De puño y letra

En los últimos 20 años, desde que comenzó la revolución de Internet, el mundo de las comunicaciones se ha puesto patas arriba. Nada es como era anteayer y probablemente todo sea distinto pasado mañana. Y las cosas solían durar más: por ejemplo, Correos cumplió el pasado 8 de julio la friolera de 300 años como servicio público. Para celebrar una fecha tan señalada, la empresa, en colaboración con su Museo Postal y Telegráfico (Tapia de Casariego, 6), ofrece la exposición gratuita 300 años haciendo historia. Se puede ver hasta el 4 de septiembre en su Oficina Principal, sita en el Palacio de Cibeles. Ahí se hace un repaso de los principales hitos de la compañía y sus aportaciones, sociales o tecnológicas, a la sociedad española.

Fue durante el reinado de Felipe V, en 1716, cuando el Estado se hizo responsable del servicio postal. En 1756 se nombraron los primeros carteros urbanos y en 1850 el sello se convirtió en medio de franqueo. El teléfono y el telégrafo se introducen en la segunda mitad del XIX, y así hasta hoy, cuando los carteros usan terminales PDA, se crean sistemas para recibir paquetes a domicilio como CorreosPaq o plataformas de venta online como Comandia.

Todo ello se reseña en la exposición mediante profuso material fotográfico y objetos como cartas jeroglíficas o algunos uniformes de cartero o buzones históricos. También una antigua bicicleta, de 1930, de las que se usaban para repartir cartas.

Hoy en día Correos sirve, sobre todo, para enviar paquetes, o documentos oficiales, facturas, promociones, publicidad y todo tipo de notificaciones. Escasea lo personal. “Sin embargo”, concluye Victoria Crespo, directora del Museo Postal, “todavía hay quien disfruta enviando tarjetas postales o cartas manuscritas que, a pesar de todos los avances, creo que siguen siendo la mejor forma de expresar los sentimientos. De puño y letra”.