La comarca sin ‘esteladas’
El Valle de Arán es la única región de Cataluña en la que el independentismo se mantiene en clara minoría
La primera vez que Vanessa Folgar vio una estelada fue al dejar el Valle de Arán para estudiar el bachillerato en Lleida. En la tierra donde se había instalado con su familia procedente de Galicia cuando tenía dos años, nadie tenía un estandarte independentista, nadie hablaba de la secesión. Folgar tiene ahora 33 años, es profesora de primaria en Gessa y continúa sin ver esteladas en el Valle de Arán. Este es un lugar insólito: ubicada en la vertiente norte del Pirineo, es la única comarca catalana de clima atlántico. Es el único territorio de Europa en el que sobrevive con vitalidad la lengua occitana. Y es la única región de Cataluña en la que el independentismo es claramente minoritario.
Folgar atiende a EL PAÍS sentada en el patio de su escuela bajo un sol generoso. A lo lejos, entre bosques de abetos, se levanta el maná de la región, el macizo de la estación de esquí de Baqueira. Folgar habla perfectamente catalán y aranés. La variante local del occitano es la lengua vehicular escolar, pero también se enseña en castellano, catalán, inglés y francés. Los ejercicios de clase colgados en las paredes del colegio están en aranés, también los avisos administrativos. “No conozco a independentistas catalanes, pero sí a personas que defienden un nacionalismo occitano. Lo de la independencia aquí se considera un problema, provoca incertidumbre, porque obligaría al Valle a decidir si quiere formar parte de unos o de otros, y la gente ya está bien como está ahora”, apunta Folgar.
El Valle de Arán tiene 10.000 habitantes, es un enclave fronterizo estratégico, con una autonomía propia desde el siglo XIV. No hay monumentos ni calles dedicadas a héroes catalanes como Companys, Macià o Tarradellas. En las elecciones catalanas de 2015, la coalición Junts pel Sí entre CDC y ERC alcanzó en Cataluña el 39,5% de los votos, pero en el Valle de Arán no llegó al 25%. La CUP obtuvo el 8% del sufragio en Cataluña y en el Arán, el 6%. En las generales del pasado junio, el PP venció en los dos principales municipios araneses —Vielha y Naut Aran— y los socialistas (Unitat de Arán, UA, en su rama aranesa), en el tercero de mayor población, Bossòst. CDC y ERC fueron los últimos.
Elvira es la propietaria de la librería Er Areu de Les. Luce un colgante de oro de la cruz occitana. Su hija Maite la acompaña esta tarde; es enfermera en el Hospital de Vielha, estudió la carrera en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Ambas se consideran aranesas, “y luego, si acaso, catalanas y españolas por igual”. Ambas aseguran que su entorno piensa igual: “Para nosotras, el debate de la independencia es algo lejano. Quizá los catalanes que viven aquí se lo toman más en serio”. Joan Pascual es de Barcelona pero vive en el Valle desde hace dos décadas. Es empresario de restauración en Arties. Como catalán, siente más comprensión por el proceso independentista, pero también entiende la particularidad aranesa: “El Valle es la única región de Cataluña que depende casi exclusivamente del turismo y, más en concreto, de un turismo madrileño, vasco y valenciano, que es fiel al lugar. Los que son independentistas no son tan contundentes en sus ideas. Aquí no hay manifestaciones ni mítines políticos”, resume. Baqueira informa de que un 24% de los usuarios de la estación proceden de Cataluña, y un 61% del resto de España.
Jusèp Loís Sans Socasau y Jèp de Montoya son los responsables del Instituto de Estudios Araneses (IEA), institución académica constituida en 2014 a semejanza del Instituto de Estudios Catalanes. Sans Socasau fue también el fundador, en 2008, de la rama local de ERC. En la recepción de la pequeña sede del IEA destaca un mapa de los “países catalanes y occitanos”. Montoya defiende que el Arán, a diferencia de otros lugares de Occitania, ha tenido la suerte de que Cataluña ha entendido su particularidad: “El Valle de Arán se ha querido vincular a Cataluña”. Sans Socasau valora que la mayor simpatía que hay en el Valle por España se debe también a la mayor tasa de inmigración y a la importante presencia de funcionarios del Estado como guardias civiles, policía nacional, personal de Correos o, hasta hace poco, del Ejército. Un 40% de la población aranesa ha nacido fuera de Cataluña; en la comunidad autónoma el porcentaje es del 33%.
Para Amador Marqués, alcalde de Bossòst, la presencia del cuartel de la Guardia Civil en el pueblo “es una suerte, y que dure mucho, porque dinamiza la vida local”. Paco Miranda, su predecesor en el cargo, y como él de UA, era un guardia civil jubilado. Marqués considera que la presencia del instituto armado “enriquece” la sociedad. “La identidad aranesa es de suma, no quiere renunciar a ser española o catalana”. El despacho de Marqués solo está decorado por una bandera aranesa y dos óleos de escenas de Bossòst: “Miranda tenía el retrato del presidente de la Generalitat, pero yo lo saqué. Está en el salón de plenos. Soy poco de protocolos”.
La Convergencia Aranesa rompe con el PDECat
Convergencia Democrática Aranesa (CDA) rompió en 2016 sus vínculos con el nuevo Partit Demòcrata Europeu Català (PDEcat) arguyendo que apuestan por “un nacionalismo aranés más fuerte”, exigiendo una representación fija del Arán en la Generalitat y en el Parlament. El síndico del Valle de Arán y presidente de CDA, Carlos Barrera, criticó la semana pasada en EL PAÍS la poca sensibilidad, según él, de la Generalitat frente a la reclamación de competencias por parte del Gobierno aranés. CDA emitió un comunicado en julio concluyendo que la militancia y los simpatizantes consideran que las relaciones históricas con Convergència ya no son como eran.
El retroceso de CDC y del PSC en la provincia de Lleida ha dejado sin diputado en el Parlament a CDA y a Unitat de Arán (UA, el partido socialista aranés). Quien sí obtuvo un escaño es la aranesa Mireia Boya, de la CUP. Boya, de 37 años, con su independentismo radical y posiciones antisistema, es un caso único en el Valle de Arán. Boya es hija de la primera síndica del Valle en democracia, la convergente Maria Pilar Busquets.
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