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Estrategia de desarrollo

Las inversiones ejecutadas con motivo del V Centenario dejan huella en todas las provincias

Regata en aguas de la bahía de Cádiz, que acogió Mundo Vela en 1992.
Regata en aguas de la bahía de Cádiz, que acogió Mundo Vela en 1992.efe

La celebración del 92 favoreció la puesta en marcha de infraestructuras que vertebraron Andalucía y mejoraron su conexión con el exterior. No solo fueron la A-92, construida por la Junta, y el nuevo acceso ferroviario con el AVE, a cargo del Estado. Un buen puñado de proyectos quedó aplazado cuando el V Centenario echó el cierre, pero ejes fundamentales como el desdoblamiento de la N-IV (el acceso desde el centro de España por Bailén que conecta con Córdoba y Sevilla), su prolongación hasta Huelva a través de la A-49, la circunvalación SE-30 y la mejora de los accesos a Málaga, con la autovía desde Antequera por Las Pedrizas y las rondas de la capital, se abrieron a la circulación a tiempo para el año de la Exposición Universal.

En 1991 se inauguró el puente internacional sobre el Guadiana entre Ayamonte y el municipio portugués de Castro Marim. La extensión de la A-49 desde Huelva a la frontera tuvo que esperar hasta 2001. La A-45 entre Córdoba y Antequera no quedó completa hasta 2009 y el brazo de la A-92 hasta Almería se retrasó a 2002. La autovía del Mediterráneo atravesaba esta provincia de este a oeste en 1992, aunque los últimos tramos para sustituir a la sinuosa N-340 y completar la red en la provincia de Granada fueron inaugurados ya por Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, hace apenas dos años.

El Plan General de la Expo, aprobado por el Gobierno en 1985, incluyó la ampliación de los aeropuertos de Jerez (Cádiz), Málaga y Sevilla y la ejecución de grandes obras portuarias en Algeciras, Huelva y el acceso fluvial a la capital andaluza. El objetivo final era fortalecer la débil articulación territorial de la comunidad y eliminar los frenos estructurales y coyunturales que entorpecían su crecimiento económico.

Debate

En medio de todo el despliegue de obras, cundió el debate de si el trato era el mismo para todas las provincias y si la Expo podría generar un desequilibrio entre los territorios andaluces. “Éramos conscientes de que las inversiones más importantes se fueron a la parte occidental. Sobre todo a Sevilla, pero también a Córdoba, Huelva y Cádiz. Nos sentimos un poco preocupados y con la esperanza de que esas inversiones tendrían que llegar”, rememora José Antonio Amate, diputado en el Congreso y secretario del PSOE de Almería en 1992.

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La Junta de Andalucía quiso cortar de raíz las posibles tensiones y el presidente, José Rodríguez de la Borbolla, impulsó el llamado plan Andalucía 92 para extender los beneficios del aniversario y ahondar en la vertebración de la región. El mensaje era claro: el V Centenario no era solo de Sevilla. El programa se planteó como un auténtico revulsivo para el resto de capitales, con inversiones “señeras y singulares” que contribuyeran a su transformación, recuerda el expresidente andaluz. Como coordinador de la iniciativa designó a su consejero de Cultura, Javier Torres Vela, en el cargo entre 1984 y 1990.

La cantidad económica destinada a cada capital fue la misma, 4.000 millones de las antiguas pesetas (24 millones de euros), y el programa se complementó con el denominado Colón 92, con una inversión de 500 millones de pesetas en los municipios estrechamente vinculados a la figura de Cristóbal Colón: Moguer y Palos de la Frontera, en Huelva; Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz; y Santa Fe, en Granada, donde los Reyes de España inauguraron en abril de 1992 el centro cultural Instituto de América. En total, 34.000 millones de pesetas (204,3 millones de euros) para propagar por Andalucía el efecto revitalizador que debía tener la celebración de la destacada fecha.

Almería, capital de la imagen

El Centro Andaluz de la Fotografía nació a partir de la experiencia del proyecto Imagina, desarrollado entre 1990 y 1992 en Almería con motivo de la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América. El programa, dirigido por Manuel Falcés, permitió que artistas de prestigio internacional viajaran hasta la provincia andaluza y mostraran sus instantáneas en distintas iniciativas. Por una parte, a lo largo de tres años, se organizaron cuatro exposiciones de autor mensuales (en total hubo unas 70) centradas en temas de actualidad. Por otra, la tierra almeriense sirvió de inspiración para la producción de material y 456 de esas imágenes se exhibieron en una gran exposición llamada Imagina. Pasado el aniversario, la Consejería andaluza de Cultura creó el Centro Andaluz de la Fotografía con los fondos heredados del programa

El plan Andalucía 92 se concretó a principios de 1988 y las actuaciones fueron debatidas, con paciencia y durante meses, con los respectivos alcaldes. En ese momento, todas las capitales andaluzas, excepto Córdoba, gobernada por IU, estaban en manos de dirigentes socialistas. “Había muchos déficits y mucha ambición, quedaban muchas cosas por hacer”, subraya Torres Vela. Las actuaciones se plantearon en cinco niveles: infraestructuras urbanas; edificios y monumentos; conjuntos histórico-artísticos; equipamientos culturales y deportivos; y la celebración de grandes acontecimientos. Una pirámide con cuatro escalones por lado que convergían en uno central, diseño de Alberto Corazón, fue el logotipo del programa.

