Mejillones y periferia
El arquitecto propone un paseo por los paisajes que rodean la capital, por la Quinta de los Molinos y reivindica el valor social y cultural de los espacios autogestionados
1. Anillo verde de la M40. Cuando pensamos en Madrid nos vamos al centro, pero en la periferia hay mucho atractivo, como este circuito verde para ciclistas. Hay pocos lugares en el mundo que se puedan recorrer en bici en un día con tantos paisajes diferentes, desde el Parque Regional del Sureste hasta la sierra. Esta diversidad es única.
2. Mercado de la cebada. Me encanta como está ahora. Es un espacio increíble, con una estructura muy singular con cúpulas de hormigón que recuerdan a la tradición de mercados españoles. Me parece un plan divertidísimo para ir los domingos a tomar mejillones o cigalas con unas cañas. Es una cultura propia de Madrid, un mercado de barrio en el que se puede tomar algo, tiene ese valor. (Plaza de la Cebada, s/n).
3. Palacio de Cristal. El palacio [en el parque del Retiro] es alucinante, pero al mismo tiempo es increíble que sea el lugar de las instalaciones de arte contemporáneo del Reina Sofía, que son muy populares. Que se haya usado para que expongan artistas como Olafur Eliasson o Dominique González-Foerster es fantástico para devolver una imagen de lo que puede ser una sociedad moderna. (Paseo de la República de Cuba, 4).
4. Quinta de Los Molinos. Es un sitio que me encanta, sobre todo ahora que se acerca la floración. Muestra que la relación de Madrid con los jardines ha sido muy intensa y variada, como los de conventos o los de la realeza. Echo en falta que este patrimonio no se haya continuado. (Alcalá, 502).
5. Centro de Arte Dos de Mayo. No todo ocurre en Madrid, también en otros municipios pasan cosas interesantes. En este centro [de Móstoles] el arte contemporáneo se ha convertido en un espacio para la interacción pública: conciertos en la terraza, programas de películas… (Avenida de la Constitución, 23).
6. Eskalera Karakola. Es un centro social autogestionado por mujeres que ha generado una gran labor de proximidad y de debate con todo el barrio en temas de género. Su trabajo es tremendo, y la capacidad de tolerancia que tiene Madrid también viene de sitios pequeños como este. (Embajadores, 52).
7. Cafe Berlín. La música electrónica se conecta con Madrid aquí. Un espacio mítico, que ha aguantado mucho tiempo, y que preserva una de las grandes aportaciones de Madrid al mundo: la noche. En un época en la que en ciudades como Nueva York o París casi no quedan locales de los 80, que se mantenga este es muy bueno. (Costanilla de los Ángeles, 20).
8. Rascainfiernos. Cuando el arquitecto Fernando Higueras se divorció de su mujer, construyó esta casasótano en donde entraba la luz por cuatro claraboyas. Es orgánica, metabolista, se mezclan las funciones y se han rodado películas. Es una estructura tremenda que escapa de muchas de las ideas que después se han considerado propias de la arquitectura de Madrid. (Maestro Lasalle, 36).
9. Escaravox. Es la obra que dio sombra a la plaza central del Matadero, y es la arquitectura más emocionante que he hecho. Se hizo con estructuras de regadío y con el dinero ahorrado se equipó la zona con altavoces y muebles rodantes que están a disposición de la gente. En verano cualquiera pueda apuntarse para hacer conciertos, cines, charlas… Me encanta usar el espacio público como lugar de creación colectiva. (Paseo de la Chopera, 14).
10. Restaurante Ojalá. Cuando nos encargaron reformarlo, los dueños eran jóvenes, sin mucho dinero para una gran inversión. Trabajamos con ellos y en una semana teníamos el local listo. La idea era tener producción local, precios bajos, que los camareros fueran del barrio… y el diseño tenía que acompañar. Lo que me parece emocionante es que Madrid se ha ido gentrificando, pero la esencia del bar resiste. (San Andrés, 1).
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