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El cierre de la Modelo, un encaje de bolillos en las cárceles

Los presos serán los encargados de desballestar el centro

Alfonso L. Congostrina
Celdas abiertas y vacías tras la clausura de la prisión Modelo.
Celdas abiertas y vacías tras la clausura de la prisión Modelo.ALBERT GARCIA

Los Mossos d'Esquadra abrieron ayer a las 11.30 por última vez el portón, que define a las personas como libres, de la prisión Modelo de Barcelona. Los últimos reos abandonaban, esta vez para siempre, la cárcel centenaria. Un autocar blindado trasladaba a 14 internos hasta el centro penitenciario Brians I y, detrás, un furgón más pequeño conducía a tres presos hasta Quatre Camins. Los 17 anónimos posen ahora el dudoso honor de ser los últimos presos de un centro con 113 años de historia. Nadie se aventura a dar un número real de las personas que, a lo largo de la historia, han perdido la libertad entre estos muros. Sólo en los últimos 30 años, según el departamento de Justicia, han sido más de 67.000.

El cierre de la Modelo ha provocado la reinvención de todo el sistema penitenciario catalán en solo cinco meses. Pese al encaje de bolillos que ha supuesto reubicar a más de un millar de presos, el departamento de Justicia asegura que las cárceles catalanas están lejos de la saturación.

[TEX]Con la Modelo abierta, el número de reclusos que podían asumir las prisiones catalanas era de 10.575. En la actualidad hay poco más de 7.100 reclusos, lo que supone una ocupación del 67,4%. Tras la clausura del centro penitenciario barcelonés, el número de plazas se ha reducido a 9.785 y la ocupación ahora es del 72,9%.

La cárcel de Mas Enric (el Catllar, Tarragona) es la que ha incrementado más el número de funcionarios pasando de 379 internos a 828. Casi ninguno procede de la Modelo. El proceso ha sido complicado. En marzo Brians I se convirtió en la prisión de preventivos relevando en esta función a la Modelo. Para ello, en febrero los internos de Brians 1 fueron trasladados a Brians 2. Algunos de Brians 2 fueron conducidos a Mas d'Enric, Ponent (Lleida), Lledoners (Sant Joan de Vilatorrada, Bages) y Quatre Camins (la Roca, Vallès Oriental). En abril los presos en tercer grado fueron trasladados al centro abierto de Trinitat Vella y los reclusos con condena firme de la Modelo fueron trasladados a Brians 2, Quatre Camins y Lledoners mientras que presos de Brians 1 y Ponent fueron derivados a Mas Enric que, tras ser inaugurado en 2015, todavía tenía cuatro módulos cerrados.

Resuelto el encaje de bolillos, el cierre de la Modelo arrastra tras de sí miles de incógnitas. La Generalitat no entregará las llaves del recinto penitenciario al Ayuntamiento hasta el próximo 1 de enero de 2018. Hasta noviembre, el Departamento de Justicia ha programado visitas guiadas por las galerías para la ciudadanía. Durante todo este tiempo de transición, y hasta que el Ayuntamiento disponga de las llaves, es la Generalitat la que se encargará de pagar los gastos del centenario recinto.

Ayer los Mossos pusieron fin del servicio de vigilancia perimetral del recinto. Ahora, será una empresa de seguridad privada la que se encargue de vigilar el centro, huérfano de presos, tal y como informó ayer el consejero de Justicia, Carles Mundó.

Otro de los asuntos en los que la Generalitat está ahora trabajando es en el destino del mobiliario de la prisión. Según el departamento de Justicia, una parte de ese mobiliario (literas, mesas, etc.) se está reciclando, reaprovechando y trasladando a otros centros penitenciarios. Se está haciendo lo mismo con el material deportivo —como son las canastas, las máquinas de gimnasio…—, los talleres y los libros de la biblioteca. Mucho material que no tiene cabida en otros centros o, simplemente, está obsoleto se tirará. Lo que permanecerá en el lugar y será el Ayuntamiento quien decida qué hacer con ello serán las puertas correderas, las rejas y todas las protecciones de hierro que servían para evitar fugas. Mundó anunció ayer que los trabajos los realizarán los propios presos del Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE).

Funcionarios tristes

Ayer también era el último día de muchos trabajadores de la prisión. Francesc López, el coordinador del sindicato ACAIP (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias) lleva meses denunciando que el desmantelamiento de la Modelo se ha hecho “con muchas prisas y perjudicando a los funcionarios. En la mayoría de casos, como mínimo nos han obligado a trasladarnos 40 kilómetros de Barcelona”.

El sindicalista asegura que el cierre ya está arrastrando problemas: “Ha aumentado la conflictividad en otros centros ya que los familiares de los presos, a veces, tienen que recorrer muchos kilómetros para las visitas”, sentencia. Junto a la salida de los presos aparecieron las lágrimas en los rostros de algunos funcionarios. “Ya nunca más volveremos a trabajar juntos”, lamentaba una funcionaria. Mientras, recordaban presos ilustres como Ruiz Mateos, el Vaquilla o Rodríguez Menéndez.

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