El circo irrumpe en el Grec

De la playa de Tánger, el Grupe Acrobatique vuelve al anfiteatro del Grec con Halka, una obra colectiva que combina la tradición más pura y espiritual de Marruecos con la creación contemporánea y la música. 14 artistas en escena, entre ellos dos músicos y dos mujeres (una, campeona marroquí de tae-kwondo; la otra, séptima generación de una familia de acróbatas), montan un espectacular tinglado sobre lo sagrado y lo profano y, a base de figuras imposibles y de cantos rebeldes, nos hablan de libertad, de género, de emigración, de fronteras, de cultura. Con humor y con conocimiento de causa.

Al ritmo trepidante de acrobacias y pirámides humanas, Halka bucea en la tradición circense marroquí en busca de sus orígenes. Y nos revela que la halka, el círculo que creaba la gente alrededor de los actores, es la expresión más antigua de teatro tradicional de Marruecos. “En aquellos círculos se podía decir todo a través del canto, de la poesía, de la danza, de la acrobacia, y todo adquiría una dimensión espiritual”, explica Sanae El Kamouni, directora del Grupe Acrobatique de Tanger.

Igual que la capoeira brasileña guarda sus orígenes en las luchas de los esclavos en las plantaciones, estas acrobacias magrebíes están relacionadas desde sus orígenes con la guerra. “Eran danzas guerreras, de ahí las pirámides humanas que construimos: originariamente eran torres para espiar al enemigo”, explica El Kamouni.

Halka da voz a sus propios artistas porque es una creación colectiva. “Cada uno de ellos expresa todo lo que lleva dentro”, comenta Jean-François Pyka, productor de la compañía. “La idea de echar arena sobre el escenario es de los actores, para recrear las playas donde todo empieza”. La cuna de la acrobacia fue la playa de Tánger. “Sigue siendo nuestro lugar de ensayo”, dice El Kamouni. “Los artistas del sur llegaban a las playas tangerinas donde antiguamente, en un café, se firmaban contratos”.

Ahora, esta compañía, la primera de circo contemporáneo del Marruecos, creada en 2003, lucha para conseguir dos proyectos: crear una escuela de acróbatas y organizar un festival de circo. Queda mucho por hacer en un país donde el Ministerio de Cultura no ha ‘reconocido’ la acrobacia como arte hasta 2013.

Además del retorno Invisible, el Circ d’Hivern del Ateneu 9 Barris, que se estrenó el día 10 en el Mercat de les Flors y todavía se puede ver este miércoles, la cartelera circense recibe esta semana (del 13 al 16 de julio en la plaza Margarida Xirgu) Fidelis Fortibus, de Circus Ronaldo. Danny Ronaldo se basta y sobra para levantar un espectáculo poético, melancólico y lleno de humor que rinde homenaje a los grandes del género. El carablanca, los equilibristas, el director de la carpa… todos han fallecido y será el clown quien los devolverá a la vida en un espectáculo que recuerda también a la Commedia dell’Arte.

En el Museu d’Arqueologia podemos volver a ver la deliciosa CorroC (hasta el 13 de julio), de Escarlata Circus, una original visita guiada a una colección de piedras con forma de corazón que nos sumerge en un ejercicio que han calificado como ‘geocardioteatralcircense’. También recala en el Grec, después de un año de despropósitos que impidieron su presencia en Temporada Alta y en Igualada, Buit (este fin de semana, en el Mercat), una pieza de las compañías Estampades e Impàs que mezcla con delicadeza circo, teatro visual y espectáculo familiar, basado en el libro de Anna Llenas. Se trata de llenar ese vacío que a menudo sentimos y nos angustia o nos paraliza.