“La crisis del alquiler es fruto de que la vivienda sea un activo financiero”
La arquitecta y urbanista Rakel Rolnik destaca el papel de los movimientos sociales para crear nuevas "coaliciones de poder" en Barcelona
Conoce Barcelona y sus problemas de vivienda. La arquitecta y urbanista Raquel Rolnik (Sao Paulo, 1956), relatora de Vivienda de Naciones Unidas entre 2008 y 2014, ha vuelto esta semana invitada por el CCCB. Su discurso es contundente. Dice que la vivienda ha evolucionado “de mercancía a activo financiero”. “Las finanzas ocupan territorios en un proceso masivo de desposesión”, alerta.
Rolnik visitó Barcelona en 2009, tras estallar la burbuja, y en 2012, en plena crisis hipotecaria y de desahucios. Entonces culpó a la banca de la situación. Han pasado cinco años y define la situación actual de “crisis de vivienda 2.0”. “Todavía tenemos ejecuciones y ahora la gente no puede pagar el alquiler, porque la crisis del alquiler es fruto de la financiarización de la vivienda”.
Rolnik desgrana las causas de ese problema. “Una, los mismos fondos de inversión que promovieron masivamente vivienda y préstamos para comprarla, ahora compran el stock vacío o con vecinos para alquilarlo, con un poder increíble para fijar precios. Y dos, el éxito del turismo, que ha situado a las ciudades como terreno de juego para la inversión, y el fenómeno Airbnb, por el que la gente utiliza los pisos para alquiler temporal y no residencial”.
Los vecinos participamos en la trama en la medida en que nuestra vivienda es un jugador en el mercado
Con una nueva crisis a la vista, ¿no hemos aprendido nada? “No”, dice. Y añade que ahora el fenómeno “tiene una dimensión internacional”. “Tiene origen en la mercantilización de la vivienda y su transformación en activo financiero”, sostiene. Y además del sector privado, responsabiliza “a los Estados, con excepciones, de desmantelar las políticas públicas de vivienda y privatizar los parques públicos”, a la vez “que han sido también responsables de la crisis”. “Primero por destinar presupuesto público a la promoción de vivienda, a través de deducciones e incentivos fiscales; y después por responder a la crisis hipotecaria salvando a la banca y no reformando las políticas públicas”.
Volviendo al fenómeno de Airbnb, ¿hasta qué punto los vecinos no son responsables de la crisis del alquiler si ofrecen sus viviendas en los portales? “Esta es la trampa, nosotros mismos participamos en el proceso global de financiarización”, conviene Rolnik. “Como no hay pensiones, sistemas de protección social… los vecinos utilizamos nuestros activos para protegernos: para ayudar a un hijo en paro, para complementar la pensión, para pagar estudios. Los vecinos participamos en la trama en la medida en que nuestra vivienda es un jugador en el mercado. Es perverso, somos parte y se utiliza nuestro esfuerzo para imponer una política que al final nos trae problemas”, lamenta.
A la pregunta de si los vecinos han perdido la batalla, la urbanista responde con un sí. Y con un pero. “La hegemonía es del mismo paradigma, pero ojo, este no tiene ninguna capacidad de dar respuesta a las necesidades de la gente, tiene los días contados”. Ante la expulsión de los vecinos, Rolnik alude a “la necesidad de crear resistencias, insurgencias, intentos que ahora son pequeños y fragmentados desde un punto de vista político”, pero a los que augura recorrido. La urbanista, que conoce a la alcaldesa Ada Colau, cree que será “muy importante la acción de gobiernos locales como el de Barcelona”. “La crisis se vive desde las ciudades, la presión de la gente es muy grande y ello explica que se hayan elegido coaliciones locales con una perspectiva distinta”, dice.
La crisis se vive desde las ciudades porque la presión en ellas es muy grande
Rolnik admite que las limitaciones de los ayuntamientos, pero añade que “hay cosas que se pueden hacer para proteger a los vecinos”. La exrelatora de la ONU augura “una era importante de experimentación e innovación a nivel local”. Además, apunta que “tampoco los estados tienen capacidad de regular una entidad supranacional que se llama mercados financieros, cuyo capital muchas veces proviene de paraísos fiscales”.
Rolnik aplaude que los movimientos sociales se hayan percatado de que el problema es colectivo. “Barcelona tiene una historia de movimientos sociales y urbanos muy importantes. La actuación de la PAH ha resultado importantísima desde el punto de vista político, no solo para organizar a la gente sino una nueva coalición de poder en la ciudad”, concluye.
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