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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Energías perdidas

La política debe servir para resolver problemas. En lugar de esto, los gobiernos de Rajoy y Puigdemont se dedican a alimentar el choque de trenes

Viendo el espectáculo que los gobiernos catalán y español nos montan ante la apertura de juicio oral contra el expresidente Mas y tres de sus consejeros, tengo una sensación de pena, de desánimo por la cantidad de energías gastadas que se pierden sin ningún resultado práctico, interesante para los ciudadanos. Porque, ¿sirvió de algo realizar la consulta del 9-N? Fue una consulta sin base legal en la que, como era de prever, solo votaron los independentistas (más algún que otro despistado) y el resultado fue el previsible, que se confirmó en las elecciones (estas sí legales) del 27 de setiembre. Menos de dos millones de ciudadanos se sienten independentistas, menos de la mitad no solo de los posibles votantes y menos de la mitad de los que votaron el 27 de setiembre. ¿Tuvo alguna razón de ser? Y sobre todo, ¿tuvo algún efecto en la ciudadanía fuera de que los independentistas se contaron?

En realidad fue solo un gesto de reafirmación, ni tan solo acercó lo más mínimo Catalunya a la independencia como sus promotores defienden. No pasó de una mera gesticulación. Y ahora, a petición de la Fiscalía y del Gobierno, se encausa a los promotores y vuelvo a preguntarme, ¿sirve de algo el juicio actual a los responsables del 9-N? Puede que sirva para reafirmar la ley (cosa no desdeñable desde luego) pero, ¿va a solucionar el problema de encaje de Catalunya en España? Y la respuesta vuelve a ser que no, que va a servir solo para reafirmar la creencia de la derecha española de que no debe hacer nada, quedarse quieto, y para crear mártires independentistas que los están necesitando para mantener viva una llama en decadencia. Y encima ahora tenemos el tema del diputado Francesc Homs que, como es parlamentario, resulta que requiere el aval del parlamento español. Y ya tenemos otra polémica tan artificial como las demás. Tendremos una discusión vacía de interés sobre si unos votan a favor del suplicatorio o no cuando, si se cree lo que dice, debería ser el propio Homs quien, dado que encausan a los demás, debería pedir a los parlamentarios que votaran a favor del suplicatorio.

Y esto tiene que ver con la actual situación política española porque, después del “habrá referéndum con o sin acuerdo” del President Puigdemont, vamos a un choque de trenes entre los ejecutivos de Catalunya y España. Más que nunca necesitamos un gobierno de España dispuesto al diálogo y a la acción política, no solo judicial, respecto a Catalunya. Si resulta difícilmente creíble que un gobierno de Rajoy pueda solucionar problemas como regenerar la democracia (con la corrupción reinante), o como preservar el Estado del bienestar o revertir la desigualdad económica que se ha agravado de forma alarmante durante su mandato, resulta imposible pensar que sea capaz de un diálogo político constructivo sobre Catalunya.

La derecha piensa que se puede utilizar a los independentistas como lo han hecho en la constitución de la Mesa del Parlamento que negociaron con el partido de Francesc Homs. Pero rápidamente dicen que nunca dialogarán y menos negociarán con ellos. Pregunto, ¿cree alguien posible solucionar el problema catalán sin hablar con los independentistas? Los socialistas tienen una propuesta razonable que es el federalismo y que implica, como repite Miquel Iceta, “diálogo, negociación y pacto”. Y si se está convencido de lo que acabo de explicar, y creo que podría haber consenso generalizado en torno a estos argumentos ¿pueden los socialistas con su abstención facilitar un gobierno de Rajoy?

Después de las primeras elecciones opiné que solo se podía hacer un gobierno con un presidente próximo a la derecha (incluso del PP pero no Rajoy) y un equipo económico progresista o con un presidente progresista y un equipo económico más conservador. Por ello aplaudí el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos que la falta de visión de Podemos dinamitó. Hoy, ante los Gürtel y el choque de trenes que se nos viene encima, me reafirmo en esta idea. Solo sin Rajoy, con un nombre consensuado, se podría pactar unos mínimos que permitiera al PSOE cambiar su voto para abstenerse en la investidura. El tiempo apremia, se termina y no veo ningún movimiento en este sentido. Si los del PP y Ciudadanos tuvieran el sentido de Estado del que tanto hablan ya estarían poniendo otros nombres sobre la mesa.

Francesc Esteva es investigador emérito del CSIC, fundador del PSC y miembro de Federalistes d'Esquerres.

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