Proyectos

Huelva planteó una veintena de actuaciones, la más ambiciosa, la reforma de la histórica Casa Colón, con la incorporación de un palacio de congresos. En Málaga se perfilaron 14 obras, entre ellas, la remodelación del Castillo de Gibralfaro, la adecuación de la Alcazaba y la construcción del Parque del Oeste. El proyecto más potente en esta ciudad fue el encauzamiento del río Guadalmedina, una cicatriz urbana que aún genera debate y está sin resolver. Quien sí solventó el problema con su río fue Almería, que con sus fondos inició la ordenación de la Rambla de Belén, una actuación que cambió completamente la ciudad. También levantó el auditorio Maestro Padilla.

La “energía” del 92 impulsó los proyectos, pero no todos estuvieron listos a tiempo. En Granada, el Ayuntamiento introdujo variaciones a su lista original y terminó planteando lo que sería el germen del futuro Parque de las Ciencias. El Palacio de Congresos de esta ciudad fue financiado al 60% por la Junta y el resto estuvo a cargo de las arcas municipales. La Plaza de las Culturas de Jaén se construyó con retraso y no llegó para el V Centenario, pero sí la remodelación de varias calles del centro, igual que en Córdoba. En Cádiz se plantearon actuaciones alrededor del Mundo Vela 92, como Puerto América y la Ciudad del Mar, un edificio que 25 años después sigue sin uso.

Los campeonatos del mundo, con varias categorías olímpicas de regatas, fueron el acontecimiento internacional de 1992 en la Bahía de Cádiz. Almería celebró el Encuentro de Culturas Mediterráneas, además de recibir el Centro Andaluz de Fotografía como legado del proyecto Imagina. La Alhambra de Granada albergó la exposición Al Andalus y la muestra Picasso Clásico, en el recién remozado Palacio Episcopal de Málaga, se convirtió en el embrión del futuro museo dedicado al genio en su ciudad natal.

Huelva centró su conmemoración en torno a las Fiestas Colombinas de verano y Córdoba acogió el congreso internacional de Etnobotánica. La Catedral de Jaén fue escenario de una gran exposición sobre el renacimiento andaluz (Arquitectura del Renacimiento Andaluz. Andrés de Vandelvira y su época) y Sevilla albergó el Campeonato Iberoamericano de Atletismo. Todas las provincias tuvieron su gran evento en 1992.

Una apuesta por la innovación para un nuevo modelo

Manuel Castells y Peter Hall elaboraron el informe PINTA (Proyecto de Investigación sobre Nuevas Tecnologías en Andalucía) sobre la nueva estrategia una vez terminada la Exposición Universal. El plan ahondó en la posibilidad de reconvertir el espacio de la muestra en una tecnópolis. A mediados de 1992, el Ejecutivo central aprobó los incentivos para estimular la inversión privada en el recinto de Sevilla.

La Junta había decidido apostar por la innovación para favorecer un cambio en el modelo productivo de la región y, para Málaga, encargó un estudio a la consultora japonesa Tecnnovam, que señaló el área del aeropuerto de Málaga como el lugar más indicado para construir un recinto de innovación. Las obras del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) comenzaron en 1989.

“En Cartuja había muchos intereses. El Gobierno había hecho una inversión muy fuerte y no quería que se quedara en agua de borrajas”, recuerda Felipe Romera, director del PTA.

El apoyo de la Administración y el despliegue inversor en Sevilla hicieron que en Málaga se vivieran especialmente las tensiones que saltaron puntualmente en las provincias periféricas. Poco antes de la inauguración del PTA en el barrio malagueño de Campanillas, el 9 de diciembre de 1992, más de 5.000 personas se manifestaron para pedir al Gobierno de Felipe González que diera a la tecnópolis de la Costa del Sol el mismo trato que a Cartuja 93, ya que la primera se había quedado fuera del programa de incentivos.

“Existía una gran preocupación. Si además de contar con toda la infraestructura, se aprobaba esa medida, ¿quién iba a venir a Málaga?”, plantea Romera 25 años después de la movilización ciudadana en defensa del parque.

El parque malagueño abrió con ocho empresas. Actualmente ronda las 640 compañías y ha aguantado bien la crisis, fundamentalmente, por la presencia destacada de multinacionales. En 2015 cerró con 16.774 trabajadores (1.449 de ellos dedicados a I+D+i) y una facturación de 1.625 millones de euros.

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