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El Ayuntamiento y el Barça acuerdan abrir el entorno del Camp Nou a la ciudad

El pacto prevé eliminar las vallas, soterrar el aparcamiento, reduce el espacio para oficinas y hotel y que lo pague todo el club

Clara Blanchar
Imagen del Camp Nou.
Imagen del Camp Nou.Toni Garriga (EFE)

La remodelación del Camp Nou y su entorno colea desde hace 20 años, en los que ha habido tres planes sobre la mesa del Ayuntamiento. Tras dos años de negociaciones, el gobierno de la alcaldesa Ada Colau presentó ayer el acuerdo al que ha llegado con el FC Barcelona sobre el plan de la actual directiva. Se llama EspaiBarça: abre todo el ámbito a la ciudad —eliminando las vallas—, soterra el aparcamiento para ganar espacio público y limita la recalificación para hacer nuevas construcciones a oficinas y un hotel. El Barça asumirá todo el coste.

El ámbito del FC Barcelona, en el distrito de Les Corts, es suelo privado, pero cualquier remodelación pasa por una modificación del Plan General Metropolitano (PGM), por lo que necesita aval del Ayuntamiento y la Generalitat. Se trata de un gran pedazo de ciudad que ocupa casi como 30 manzanas del Eixample. Su tramitación comenzará en la comisión municipal de Urbanismo de la próxima semana y si logra aval político —los grupos no revelaron ayer su voto— podría estar aprobado durante el primer trimestre de 2018 tras pasar por la Generalitat.

En 1999, con el promotor Josep Lluís Núñez presidiendo el club, el proyecto Barça2000 pivotaba sobre un enorme centro comercial y cuatro pabellones temáticos. Un plan que no prosperó y provocó una crisis de gobierno en el tripartito de entonces, que capitaneaba el socialista Joan Clos con ICV y ERC de socios.

Hace 10 años, un segundo plan, con la directiva de Joan Laporta, pretendía financiar la reforma del estadio —firmada por el arquitecto Norman Foster—, con vivienda y oficinas vinculada a la venta de patrimonio. Entonces, el alcalde era Jordi Hereu (también PSC), que tenía el visto bueno de CiU y ERC y el rechazo de ICV y PP. El plan llegó a pasar la aprobación inicial en el Ayuntamiento, pero no prosperó con la nueva directiva capitaneada por Sandro Rossell, que rechazó vender patrimonio.

El plan presentado ayer, el EspaiBarça, olvida prácticamente todo lo anterior. Con la participación a tres bandas del club —que celebró el acuerdo—, el consistorio y los vecinos, el proyecto abre todo el ámbito a la ciudad gracias soterrar todo el aparcamiento (coches, motos, bicis y autocares, casi 5.000 plazas). El barrio ganará casi 34.000 metros cuadrados. El proyecto y limita los nuevos edificios a tres (las oficinas del club, otro bloque de oficinas y un hotel de máximo 150 camas), con un tope de 10 plantas. El plan prevé trasladar el Palau Blaugrana donde ahora está el Miniestadi (con la pista de hielo en el subsuelo) y ubicar las oficinas de atención al socio tocando a la Travessera. El Miniestadi se derribará y se traslada a la Ciudad Deportiva del club.

Resumida, la operación parece un repóquer para la ciudad: gana 33.000 metros de espacio verde y público, convierte el área en permeable (no habrá vallas salvo los días de partido), toda la urbanización la paga el Barça (122 millones de euros) y obtiene 5,4 millones de aprovechamiento urbanístico para hacer equipamientos.

Unas cifras abultadas y poco habituales, como poco frecuente es recalificar un espacio tan grande. El acuerdo también prevé una aportación anual por parte del Barça de 173.000 euros para habilitar lanzaderas de autobús los días de partido. Harían trayectos entre el Camp Nou y las estaciones de Sants, plaza de Espanya y Sarrià.

El club señaló ayer en un comunicado su satisfacción y recordó que los socios avalaron en un referéndum el plan y su presupuesto (600 millones, que incluyen la reforma del estadio, el resto de obras y todas las compensaciones a la ciudad).

La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, celebró ayer un acuerdo que, argumentó, cumple las tres exigencias municipales: consenso vecinal, mejorar la movilidad y ganar espacio público y que el coste lo asuma el club. “El plan rompe una barrera urbana histórica, y reordena un espacio que hoy no tiene suficiente calidad, es inhóspito”, dijo Sanz: “Mejora la conectividad reordenando todas las calles del entorno, incorpora la movilidad cotidiana y reduce el impacto en los días de partido y no plantea un gran aprovechamiento privado”.

Desde el entorno vecinal, la coordinadora de las entidades de Les Corts, Adela Agelet, celebró un plan “que da la vuelta a todo lo anterior, es un cambio radical”. “Pero no deja de ser una recalificación, precisó” y afirmó que las entidades quieren conocer el detalle de las cifras de toda la operación. Sobre la ausencia de vivienda pública en la que será una gran transformación urbanística, afirmó que los vecinos son partidarios de que se ejecuten las zonas que ya hay previstas en el distrito.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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