La mudanzas de Rajoy
El presidente en funciones ha cambiado por Sanxenxo su refugio de Ribadumia (Pontevedra) donde ha veraneado desde que Aznar le nombró su sucesor a la Moncloa. La historia política de este hombre de costumbres se refleja en sus sucesivas casas de veraneo
Los que mejor conocen al presidente del Gobierno en funciones dicen de él que es un hombre previsible, y lo es hasta para planificar sus vacaciones de agosto, aunque este año son cortas e intermitentes por imperativos políticos. Fiel a su periplo veraniego por su tierra, Rajoy ha vuelto a las Rías Baixas para hacer varios paréntesis de descanso en casa de su hermano, en Sanxenxo, en medio de un intenso trajín de reuniones para lograr una investidura incierta, pero ha roto la tradición. Ha dicho adiós al pueblo de Ribadumia (Pontevedra), el que ha sido su parada vacacional durante 15 años, aunque sigue desplazándose todas las mañanas muy cerca de allí para hacer el mismo itinerario que le ha convertido en un adicto caminante.
En los círculos gallegos del presidente en funciones ya se anticipaba que por las ataduras del calendario político, al menos, este año, el pueblo de Ribadumia, en pleno valle de O Salnés, no estaba en sus planes de veraneo. Un cambio que también ha interferido en otras rutinas a las que Rajoy ya nos tenía acostumbrados. El séquito de alcaldes populares que gobernaban ese territorio (y la Diputación, ahora, por primera vez, del PSOE), y que año tras año se incorporaban a la foto con el presidente, ha pasado a la historia tras la debacle del partido en las pasadas elecciones municipales, y el pueblo de sus veraneos no ha sido una excepción.
Su marcha coincide con el nuevo mapa político en O Salnés, con el partido maltrecho, invirtiendo los resultados y dejando solo el gobierno al PP en tres de las nueve alcaldías. Precisamente Ribadumia es el ejemplo más paradigmático del cambio. Este Ayuntamiento, histórico bastión popular, ahora lo dirige el partido Independientes por Ribadumia, que fundó José Ramón Barral Nené, un alcalde aliado hasta que fue implicado en un cargamento de tabaco de contrabando y condenado por delito fiscal. Nené, famoso por anotarse mayorías absolutas en cada cita electoral, fue el mentor de Rafael Louzán, otro de los baluartes del partido, presidente provincial y de la Diputación hasta el fiasco electoral, dejó recientemente todos sus cargos políticos inmerso en un proceso judicial por el que está acusado por presunto cohecho.
Pero el escenario político nacional ha facilitado la mudanza en los veraneos del presidente en funciones, poco amigo de las situaciones incómodas. Ni la tranquilidad del valle que rodea Ribadumia, ni la algarabía de Sanxenxo, que tampoco se ha salvado del mazo electoral. Rajoy ha tirado por la calle del medio y ha optado por la algo más recogida playa de Canelas (dentro de la localidad de Portonovo, de nuevo en el municipio de Sanxenxo) donde los últimos fines de semana los ha pasado en el chalé de su hermano, con salidas esporádicas a restaurantes o en barco y dejándose fotografiar con algún seguidor cuando estos se lo piden.
Aún así, Rajoy se desplaza cada mañana a O Salnés para hacer su obligada caminata diaria a la que se aficionó hace años, cuando eligió Ribadumia para sus vacaciones familiares, nada más ser designado por José María Aznar como su sucesor a la Moncloa. Allí se refugió en un pazo rodeado de varias hectáreas de terreno propiedad de su amigo y como él registrador de la propiedad, Luis Boullosa, ya fallecido.
Luego, en 2013, Rajoy acaparó Casa Alicia, un caserón antiguo que fue reconstruido como establecimiento de turismo rural. Pero este año, coincidiendo con el panorama político y las sucesivas citas electorales, Moncloa renunció a su alquiler. Situada en un remonte en la parroquia de Besomaño, la casa rural tiene una finca con piscina y unas espectaculares panorámicas de la Ría de Arousa.
En su larga etapa recorriendo ministerios, Mariano se dejaba ver en Sanxenxo, donde tiene un piso frente al paseo que bordea la playa de Silgar, que compró antes de casarse y emprender su aventura política en la capital. Ese cuarto piso, mucho más modesto, era su lugar de veraneo antes de empezar a subir puestos y ser señalado como sucesor. Del piso cambió a los dos, sucesivos, caserones de Ribadumia, y de Ribadumia, este año, a vivir de prestado en Portonovo, dentro del municipio de Sanxenxo. La de su hermano, construida hace unos cuatro años, es una casa de factura moderna, con cubiertas planas y larguísima piscina, rodeada de otros chalés exclusivos. Queda por ver qué le deparará al político esta nueva etapa, dónde pasará los próximos veranos y si lo hará como presidente o qué.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.