Barcelona va al trabajo sin coche
Cerca del 70% de los habitantes de la capital catalana van a la oficina sin usar el vehículo privado, según la consultora inmobiliaria JLL
Barcelona es la cuarta ciudad del mundo en la que los trabajadores utilizan menos el coche para ir a la oficina. Esta es una de las conclusiones a las que llegó la consultora inmobiliaria JLL en su estudio del pasado julio Comparando las ciudades del mundo del futuro. Situaba además a la capital catalana como una de las ciudades que mejor imagen tiene y más se promociona. En un estudio más reciente la firma asegura que Barcelona mejora en indicadores de largo alcance como la educación, la innovación, la transparencia y la sostenibilidad. Con el plan de Movilidad (2013-2018), que incluye la nueva red de autobuses y proyectos como la conexión del tranvía y las supermanzanas, el Ayuntamiento pretende desincentivar aún más el uso del vehículo privado y "recuperar el espacio público para los ciudadanos".
Las ciudades que están por delante de Barcelona en esta lista de JLL son urbes con una alta densidad de población y normalmente con problemas de polución. No obstante, su sistema de transporte público y las inversiones en este sector hacen que en Hong Kong casi el 90% de los residentes se desplacen al trabajo sin coche. Le sigue Paris, con un algo más de un 80%, y Shangai, con un 75% de los trabajadores que van en metro, autobús, en bicicleta o a pie. Barcelona está en un 70% y Madrid aparece décima en esta lista, con algo menos de un 60% de trabajadores que no usan el coche para ir al trabajo.
La concejal de Movilidad de Barcelona, Mercedes Vidal (del grupo Iniciativa per Catalunya - Els Verds), explica que aunque la ciudad tenga menor población, la densidad es muy alta y hay muy buena conectividad. Esto explica que, según los datos del Ayuntamiento, un 42% de los desplazamientos se haga a pie o en bicicleta, y que "solo" el 15% de los trayectos que tienen origen y fin en la ciudad sean en coche privado (si se cuentan los desplazamientos que conectan con otras urbes, el porcentaje se eleva hasta el 23%).
Aunque el uso del vehículo privado sea bajo, Vidal asegura que los ciudadanos no tienen esta percepción porque hay un problema "enorme" de contaminación y porque "los coches ocupan la mayor parte del espacio público". Por esta razón, el Ayuntamiento tiene en marcha una serie de medidas que se notan a pie de calle para reducir aún más los viajes en coche, como las supermanzanas o la nueva red de autobuses. Además, los municipios del Área Metropolitana están unificando criterios de incentivos para la compra de vehículos eléctricos para paliar la contaminación: "Tenemos 3.500 muertes anuales por enfermedades relacionadas con la polución en el Área Metropolitana", lamenta Vidal.
El proyecto urbanístico más ambicioso de Barcelona es el de la conexión del tranvía por la Diagonal. "Es un objetivo prioritario, porque el tranvía unirá nueve municipios con el centro de la ciudad y será un medio de transporte muy competitivo", asegura Vidal. Según el informe encargado por el Ayuntamiento, el tranvía será la alternativa para 12.500 coches, y las obras costaran 175 millones de euros.
El otro gran proyecto es llenar Barcelona de "supermanzanas" como la que se estrenó en Poblenou, que permitirán reducir el tránsito de vehículos privados hasta un 40%, según el consistorio. La primera gran isla verde, en la que los coches se ven obligados a girar en todas las intersecciones de las nueve manzanas que la comprenden, está en marcha desde el 5 de septiembre.
Además, Barcelona prevé triplicar su red de carril bici en 2018, con lo que la ciudad pasaría de los 116 kilómetros actuales a 308. El gobierno municipal destinará 32 millones de euros para esta actuación. En la última clasificación que hizo en 2015 el índice Copenhagenize sobre las ciudades que son bike-friendly, la capital catalana subió seis posiciones hasta la número 11. "Este mandato acabaremos el proyecto de los carriles bici y la red de autobuses, y avanzaremos hasta donde podamos con el tranvía y las supermanzanas", explica Vidal.
Además de estos proyectos, el equipo técnico de movilidad del Ayuntamiento está estudiando otras medidas como restringir la entrada de vehículos en la ciudad, o la instalación de aparcamientos disuasorios en las ciudades desde las que inician los trayectos que van hacia Barcelona. Vidal reconoce que para esto es necesaria una estrategia metropolitana que implicaría mejorar el servicio de trenes de cercanías y de los autobuses, cosa que es competencia de la Generalitat.
Ciudades del futuro
El informe de JLL concluye que las ciudades medianas de Europa como Barcelona tienen las herramientas para "convertirse en ciudades del futuro", y tienen ventajas sobre las americanas para conseguir el objetivo de reducir la presencia de los coches: "Son compactas y tienen un tamaño que las hacen sistemas manejables, confortables y sostenibles. Copenhagen, Oslo, Viena o Barcelona son un ejemplo".
También son europeas las cuatro primeras ciudades en la clasificación de las que mejor proyectan su imagen, según JLL. Barcelona es la tercera con mejor proyección, después de Paris y Londres, por la captación de turismo de congresos y negocios y por el “atractivo global” que tiene gracias al buen clima y a la calidad de vida. Además, el informe dice que "Berlín, Ámsterdam, Madrid y Barcelona tienen arte, museos y moda, lo que sitúa estas ciudades en las mejores posiciones de las listas de urbes con cultura, estilo de vida y apertura de miras".
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