Sabadell dice adiós a su última gran fábrica textil
El edificio que alberga Artèxti es una obra racionalista de estilo Bauhaus excepcional en Cataluña
Todo el mundo llora el futuro derribo de la fábrica Artèxtil de Sabadell. Todo el mundo la llora hoy pero parece que nadie hiciera lo suficiente para evitarlo. De Artèxtil, que fue la gran empresa de tejido de lana de España, popularmente conocida como Can García o Can García-Planas, queda un barrio de casas unifamiliares con su pequeño jardín –las de los antiguos trabajadores–, dos centros escolares en manos de los salesianos, una iglesia (la de Sant Oleguer) y una fábrica de arquitectura racionalista, de una elegancia difícilmente comparable entre la arquitectura moderna industrial en España. Los largos y estrechos ventanales, las curvas de las torres, el blanco verdoso de la fachada combinada con el marrón de los acabados: el arquitecto Santiago Casulleras introdujo esta herencia de la Bauhaus en Sabadell en 1941. Todo el mundo elogiaba aquella colonia por estar avanzada a su época. Ahora está condenada a ser mutilada para dar paso a una promoción residencial.
Los vecinos aceptan
Montserrat Parera, miembro de la Asociación de Vecinos del barrio de Covadonga, opina que "es difícil hablar de este tema. Es muy delicado. Los vecinos no tenemos nada que decir porque es un proyecto en unos terrenos privados". Admite que puede suponer "un deterioro para el barrio", una zona de casas bajas, un espacio que sirve de oasis al lado del tránsito de la Gran Via: "No hemos recogido firmas ni hemos hecho acción alguna porque poco podemos hacer si todos los grupos municipales lo han aprobado por unanimidad".
Parera no trabajó en Artèxtil pero sí lo hicieron la bisabuela y la abuela de la periodista Gemma Ruiz. Su célebre novela Argelagues reproduce la vida y sufrimientos de las mujeres trabajadoras de Sabadell, y apunta la calidad humana que, según explican los testimonios del pasado, prevalecía en Can Garcia. Ruiz lamenta "una absoluta destrucción de la memoria textil de Sabadell. Las generaciones actuales no sabemos nada; no se honra aquel pasado, ni la memoria obrera".
Ruiz cree que no hay movimientos sociales para mantener Artèxtil "porque nos han alienado. En los institutos, construidos sobre fábricas desaparecidas, se estudia la revolución industrial inglesa pero no la de Sabadell; hay espacios de memoria en Escocia, en Inglaterra o en Terrassa, pero no en Sabadell. Yo vi las fábricas en un momento gris, el textil sufría un declive y eso hace que no haya un orgullo industrial. Quizá es demasiado tarde".
“Esta fábrica es como un transatlántico. Era la fábrica total y solo íntegra tiene sentido”. Quien lo dice es Plàcid Garcia-Planas, director del Memorial Democrático de la Generalitat y nieto de Josep Garcia-Planas, el hombre que levantó Artèxtil. Una cuarta parte del edificio, todavía en manos de sus hermanos, está protegida como patrimonio de la ciudad; el resto, propiedad de Solvia –la filial inmobiliaria del Banco Sabadell–, desaparecerá para dar paso a una construcción de once plantas y 165 viviendas. El valor de la fábrica también lo reconoce la Fundación para la Documentación y Conservación del Movimiento Moderno, formada por los colegios de arquitectos de España. “La totalidad del conjunto presenta una marcada influencia de la Bauhaus, que se puede apreciar en el tratamiento de los volúmenes puros, las ventanas apaisadas, las marquesinas de entrada y el cuerpo cilíndrico que cierra la escalera principal. Los muros de las fachadas todavía conservan su color verde manzana, característico de la Bauhaus”. El historiador del arte Josep Casamartina prefiere no hablar de un edificio Bauhaus: “Es un estilo racionalista, funcional internacional. En Cataluña, del nivel de Artètxil, no tenemos nada más”. Casamartina recuerda que la fábrica de Myrurgia en el Eixample de Barcelona es el referente más similar, incluso en su destino: fue parcialmente derruida para hacer viviendas, un hotel y un gimnasio. “Los que quieren hacer con Artèxtil es peor”, avisa Casamartina.
Plàcid Garcia-Planas vive con cabreo la inminente desaparición del transatlántico: “Ojalá mi abuelo hubiera construido la fábrica en Terrassa. Allí probablemente la habrían conservado. Ayuntamiento tras ayuntamiento, Sabadell camina hacia la insubstancialidad”, dice el nieto. Pero Garcia-Planas concede que la culpa no es solo de los gobiernos municipales: la responsabilidad es colectiva, un homicidio en grupo, como en el Orient Express de Agatha Christie. El primer culpable fue la globalización: la deslocalización hacia Asia de la industria textil cerró la fábrica en 2007. Los herederos Garcia-Planas que gestionaban Artèxtil vendieron al Banco Sabadell la parte de la fábrica que será demolida para poder sanear las cuentas de la compañía. El gobierno local del PSC de Manuel Bustos modificó el Plan General de Ordenación Urbanística para dar cabida al proyecto. La por entonces oposición de la izquierda alternativa, con la coalición Entesa al frente, ponía el grito en el cielo por lo que consideraba una operación especulativa y la pérdida de un activo industrial que todavía podía acoger nuevos negocios. Los mismos partidos que se opusieron, gobiernan hoy Sabadell y son los que llevaron en 2016 al pleno municipal el acta de defunción final de la fábrica, con la unanimidad de los grupos de la oposición –CiU, PSC y Ciudadanos– y con el visto bueno definitivo del Departamento de Territorio de la Generalitat. Maties Serracant, concejal de Urbanismo, ha reiterado que el proyecto estaba tan avanzado, con el peso de los acuerdos del anterior Ayuntamiento con la antigua propiedad y con Solvia, que “es muy difícil, si no imposible, hacer marcha atrás”, según recoge el diario iSabadell. La promoción también contempla la construcción de un equipamiento municipal, todavía por concretar.
“Patrimonio de la ciudad”
En el pleno del Ayuntamiento solo hay dos ediles que piden esta marcha atrás. Son Carles Bosch y Lluís Monge, concejales no adscritos que abandonaron el PSC el año pasado. Bosch y Monge consideran que Artèxtil es “la última fábrica de aquel Sabadell industrial”, y añaden que “es patrimonio de la ciudad y da personalidad al barrio de Covadonga”. Proponen una permuta de terrenos con Solvia que permita a la inmobiliaria construir en la zona de Can Gambús.
Bosch i Monge tampoco están libres de pecado porque formaron parte del grupo de gobierno que dio forma al proyecto: “Entonamos el mea culpa por no haberlo detenido en su momento”, reconocieron en una rueda de prensa reciente. Serracant tildó de “temeraria” la posición de Monge y Bosch, según Ràdio Sabadell, “porque no es fruto de un proceso de reflexión amplia sobre el patrimonio, sobre la ciudad o sobre la capacidad económica del Ayuntamiento para hacer frente a estas transformaciones urbanas”.
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