Bicicletas y peatones colonizan la Gran Vía

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Una pareja de novios se hace un selfie en mitad de una Gran Vía sin vehículos. Pedro y Mónica iban a dar un paseo y se han encontrado el escenario perfecto para hacerse la foto que siempre habían soñado. Este domingo, bicicletas y peatones han colonizado una de las calles más emblemáticas de la capital con motivo de la Semana de la Movilidad 2016. La calzada ha permanecido cerrada parcialmente al tráfico desde las nueve de la mañana a las dos de la tarde, aunque una plataforma central ha permitido el tránsito del transporte público (autobuses y taxis) y de vehículos residentes. El Ayuntamiento no cierra la puerta a que esta iniciativa que trata de ganar más espacio para los peatones tenga continuidad y afirma estar estudiando el proyecto.

“La de hoy es una experiencia para la convivencia entre el transporte público y los peatones. Queremos saber cómo funcionaría la Gran Vía ampliando las aceras”, ha destacado Inés Sabanés, concejal de Medio Ambiente y Movilidad. Algunos padres, como David, que acompañaba en bicicleta por la plataforma central a cuatro menores, se quejaba: “Transitar por el medio de los vehículos es imposible”, explicaba a un policía municipal. “Me han dicho que las bicicletas tienen que hacerlo así”, replicaba el agente. Los peatones, no obstante, paseaban por unos espacios delimitados en los extremos de la calzada, lo que significaba un ensanchamiento de las habituales aceras que, sin embargo, dejaban prácticamente libres. “Una pena, se podrían aprovechar más”, afirmaba Andrea, una chica de 22 años que venía de participar en una carrera.

“Estoy utilizando la parte que han habilitado, pero veo que toda la gente sigue andando por la acera a pesar de la aglomeración”, ha manifestado Ramón, un viandante de 34 años. El atasco de peatones es, precisamente, una de las situaciones que se quieren evitar en esta zona del centro de la capital. “Esto no vale para nada, es una estafa. Debía ser todo el espacio para los peatones y las bicis. El tráfico solo se ha cortado parcialmente”, se ha lamentado Mikael, de 26 años. El joven pretendía usar su patinete , pero ha tenido que llevarlo debajo del brazo por “falta de espacio”. Ganarlo es el objetivo que se ha marcado el Ayuntamiento con esta iniciativa. “Hemos conseguido hacerlo permanentemente en el Paseo del Prado, ahora vamos a trabajar por conseguir más lugares”, ha precisado Sabanés.

Incorporar más espacios

La edil cree que Madrid lleva años de retraso en la movilidad con respecto a otras ciudades europeas. “Tenemos que incorporar espacios de forma progresiva. Tratamos de cambiar un modelo de ciudad buscando más espacio para los ciudadanos, pero preservando el transporte público. Esta es, además, una forma de luchar contra la contaminación”. Sabanés también ha explicado que esta jornada significa una evaluación del proyecto Gran Vía y que va a tener “una continuidad”. Sobre la posibilidad de peatonalizar la calle, ha afirmado que el Ayuntamiento no lo baraja de momento, pero tampoco lo descarta en el futuro.

Antonio y María estarían encantados con la peatonalización. Este matrimonio, de 39 y 37 años respectivamente, suele salir habitualmente a pasear en bicicleta con sus dos hijas pequeñas. Para María, todavía queda pendiente mucho trabajo: “Hay que concienciar a la gente. Hoy en día, aún es muy peligroso salir en bicicleta por Madrid. Te juegas la vida”. “Hasta a mí, que monto en bicicleta, me cuesta acostumbrarme a ver ciclistas cuando voy en el coche. Es una cuestión de años”, ha precisado Antonio. Las niñas, se mostraban encantadas con pasear por el centro de la ciudad, aunque ya conocían los trayectos de Paseo del Prado y Recoletos, vías que cada domingo se cierran totalmente al tráfico durante unas horas. Los que no tienen bici, como Ana, aprovechan la jornada para hacer deporte alquilando uno de los vehículos de BiciMad.

“Desde el punto de vista de la movilidad sostenible, las peatonalizaciones muy extensivas tienen el problema de que impiden el acceso al resto de la ciudad. Estamos en el centro, que tiene un gran atractivo para turistas y madrileños. Llegar aquí tiene que ser posible”, ha reivindicado Álvaro Fernández, gerente de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). En su opinión, el experimento de este domingo ha demostrado que “el tráfico está calmado, que los coches van despacio” y que el transporte público “es compatible con las bicicletas y la gente andando”. Ha calificado la experiencia como “positiva”. Lo mismo piensa Juan Vera, presidente de la Asociación de Amigos de Gran Vía. “Hemos solicitado al Ayuntamiento erradicar la circulación otros días, aunque sea por unas horas, y se han comprometido a estudiarlo”.

Peatonalizar la calle

Enrique, de 25 años, está encantado con la iniciativa, aunque lamenta que no sean más horas y que bicicletas y peatones no dispongan de toda la calzada. “No es el corte de tráfico que queremos. Nuestra reivindicación es que se peatonalice toda la Gran Vía. Vivimos de los turistas, no de los coches”, ha demandado una empleada de Keflash Souvenirs. Otros, como Chema, se quejaban de que, aunque han delimitado una zona para peatones, “los taxis y los autobuses entran en ella para coger y soltar viajeros, como un día cualquiera”. A Mayte, de Navalcarnero, el cierre de la calle le supone “un fastidio” porque es “la única vía” que conoce para entrar a Madrid, donde trabaja.

“Queremos abrir una reflexión sobre el uso del espacio público y cambiar la pirámide de prioridades en la movilidad, poniendo en el centro al peatón y a los medios de transporte sostenible”, ha indicado Ramón Linaza, responsable de la Semana de la Movilidad 2016 en el área de Medio Ambiente del Consistorio. “Se trata de recuperar el espacio público, democratizándolo, para que podamos respirar. Y todo ello garantizando la movilidad”.