Casi dos décadas de breves historias
La XIX Semana del Cortometraje premia a Rodrigo Sorogoyen y a los actores Nicolás Gaude y Marta Nieto
Coches, relojes, tráfico, pantallas, semáforos, esperas. Madrid es todo esto; es rapidez y prisas, pero también es arte e inspiración. La Comunidad, con su patrimonio cultural, industrial y natural, aparece como un gran escenario de cine que sirve de plató a directores y actores para contar historias. Diecinueve años lleva la región celebrando su Semana del Corto, que el domingo celebró una gala en el Museo Reina Sofía para entregar sus galardones anuales. Así, han bendecido a Madre, de Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981), ganador del Goya a la mejor dirección por Que Dios nos perdone. “Es un trabajo intenso, que te atrapa, una obra de arte”, apunta Jaime de los Santos, viceconsejero de Cultura de la Comunidad de Madrid.
Lo que empezó hace casi dos décadas como “una forma de exhibir todos los trabajos breves en búsqueda de financiación”, explica de los Santos, ha crecido. “Ahora es un festival lleno de talento concentrado en pocos minutos”. Hasta 31 trabajos se han exhibido a lo largo de una semana que ha acogido, además, charlas, coloquios, actividades por toda la región, incluso en centros penitenciarios. Se ha celebrado, además, un foro profesional. Desde el Gobierno regional aseguran que apuestan “por incrementar los presupuestos para el cine, aunque sea tímidamente”. Este año, la cifra fue de un 7% más. “Es nuestra obligación cuidar de todo esto”, sentencia de los Santos, que asegura que se trabaja “estrechamente con el Ayuntamiento de la capital para convertir Madrid en un verdadero plató de cine”.
Entre los trabajos presentados se han repartido 30 premios (guión, dirección, actuación...). “El viaje del actor hacia los cortos, tiene mucho de ida y vuelta”, dice Nicolás Gaude, galardonado como mejor actor por su trabajo en Los invitados siempre vuelven, de Diego Sabanés. Es uno de los ocho premios principales de Madrid en Corto. “En los cortos te unes más al equipo que en otros trabajos, son intensos días de rodaje”, explica Gaude, “con la finalidad de contar historias increíbles”.
Mientras que en ediciones anteriores el premio homenaje cayó en manos de entidades como Notodo, esta edición ha ido a parar al director José Manuel Carrasco (1979), que también ejercía como jurado. “Este año las cintas han sido más introspectivas, más intimistas, con menos humor”, dice. Carrasco despuntó en el cortometraje muy joven, hace 11 años, y se ha convertido en un referente. “Hay un talento descomunal en el mundo del corto español”, asegura, “la proyección internacional es brutal. Ya se ha visto este año con la nominación [de Timecode de Juanjo Giménez] a los Oscar”.
La dificultad del cortometraje, sin embargo, y aquí coinciden todos, “es llegar al gran público”, de ahí que se abracen festivales como el de Madrid. De Santos no disimula su debilidad por esta cita: “Vivimos en un mundo de micromomentos. El cortometraje los relata y además hace soñar”.
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