atender a los problemas de los barceloneses”. Mejías aseguró que “los comunes han convertido Barcelona en un caos”. “Lo que pasa en Barcelona no sucede en ninguna otra ciudad turística”, concluyó.
Por su parte, fuentes de ERC denunciaron “la dejadez de Colau y de todo su equipo”. “Se puede entender que durante una semana no esté activa, pero el problema es la dejadez ante algunos temas y el silencio ante temas complicados. Hace tiempo que se produce”. Desde Madrid, el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà, condenó el ataque al bus turístico, que consideró “minoritario y anecdótico”, y pidió que no se utilice para “contaminar” el proceso independentista.
Desde el sector turístico y económico los firmantes de una dura carta enviada el lunes a Colau —en la que critican su gestión del turismo— lamentaron ayer que todavía no tienen respuesta. “No entendemos la falta de respuesta, llevo días pidiendo que Colau dé la cara, un alcalde es un político de proximidad”, lamentó el director de la asociación de ejes comerciales turísticos Barcelona Oberta, Gabriel Jené. El presidente del gremio de Restauradores, Roger Pallarols, mostró su “enorme preocupación ante la gravedad de los hechos, que dañan la imagen de la ciudad y la forma de ser de los barceloneses, gente acogedora”. “Requiere una condena inmediata y contundente por parte de la primera autoridad de la ciudad y la alcaldesa no ha estado a la altura”, añadió.
Los Mossos d’Esquadra siguen investigando el ataque al autobús del pasado jueves a manos de cuatro encapuchados, y revindicado por Arran, a quienes la CUP reiteró ayer su apoyo. Cuando esté acabado el atestado se enviará al juez. Tanto la Generalitat como el Ayuntamiento aseguran que se personarán en la causa como acusación particular. “Se hará siempre que haya una cosa grave”, explicó un portavoz del Departamento de Empresa y Economía, que liderará las acciones jurídicas. Aunque matizó que será en casos graves, no cuando pongan “silicona en una cerradura”.
Los Mossos investigarán de oficio cualquier acción, también la de ayer de Endavant, por la que todavía no se han presentado denuncias. “No nos sale a cuenta”, lamentó el propietario de Fat Tire Tours, a los que les inutilizaron la cerradura con silicona de su negocio. La dueña de Locker Barcelona, un servicio de consigna para dejar maletas, contó que se lo están pensando. Ellos lograron retirar el pegamento de la cerradura sin cambiarla. Donkey Republic, que se deduce de las imágenes que puede ser otras de las víctimas, no denunció el episodio de ayer, pero prepara una querella contra Arran. Según un portavoz, en cuatro meses han tenido 800 incidentes, valorados en entre 15.000 y 20.000 euros, la mayoría ruedas pinchadas de bicis.
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