Richard Gere: “Los actores somos marionetas”
El artista estadounidense, que inaugura el Sant Jordi Film Fest con 'Norman', dice de Trump que tiene un impulso de “cariz animal”
“En hindú, actor quiere decir marioneta y eso es lo que somos los actores porque son los personajes los que mueven los hilos”. El actor norteamericano Richard Gere, en Barcelona para inaugurar el Sant Jordi BCN Film Fest, ha explicado de esa manera su último registro como protagonista de Norman, el hombre que lo conseguía todo, la película que tendrá su premier en el nuevo festival que han impulsado los cines Verdi de Gràcia y que no llegará hasta las salas comerciales hasta el 2 de junio. Gere, con más de 60 películas en su haber, pero popularizado por sus papeles de galán absoluto en Oficial y Caballero (1982) y también Pretty Woman (1990), fue recibido por un grupo de fans —especialmente mujeres— en la puerta de los cines, engalanados para la ocasión con alfombra roja. Simpático y agradable, Gere no escatimó sonrisas.
En un tono más serio, no ha esquivado las preguntas sobre qué opinión tenía sobre la administración de Donald Trump: “La situación política es muy confusa, compleja y descorazonadora. Todos queremos el mejor presidente y que sea bueno para todos, pero desgraciadamente no tiene las cualidades para serlo. Estamos viviendo un momento muy peligroso para todos”. Y en un tono de cierta desazón ha añadido: “es una época muy humillante para nosotros pero es verdad que hay un grupo que le apoya. El de él no es el único desafío en el mundo aunque entiendo que tiene un impulso de cariz animal, muy con aquello de yo, lo mío y lo que no es para mí”.
En cualquier caso, Gere ha estado más cómodo hablando de Norman, el hombre que lo conseguía todo, dirigida por Joseph Cedar, y de lo que es la industria del cine. Su penúltima cinta, porque ya ha terminado otra más, The dinner, es la historia de un personaje que según él “me cautivó por completo”. Se podría resumir como un embaucador y estafador que mueve los hilos en una pseudotrama de corrupción entre intereses de los Estados Unidos e Israel y que acaba con un intento de redención del timador: ”hay muchos Normans en la vida, no solo en Estados Unidos, están en todas las partes, estoy seguro de que en esta sala también hay más de un Norman”. Gere comunica de forma directa y hace sonreír con sus respuestas. Preguntado sobre la corrupción que destila el personaje que interpreta y la película que se desarrolla en Estados Unidos, el actor ha bromeado: “mucha gente tiene la idea de que América y Hollywood son Sodoma y Gomorra y que es un lugar horrible donde se cometen cosas tremendas. Sin embargo, lo cierto es que todos somos iguales. Y los mismos problemas se repiten en todas las partes”.
También ha defendido el componente humano de su personaje: “Norman también persigue lo mejor. Esencialmente, los seres humanos somos iguales estemos donde estemos, y las diferencias entre nosotros son muy pequeñas. La creación del personaje le llevó unos 8 meses de dar vueltas a cómo debía ser, moverse y sentir Norman, un hombre maduro que plantea negocios. El resultado es una persona que no ceja en conseguir el fin que busca pero, a la vez, es vacilante. Un Gere en pantalla, por cierto, con unos andares y expresión muy singulares. En sus palabras: “un completo imbécil que rinde tributo a la raza humana porque es ese tipo de persona capaz de superar cualquier dolor y derrota. Pese al proceso de dolor, continúa avanzando con el corazón abierto".
El actor, preguntado sobre el coste que ha tenido apoyar el movimiento tibetano, ha querido aclarar que para él no había tenido ningún efecto. “Sí lo ha tenido, en cambio, en el otro lado porque hay directores chinos que no pueden trabajar conmigo y lo mismo pasa con los actores. Son ellos los que están sufriendo las consecuencias”. Y en relación con esta causa, Gere se ha mostrado abierto a abrir una oficina en Barcelona del lobby de apoyo al Tíbet que ya existe en Washington y tiene otras sucursales en Europa, como Berlín.
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