Si apenas llueve, ¿por qué siempre hay agua en el grifo?
Los municipios turísticos valencianos reducen el consumo pese a multiplicar la población
La sequía que asuela los campos del levante español no cede. Los embalses de la Comunidad Valenciana registraban a finales de julio una media de agua levemente superior al 26% de su capacidad, 640 hectómetros cúbicos respecto a los cerca de 2.500 máximos, ocho puntos porcentuales menos que el año pasado y más de 11 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años.
Las pérdidas en el campo solo se salvan gracias a la contratación de seguros agrarios. Entonces, ¿por qué sigue saliendo agua de nuestros grifos? ¿Cómo pueden localidades turísticas como Benidorm, Cullera o Torrevieja, que multiplican su población durante los meses estivales garantizar el suministro a los miles de usuarios que disparan el consumo, no solo ajenos, sino encantados por la total falta de lluvia? La explicación surge desde la necesidad y la conciencia de la escasez, que ha llevado a los municipios y las empresas que gestionan el suministro a adoptar medidas que favorezcan el ahorro y mejoren la eficacia de la red.
En Benidorm, cuya población abastecida se ha duplicado respecto a la de hace 20 años, hoy se necesita suministrar un 23% menos de agua que entonces, según datos facilitados por la compañía Hidraqua. La cantidad actual corresponde a unos tres hectómetros cúbicos, es decir, el consumo anual medio de una ciudad de 50.000 habitantes. En 1995 el volumen de agua registrada era superior a los 12 millones de metros cúbicos, actualmente este dato se sitúa en torno a los nueve millones de metros cúbicos. Pese a ello, la sequía exige medidas extraordinarias: la Confederación Hidrográfica del Júcar programó en julio el trasvase de caudales hacia la comarca de La Marina Baixa para garantizar el suministro durante todo el verano. Benidorm, Finestrat y La Vila Joiosa reciben agua del sistema del Júcar, gracias al trasvase de emergencia solicitado el pasado mes de marzo por el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, que invierte 2,5 millones de euros en los 5 hectómetros cúbicos solicitados.
Una red sin pérdidas
Para atender una demanda que además registra una gran variación estacional, (con 75.000 habitantes censados, la población flotante de Benidorm se dispara a las 500.000 personas) ha sido fundamental la disminución de las pérdidas de agua en la red de distribución, en las cuales hoy se alcanza un rendimiento del 95%, cuando en el año 1995 este dato se situaba en el 73%; esto es, las pérdidas suponían más de la cuarta parte del suministro.
Hubo por supuesto que planificar unas infraestructuras hídricas adaptadas a la demanda, por lo que Benidorm construyó una estación de tratamiento de agua potable capaz de alcanzar un caudal nominal de 600 litros por segundo, y caudales punta de 750. Esto, unido a la capacidad de regulación de los depósitos municipales, garantiza el suministro de agua potable, y su calidad, a los residentes y visitantes de la ciudad de Benidorm. Desde la empresa se asegura que para garantizar el control de la calidad del agua para el consumo humano se realizan más de 9.500 analíticas al año.
La tecnología permite que, gracias a los sistemas de información geográfica, hoy sea más fácil el análisis, la gestión y la consulta de datos del ciclo integral del agua para su optimización, con instalaciones de telemando y telecontrol en las que se dispone de información en tiempo real de los parámetros hidráulicos de la ciudad, pudiendo controlar y adoptar medidas inmediatas a distancia en situaciones de emergencia y anticipando las variaciones de la demanda. La ciudad de Benidorm está sectorizada en zonas y subzonas, lo que permite conocer los parámetros de consumo de cada una de ellas, optimizar el mantenimiento y facilitar la localización de posibles averías que se solucionan manteniendo el suministro regular a las zonas no afectadas.
Modelos matemáticos
De hecho, en Benidorm se trabaja a partir de modelos matemáticos aplicados a la red hidráulica de agua potable, con los que se analiza el funcionamiento de la misma realizando previsiones de comportamiento futuro que facilitan la corrección de situaciones críticas ante cualquier incidencia en la red. Respecto al aprovechamiento de los recursos disponibles, se destina agua reutilizada a la agricultura y se están instalando tomas de agua regenerada para su uso en baldeo de calles y riego de jardines.
Y si al turista le parece un derroche gastar agua en quitarse la arena de los pies, que se quede tranquilo: en los lavapiés de la playa se emplea agua salobre, lo que permitió ahorrar durante 2015 hasta 69.000 metros cúbicos de agua potable y el ahorro previsto en 2016 será del orden de 87.000. Benidorm cuenta también con una red duplicada de alcantarillado que separa las aguas residuales de las aguas pluviales, lo que permite una mejor explotación del sistema de depuración; remite menor caudal a la depuradora, y disminuye la carga contaminante y reduce los costes de limpieza, por menor variación de caudal
Por último, la ciudad dispone de bombeos de aguas pluviales en las salidas de los numerosos barrancos existentes en el municipio, cuya misión es evitar el vertido al medio de las primeras aguas con muy alto grado de contaminación y que podrían contaminar las playas, así como evitar que las aguas de riego y baldeo calles puedan salir a las playas.
