Las restricciones vuelven a Gran Vía sin causar atascos

“Tranquilo, muy tranquilo. Parece que la gente ya se ha concienciado”, zanjaba ayer hacia las siete de la tarde un agente de movilidad apostado en la confluencia entre Gran Vía y la plaza de España, un punto en muchas ocasiones complicado para la circulación por el tráfico que llega desde la Cuesta de San Vicente. Su misión, como la de los otros agentes apostados en las entradas de la gran avenida comercial y de ocio del centro de la capital, era asegurar que solo acceden los vehículos autorizados estos días: autobuses, motos, coches de residentes, bicletas, taxis y coches con distintivo “cero emisiones”, además de los vehículos de las empresas de paquetería y los coches de alquiler con conductores privados.

Lo cierto es que, sea o no por esa concienciación, la vuelta a los cortes de tráfico en el centro de la capital no coincidió ayer, viernes atípico por ser la víspera de Nochebuena, con grandes episodios de atascos, como sí había sucedido en las primeras ocasiones en las que, hace apenas unas semanas, el Ayuntamiento de Madrid puso en macha su plan especial de movilidad.

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El corte de la Gran Vía es el que más ha acaparado la atención (también ha concentrado las criticas del PP y de algunos comerciantes que lo consideran perjudicial); sin embargo, el plan de Consistorio establece además restricciones en la calle de Atocha (desde la Glorieta de Carlos V hasta la plaza de la Provincia) y la calle Mayor (en ambos sentidos, desde Bailén hasta Puerta del Sol).

En todos esos puntos, los cortes se prolongarán esta vez durante mucho más tiempo: comenzaron ayer a las cinco de la tarde y terminarán el 8 de enero. Sin embargo, en lo que concierne a la Gran Vía, han vuelto con modificaciones que darán un respiro mayor a la parte del tráfico rodado que sí tiene permitido en todo momento el acceso. Así, entre las 06.00 y las 16.00 —horario en el que el Consistorio ha considerado que la demanda de peatones es menor— de los días 25, 27, 28, 29, 30 de diciembre y 1, 2, 3, 4 y 6 de enero habrá cuatro carriles (dos por sentido) abiertos a la circulación de vehículos, en lugar de los dos (uno por sentido) que se mantendrán el resto del tiempo.

Carriles ‘robados’

Desde luego, ayer por la tarde la demanda de peatones parecía bastante alta, a juzgar por la gran presencia de transeúntes que se concentraban, sobre todo, entre Callao y el cruce con las calles de la Montera y Fuencarral. Mientras las grandes bolsas delataban qué estaban haciendo por allí muchos de ellos, otros paseaban despreocupadamente con las manos en los bolsillos. “Nos gusta. Así disfrutamos más de Madrid”, decían Rodrigo y Luisa, una pareja de treintañeros que caminaba junto a sus dos hijos —uno de cuatro años y otro de apenas dos meses— por uno de los carriles robados a los coches. Unos carriles que, a diferencia de los primeros días de cortes navideños, cada vez se están usando más, según un grupo de operarios municipales que descansaban después de colocar las vallas y las cintas.

Los problemas de convivencia entre viandantes y vehículos, en cualquier caso, no han desaparecido ni mucho menos del paisaje, como se podía apreciar por los constantes pitidos de los coches y algún que otro rifirrafe, como el protagonizado a eso de las seis y media de la tarde por un ciclista que, parado en un semáforo, gritaba a unos turistas: “¿No veis que no podéis pasar por donde queráis?”.

Mientras duren los cortes, el Ayuntamiento recomienda utilizar recorridos alternativos y, mejor todavía, usar el transporte público para llegar al centro.