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La mejor pintura flamenca hecha fuera de Flandes

La catedral de Barcelona restaura la ‘Pietat Desplà’ realizada por Bartolomé Bermejo en el siglo XV

José Ángel Montañés
Una de las primeras personas que vieron ayer la 'Pietat Desplà' restaurada en el museo catedralicio.
Una de las primeras personas que vieron ayer la 'Pietat Desplà' restaurada en el museo catedralicio. J. Á.M.

En 1490, dos años antes del viaje americano de Cristóbal Colón, un personaje culto y refinado como Lluís Desplà, arcediano de la catedral de Barcelona, encargó a uno de los pintores de moda en la Corona de Aragón una obra con la que quería perpetuarse. Quería una pintura enorme que funcionara como altar para situarlo en la capilla privada de su nueva residencia, en la Casa del Arcediano, que estaba en plena reforma. Desplà confió en Bartolomé Bermejo, caracterizado por su perfección en el dibujo y el minimalismo de su pintura que realizó una enorme escena en la que una doliente Virgen sostiene en su regazo a un Jesucristo muerto. A la izquierda, San Jerónimo absorto en la lectura, mientras apoya un pie en un león dormido, y a la derecha, un personaje arrodillado, con expresión compungida, mirada perdida y aspecto descuidado, que no es otro que  Desplà. La escena está enmarcada en un paisaje, amplio y profundo, todo envuelto en un buen número de especies vegetales y animales que completan la escena. La obra, conocida como la Pietat Desplà, ha acabado siendo una de las obras maestras de Bermejo, y, a juicio de los expertos, “la mejor obra flamenca realizada fuera de Flandes”.

La losa sepulcral de Desplà y, enfrente, la Pietat que lleva su nombre.
La losa sepulcral de Desplà y, enfrente, la Pietat que lleva su nombre.

La pieza, que ha permanecido desde entonces vinculada con la catedral y no ha salido del templo y sus inmediaciones, ha sido sometida a un complejo proceso de restauración para devolverle el esplendor que tuvo hace seis siglos. Desde ayer puede verse en la sala principal del Museo Catedralicio rodeada de otras obras góticas luciendo su nuevo aspecto tras la limpieza a fondo para quitarle los barnices envejecidos y restaurar las alteraciones de la capa pictórica. Los trabajos de restauración, dirigidos por Ana Ordóñez han sido financiados por la Fundación Banco Sabadell y han tenido una duración de más de año y medio. Entre los hallazgos, comprobar que la pintura no formaba parte de un tríptico como se creía porque las bisagras laterales no lo eran, tal y como se pensaba.

Después de tanto tiempo Desplà, y su obra más preciada, no se han separado, por un azar del destino. El arcediano fue enterrado en una estancia pequeña destinada a alojar la nueva sala capitular que hoy es parte del museo catedralicio. La estancia está presidida por la pintura y la enorme losa en la que puede leerse “honorabilis et circunspectus” o lo que es lo mismo, honorable y prudente.

De Bermejo, que pintó una veintena de obras, poco se sabe. Tan solo que era cordobés, tal y como escribió, en letra capital romana, en el marco de esta obra en la que se dice también que la terminó el 23 de abril, festividad de Sant Jordi.

Con todo, la pintura no es la única de Bermejo en Barcelona. El MNAC cuenta con dos obras: una Resurrección y Un descenso de Cristo al limbo, las dos de 1475 y otras dos, Cristo en el Paraíso y Ascensión, propiedad del Institut Amatller d’Art Hispànic de Barcelona, cuatro tablas que algunos expertos proponen como parte de la predela del retablo de Santo Domingo de Silos, cuya tabla central se conserva en El Prado. El Museo de Perelada conserva una quinta obra, otra Piedad. Las cinco son grandes candidatas para participar en la exposición que prepara para 2018 la primera pinacoteca española, para celebrar su bicentenario, en la que se espera reunir a todas las obras de este maestro de la pintura gótica.

73 especies vegetales y animales

Una de las mayores aportaciones del trabajo de restauración de la obra ha sido poder identificar hasta 73 especies diferentes de animales y plantas que aparecen pintados por Bermejo acompañando la escena principal. Todas con su marcada simbolismo religioso.

Las especies vegetales son, predominantemente, las mediterráneas, pero otras son de procedencia nórdica que el pintor copio de algún catálogo. Entre las especies vegetales identificadas: ciprés, palmera datilera, sabina, sauces, peonía, salvia, palma, entre otras. Entre las especies animales: golondrinas y jilguero, caballo, mariposa, mariquita, bufón, salamandra, colibrí, escorpión, caracol y, el más grande, un león.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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