Las medidas de Mas para comprar una vivienda fracasan al año de aprobarse
Hasta ahora no se ha inscrito ninguna casa en régimen de tenencia temporal o compartida
El Gobierno catalán ha fracasado hasta ahora en su intento de implantar nuevas fórmulas para que los ciudadanos accedan a una vivienda en propiedad. Más de un año después de haber aprobado la propiedad temporal y la compartida para incorporarlas al Código Civil catalán, no se ha inscrito ni una sola operación bajo esas figuras, según los Registradores de la Propiedad. Esas novedades introducidas durante el gobierno de Artur Mas, según el sector, han chocado tanto con el desconocimiento del público como con la financiación bancaria.
La dificultad de los ciudadanos para acceder a la vivienda en propiedad y el aumento del precio de los alquileres llevaron a la Generalitat a recoger dos propuestas nacidas en la universidad y pioneras en España. Se trataba de permitir el acceso a un piso mediante fórmulas intermedias: la propiedad compartida (ir comprando progresivamente el inmueble) y la temporal (adquirirlo por un tiempo determinado).
Sin embargo, los registradores han constatado que hasta ahora no se ha inscrito ni una sola operación bajo esas fórmulas. Por ello, ahora preparan una jornada para dar a conocer entre el sector y la banca esas dos figuras. La Generalitat cree que el fracaso se explica porque la propiedad temporal fue recurrida por el Gobierno central y sólo se levantó su suspensión cautelar en octubre y aún no hay una sentencia definitiva.
Falta de financiación
Más allá del tema competencial, el decano del Colegio de Registradores de Cataluña, Luis Suárez, asegura que varios motivos explican que esa “ingeniería jurídica” no haya cuajado. El primero pasa por la financiación bancaria, que sigue siendo la piedra angular de casi toda forma de acceso a la propiedad. “La dificultad de la propiedad temporal está en que a medida que pasa el tiempo el piso va perdiendo valor, puesto que el plazo va venciendo. Es justo lo contrario de lo que ocurre con la propiedad tradicional”, sostiene. El segundo problema está en que el ocupante temporal de la vivienda va perdiendo incentivos para reformar y conservar el inmueble.
La propiedad compartida se aprobó con la idea de que los bancos o la Sareb podrían vender los edificios en partes, de modo que al principio serían cotitulares del inmueble. El comprador, por su parte, iría aportando cantidades a medida de que pasaran los años hasta quedarse con el 100%. Los registradores opinan que esa fórmula era interesante “para promotoras concursadas, incluso bancos o promotoras”, pero tampoco ha salido adelante. Sí le ven más recorrido en la vivienda protegida, pero las Administraciones llevan años sin apenas promover vivienda social.
El investigador Sergio Nasarre, de la Cátedra de Vivienda de la Universidad Rovira i Virgili, ve en estas dos figuras una apuesta ambiciosa por “democratizar el acceso a la vivienda de propiedad”. Nasarre calcula que el 76% de las familias que ahora son inquilinas aspiran a ser propietarios y en la propiedad compartida y temporal hay “una manera de serlo sin sobreendeudarse” con un fraccionamiento del porcentaje o del tiempo de estancia en la vivienda. “Sin fórmulas así estamos abocados a que se repita una burbuja inmobiliaria como la de 2007”, apunta el experto, quien añade que el recurso ante el TC también ha generado confusión entre la ciudadanía y los operadores inmobiliarios.
Propiedad compartida en pisos sociales
El Departamento de Gobernación tiene un grupo de trabajo con promotores de vivienda públicos para ver cómo se aplican las nuevas fórmulas. “Por ahora es difícil hacerlo con el parque púlico existente, porque está todo destinado a alquiler social para atender la emergencia habitacional”, aseguran desde la consejería.
El profesor de la URV Sergio Nasarre dice que si no se han registrado operaciones no es porque no haya, ya que “solo es necesario el acuerdo de ambas partes”. Los registradores dicen lo contrario: quienes optan por esta fórmula deben inscribir el piso porque necesitan más protección.
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