Cullera: dos alternativas de suministro
El modelo turístico de ciudad de Cullera presenta una elevada estacionalidad, como ejemplo de este dato la diferencia de agua suministrada entre los meses de invierno (diciembre) y verano (agosto) es aproximadamente el doble. Esta estacionalidad es cada vez más pronunciada; sin embargo, la tendencia en el agua suministrada en los últimos años es a la baja. ¿Por qué? Desde la compañía Aigües de Cullera atribuyen el ahorro a la mejora en la eficiencia de las redes y la creciente conciencia ciudadana sobre la escasez del recurso.
“En los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo en la adecuación de las instalaciones a las nuevas condiciones de suministro”, explican desde la compañía. Un ejemplo de ello es la nueva conexión al agua en Alta de La Ribera (ETAP Alzira), “que permite una mejora en la calidad del agua suministrada y “garantiza la llegada de agua a la población, al disponer de dos fuentes alternativas de suministro”.
Aigües de Cullera gestiona las instalaciones de bombeo que permiten el suministro de agua para los lavapiés de la playa, que se alimentan con agua marina. Esto permite ahorrar un volumen de agua potable de 48.000 metros cúbicos al año. La firma también gestiona las instalaciones de riego de zonas verdes, que se ha normalizado y modernizado, eliminando el riego con camiones cisternas o cubas y sustituyéndolo por métodos más eficientes, tales como la microaspersión y el riego por goteo. Por último, parte del agua tratada en las estaciones depuradoras de Aigües de Cullera se destina al riego y se aporta como caudal ecológico de mantenimiento para el Estany de Cullera.
Variadores de frecuencia en Torrevieja
En el caso de la distribución de agua potable en Torrevieja, en los últimos años la instalación de variadores de frecuencia en los bombeos que suministran a determinadas zonas, permite mantener unos niveles de presión predeterminados e independientes de la estacionalidad y, por tanto, de los consumos demandados. La empresa Agamed es la responsable del suministro de agua potable, el alcantarillado y la depuradora de Torrevieja. Cuenta con 685 kilómetros de red, más de 120.000 clientes, y abastece a una población mínima en invierno de 150.000 habitantes, que en los meses estivales superan los 400.000. Los recursos proceden de la Mancomunidad de Canales del Taibilla.
Los sistemas de gestión de la demanda de los que dispone la empresa concesionaria permiten graduar la capacidad de almacenamiento de los depósitos de agua potable, regular la presión de cada zona, adaptando la misma a la demanda existente (con curvas de presión en función de tramos horarios y tramos diarios), y permiten gestionar la calidad del agua suministrada mediante el control de cloro en estaciones remotas.
En Torrevieja se da la circunstancia de que el grado de ocupación a lo largo del año varía mucho según las distintas zonas del municipio, de manera que no se producen variaciones significativas en el casco urbano, mientras que hay urbanizaciones que se quedan prácticamente vacías durante la temporada baja. Este sobredimensionamiento de las redes, para dar respuesta a las necesidades en las épocas de máxima ocupación, provoca que en la época invernal se produzcan bajas tasas de renovación del agua potable en las redes, lo que obliga a diseñarlas poniendo un cuidado especial en el mallado, de forma que se asegure una circulación lo más fluida posible.
Aún con ello, se hace necesario una especial atención a los aspectos higiénico-sanitarios, vigilando los puntos extremos de la red y aquellas urbanizaciones que quedan muy despobladas, para realizar purgas en los casos en los que un bajo contenido de cloro así lo indique. Por idénticos motivos hay que efectuar recloraciones en los depósitos y redes en los que aumente considerablemente el tiempo de residencia del agua.
La baja velocidad de circulación del agua en invierno, en los tramos donde la evacuación de produce por gravedad, ocasiona la sedimentación de material orgánico, que además de incrustaciones en las paredes (con el consiguiente riesgo de obstrucciones) provoca la septicidad del agua residual y el deterioro por corrosión química de las conducciones del hormigón y fibrocemento. Para corregir los efectos provocados por la sedimentación en los meses de bajo consumo, es necesario realizar limpiezas en la red de alcantarillado con mayor frecuencia que en otras poblaciones con consumos más estables.
Otro punto conflictivo de este tipo de municipios es el elevado número de estaciones de bombeo de aguas residuales a que obliga la orografía. Ante una avería, el desbordamiento puede provocarse en pocos minutos, lo que acarrearía una situación delicada porque la mayor parte de los bombeos de agua residual están situados en la línea de costa o en los bordes del Paraje Natural de las Salinas de Torrevieja y La Mata. Esto obliga a disponer de una brigada de vigilancia las 24 horas del día que puede acometer un problema en cuanto se detecta mediante el sistema de telemando y telecontrol.
En cuanto al funcionamiento de la depuradora, también viene condicionado por la estacionalidad, tanto en su diseño como en su operación. En el diseño de estas instalaciones es necesario proyectar elementos muy compartimentados, que permitan adaptar el funcionamiento de cada uno de los procesos de depuración a la carga y caudal reales que se reciban en cada momento. Uno de los principales problemas para el funcionamiento de la estación en invierno es la alta septicidad del agua bruta, con altos contenidos en sulfuros (sustancia inhibidora del proceso biológico de depuración). Actualmente, Agamed reutiliza el total de su agua depurada, 5.819.305 metros cúbicos, de los cuales al riego de parques y jardines se destinan 316.325 metros cúbicos.
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