Teatros, campo y whisky japonés
Al actor le gustan los lugares que le hacen sentir como en casa, ya sean teatros o tabernas
1. La taberna De Lea. “¿Luis, dónde estás?”. Paco te llama por teléfono si pasas un tiempo sin venir y, además, me sigue en Twitter para saber dónde estoy de gira. Paco y su mujer son dos personas hermosísimas que cuidan de ti y te hacen sentir especial. (Galileo, 40).
2. El Teatro del Barrio. Que surja un proyecto así es importante para una ciudad como Madrid. Tendría que tener muchos más apoyos. Es un teatro que, con sus propuestas, pretende transformar al público para que el público transforme la realidad. (Zurita, 20).
3. Librería Méndez. En general, las librerías son espacios que me atraen mucho. Ésta en concreto está muy cerca de mi casa y hay un tipo joven, que se llama Alberto, que te asesora y al que le puedes consultar. Me fio mucho de su criterio. Es un lugar al que debemos de cuidar para que no desaparezca como tantas otras librerías. (Mayor, 18).
4. Teatro de la Abadía. Yo empecé haciendo teatro en la sala Mirador, con Cristina Rota, y allí fue donde nació el grupo Animalario. Pero La Abadía me dio la oportunidad de formarme, al mismo tiempo que trabajaba. Allí conocí a Hernán Gené, un profesor de clown que me enseñó muchísimo, y con el que trabajé en la obra Sobre Horacios y Curiácios, premio Max en 2005. Todo lo que conforma el Teatro de la Abadía es un lujo y me siento como en casa. El espacio es un templo maravilloso. (Fernández de los Ríos, 42).
5. La Plaza de Oriente. Es un lugar que me ha acompañado durante mucho tiempo. He vivido muchos años cerca. Me paseo por sus calles y rincones, voy al Café de los Austrias, donde me he pasado muchas mañanas y tardes leyendo, pensando. Me siento muy arropado en esa plaza.
Un canto a la risa
Luis Bermejo (Madrid, 1969) vuelve al Teatro del Barrio con el mónólogo El minuto del payaso, una sobrecogedora confesión en torno a la vida y un canto a la risa. A este montaje seguirá, a partir del 22 de septiembre, El Rey, una ficción sobre Juan Carlos I.
6. El Mercado de la Cebada. Conserva la autenticidad de los pequeños puestos de los mercados. Yo voy a una frutería que la lleva Pedro. Depende de lo que tenga, siempre te da a probar la fruta de temporada antes de comprar. En esta época, por ejemplo melocotón o higos. Pedro sabe seducirte a través del paladar. (Plaza de la Cebada s/n).
7. La Barranca, en Navacerrada. El itinerario ideal es ir a Navacerrada, comer en el restaurante Felipe y luego para bajar la comida dar un largo paseo por La Barranca, que está en las afueras del pueblo. Es un gran barranco, un paseo por la naturaleza maravilloso. Caminando, caminando vas a dar a la calzada romana. Muchos fines de semana, me voy directamente a La Barranca. Si cuadra, como en Felipe y si no me llevo tortilla de patatas o filetes empanados y me siento a pensar en una piedra o a pasear.
8. Restaurante Miyama. Nunca he sido muy aficionado a la comida asiática pero tengo que reconocer que Miyama me ha abierto el mundo a esos sabores. El que vaya que pida whisky japonés, que está buenísimo. Es un restaurante con mucho rollo. Hay que ir y dejarse llevar. (Flor Baja, 5)
9. El lago de la casa de Campo. El Madrid Rio es un sitio que lo han dejado estupendo y es el que atravieso en bicicleta para ir hasta el lago de la Casa de Campo. Cuando puedo suelo ir por las tardes, me siento en un banco y admiro los hermosos atardeceres de la ciudad.
10. De María. Este restaurante argentino me ha dado de comer tanto y tan bien, se han portado siempre conmigo tan de maravilla... Conozco a todos los camareros. Esos postres, esas carnes… Es casi un lugar de obligado paso para los que vienen a Madrid. (Preciados, 32).
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