132 escalones para coger el tren
Quejas de usuarios por una pasarela provisional, inaccesible para personas con poca movilidad, por unas obras en la estación de Renfe de Granollers Centre
132. Son los escalones que deben afrontar los usuarios de Renfe para acceder al tren en la estación de Granollers Centre. La realización de unas obras de mejora ha comportado el cierre del paso subterráneo y la instalación de una gran pasarela aérea, que se ha convertido en una pesadilla para muchos viajeros y un muro para personas con cochecito o en silla de ruedas. Renfe defiende que el puente provisional se desmontará durante el mes de julio y que los usuarios con movilidad reducidas pueden usar las estaciones cercanas.
Según Renfe, la estación de Granollers Centre, por donde circulan las líneas 2, 8 y 11 y usan diariamente casi 11.000 viajeros, era “inaccesible”. En marzo inició unas obras, que costarán 960.000 euros, para instalar ascensores en el paso inferior, que era el que usaban hasta ahora los viajeros para acceder a las vías. Los trabajos también se aprovecharán para anivelar la altura de las andanas con la de los trenes. Mientras duran las obras –hasta agosto- se ha habilitado una pasarela por encima de las vías, con 66 escalones de subida y 66 de bajada, una excursión que deja exhaustos a muchos viajeros, especialmente con las temperaturas de estos días. Renfe aconseja que las personas con poca movilidad usen como alternativa la estación de Les Franqueses-Granollers Nord. “Es una molestia mínima para el beneficio que tendrán después”, apunta un portavoz de la empresa.
“Fatal, la pasarela es fatal”, valora Josep, de 68 años, jadeando, mientras sube las escaleras. Es de Sant Celoni, pero está haciendo un curso en el centro de Granollers, así que no contempla ir a otra estación. “Es una mierda”, sentencia Ada, de 17 años, molesta porque ha perdido el tren “por culpa” de los escalones. Además, no es la primera vez que le pasa. Inma, de 62 años, se muestra más comprensiva con las obras, pero explica que la pasarela es un problema para personas, como su hija, que empujan un carrito de bebé. “Tuvo muchos problemas porque al principio nadie la ayudaba, lo pasó muy mal”, explica. Soledad, de 66 años, le toca enfrentar las escaleras cargando una maleta pequeña, pero prefiere ver las dificultades de otra forma y aplaude las obras. “Hacían mucha falta, además es algo temporal y hay alternativas como el bus u otras estaciones cercanas. Siempre intento ver las cosas de forma positiva”.
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