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Ortiz desautoriza al Consorci por los barracones 2.0

Sindicatos y asociaciones de padres exigen que solo sean "soluciones temporales"

Josep Catà
Interior de uno de los nuevos módulos.
Interior de uno de los nuevos módulos. M. Minocri

Laia Ortiz ha dado este miércoles un vuelco al debate sobre los barracones escolares. La tercera teniente de alcalde de Barcelona y vicepresidenta del Consorcio de Educación ha desmentido que los tres nuevos centros educativos de la ciudad (dos escuelas y un instituto) vayan a seguir en módulos prefabricados definitivamente. La gerente del Consorcio, Mercè Massa, así lo había dado a entender el pasado martes al afirmar que los nuevos barracones reúnen las condiciones para ser permanentes, siempre que la comunidad educativa esté de acuerdo. Sindicatos y AMPAS exigen que solo sean una solución excepcional.

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La teniente de alcalde de Derechos Sociales ha desautorizado las declaraciones de su compañera en el Consorcio de la Educación, Mercè Massa, y ha asegurado que hacían referencia al “salto cualitativo” de estos módulos prefabricados. Ortiz insistió en que “en ningún caso” ni el gobierno municipal ni la Generalitat han debatido sobre el carácter permanente de los barracones. En el Consorcio explican que en nunca dijeron que serían definitivos, sino que la posibilidad de convertirlos en permanentes está ligada a un diálogo para cada caso con la comunidad educativa. Ortiz recordó que el Consorcio cede los solares pero que es el Departamento de Educación de la Generalitat el encargado de la construcción de las escuelas.

Para el próximo curso, Barcelona tendrá cinco centros en módulos. A la escuela de la Maquinista y al instituto Viladomat se les suman los tres nuevos centros, que aportan 12 clases al sistema público: las escuelas Entença y Sagrera y el instituto Maria Espinalt. Los tres centros han costado algo más de un millón y medio de euros en total.

Los sindicatos, las AMPAS y políticos de la oposición como Alberto Fernández Díaz (PP) consideran que los barracones, aunque sean nuevos, tienen que ser “temporales y excepcionales”. Ernesto Sánchez, delegado sindical de CC OO, alerta de que hay más bajas entre profesores que trabajan en módulos que en los que no. “Pretender hacernos creer que los barracones son una buena solución para los alumnos no es de sentido común”, asegura Joan Puntí, secretario de comunicación de Servicios Públicos de UGT. “Pueden ser espacios diáfanos y con aire acondicionado, pero no reúnen las condiciones mínimas en espacios comunes como el patio, el gimnasio, salas de actos...”, destaca.

Cinco barracones

Para este próximo curso, Barcelona tendrá cinco centros en barracones. Los que ya existían son la escuela de la Maquinista y el instituto Viladomat, en la izquierda del Eixample. Este último está en proceso de trasladarse a un equipamiento de nueva construcción. Los nuevos centros, que se instalan en unos módulos "más preparados", como explicó Massa, serán la escuela Entença, con tres grupos de P-3 y una inversión de 427.302 euros; la escuela La Sagrera, en la que se ha hecho una inversión de 622.093 euros, que abrirá otros tres grupos de P-3 ; y el instituto Maria Espinalt, en Sant Martí, en la que el sistema público se ha gastado 469.529 euros, y que tendrá 4 grupos de primero de ESO. Los tres centros tienen alrededor de 700 metros cuadrados, y según Massa son módulos prefabricados "más sostenibles y flexibles".

A estos se suma un nuevo equipamiento modular vinculado a la escuela La Llacuna de Poblenou. Con dos grupos de P-3 y una inversión de 402.186 euros, estos barracones forman parte del centro La Llacuna, pero el Consorcio anunció que administrativamente será una nueva escuela el curso que viene.

Desde el sindicato Ustec-IAC, el portavoz Ramon Font añade que en los módulos hay además problemas de acústica, que pueden interferir en las clases. “Pretender hacer pasar arquitecturas provisionales como definitivas muestra cuáles son las prioridades de los actuales gobernantes”, señala. Los padres y madres también se posicionan claramente en contra de la posibilidad de hacer los módulos definitivos. “No sé cómo se atreven a decir estas cosas, no están valorando que la educación es prioritaria y que tiene que ser de calidad”, destaca Montse Conejo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Cataluña (Fapac). Conejo admite que pueden ser una solución provisional, pero que a la larga van aumentando más clases en los módulos, y los problemas con los espacios se van agravando.

Por otro lado, el Departamento de Enseñanza tiene otro debate abierto con las becas comedor. Enseñanza ha recibido 100.000 solicitudes, y ya ha resuelto el pago del 50% a 53.000 alumnos, y del 100% a 7.000. El Marco Unitario de la Comunidad Educativa ha criticado este miércoles que el departamento haya cambiado de criterio para la concesión de la beca y que ahora use el indicador del umbral de la pobreza del Idescat. Por su parte, Enseñanza ha afirmado que ya habían usado este indicador con anterioridad. 

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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