Falles de València: una ciudad en movimiento
Lejos de viejos clichés, las Fallas son una magnífica oportunidad para conocer una ciudad en movimiento y redescubrir una parte de nuestra idiosincrasia
Las calles de Valencia vuelven a convertirse en escenario de estruendo, de caos organizado, de ríos de gente, de tradición y cultura, de arte condenado al fuego… Valencia vuelve a ser escenario de las Fallas. La fiesta mayor de nuestra ciudad nos invita de nuevo a ser vivida en las calles y a conocer su diversidad. Lejos de viejos clichés, las Fallas son una magnífica oportunidad para conocer una ciudad en movimiento, y para redescubrir una parte de nuestra propia idiosincrasia, puesta de manifiesto en cada detalle de la fiesta.
Este año Valencia cuenta con las Fallas como nueva insignia del Patrimonio de la Humanidad, y ello nos debe llevar a la reflexión. Las Fallas, como todo lo que vivimos, evolucionan y son cambiantes, pero su arraigo, sin duda, se debe al cuidado que se ha seguido de muchas de las tradiciones, y por las que debemos velar. Tradición y vanguardia, por lo tanto, se unen por esta fiesta, que constituye el mayor movimiento ciudadano aglutinado de Valencia. Una fiesta que dinamiza toda la ciudad durante el mes de marzo, y que debe generar un diálogo constante buscando el respeto entre todos los vecinos y vecinas de la ciudad: los que participan de las fallas, y lo que no. Porque esta es una de las bases del reconocimiento de la excelencia, al que muchas veces se hace referencia desde el ámbito de la fiesta.
Este año, la organización de actos por las Fallas contempla novedades, algunas de las cuales ya se han podido ver: desde la Crida a la Humanitat con que celebramos la declaración de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, la renovada apuesta por la pirotecnia en la Nit de l'Espolí, el mayor cuidado —también económico—a las bandas de música, los planes para convertir la Ciutat Fallera en un barrio creativo, el traslado de la Exposició del Ninot a un emplazamiento que lo dignifique, o la racionalización en el montaje de las carpas, con el objetivo de mejorar la convivencia y minimizar las posibles molestias.
Y si importante es el cuidado de las tradiciones, imprescindible debe ser también la apuesta por la innovación y la sostenibilidad. Este año, precisamente, han visto la luz tres proyectos que combinan nuevas tecnologías y Fallas; los tres con el apoyo del Ayuntamiento: la llamada “falla inmaterial”, cuyo principal resorte es la participación ciudadana, el Parot Digital, que permite ver una falla desde cualquier lugar del mundo gracias a la realidad aumentada, y el Falles Play and Go, de carácter lúdico y divulgativo. Por otra parte, no podíamos olvidar la generación de un debate serio sobre la sostenibilidad y los materiales usados en las Fallas. Y cómo el movimiento se demuestra andando, yo mismo he conocido a los investigadores que están desarrollando propuestas de materiales hechos a partir de la paja del arroz. Por sostenibilidad medioambiental y porque creemos que la Cremà, como momento álgido de la fiesta, merece desarrollarse de una manera óptima.
La Falla del Ayuntamiento, de hecho, ya ha vuelto a los materiales tradicionales. Queremos ser ejemplo, y también queremos demostrarlo en la propia temática: volvemos a la ironía, al sarcasmo, al humor, con una falla que hace referencia a todos los proyectos frustrados que, en tantas ocasiones, tanto descrédito o ruina nos han traído a los valencianos. Quemaremos, como cada 19 de marzo, los malos recuerdos y augurios, para dar la bienvenida a un tiempo nuevo.
Joan Ribó es alcalde de Valencia
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