Los bares de La Boquería retan a Colau y reabren sus terrazas
El Consistorio asegura que las mesas obstaculizan una posible evacuación
La incorporación del PSC, a finales de mayo, al gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, supuso una tregua con el gremio de Restauración tras meses de desencuentros por la ordenanza de terrazas. Ayer, inesperadamente, se rompió la tregua. La Guardia Urbana requisó, a primera hora de la mañana, las mesas y las sillas exteriores de los bares y locales de degustación situados en los porches del mercado de la Boquería. El Consistorio alegó que esas terrazas no tienen los permisos pertinentes. Horas después, los restauradores volvieron a colocar sus terrazas.
La intervención de los agentes provocó el enfado de los restauradores que acusaron al Ayuntamiento de haber emprendido una cruzada contra unos empresarios de los que dependen un centenar de trabajadores. A mediodía, la mayoría de los hosteleros desobedecieron la prohibición, montaron las terrazas y atendieron a sus clientes. El gremio de restauración convocó una reunión con empresarios de la zona para armar un frente que, además de las de la Boquería, defienda las terrazas de todo el distrito de Ciutat Vella. Todo ello en plena temporada alta de turistas.
Fue el ex alcalde Xavier Trias (CiU) quien inició la recuperación de los porches, un lugar donde en 2010 este diario reveló que se practicaba sexo de pago. Trias inició la revitalización de los espacios que ocupaban los almacenes del mercado. Rehabilitó los porches y aprobó un plan para permitir la apertura de locales de comida. Pero abrieron sin licencia para la terraza, un trámite que quedó pendiente a finales del pasado mandato, explicó ayer CiU. Los bares, si casi espacio interior, basan su negocio en las terrazas.
Entre las dos opciones, tramitar un plan para darles la licencia o retirar las mesas, el distrito de Ciutat Vella, que capitanea Gala Pin, ha optado por lo segundo. Ayer, la concejal convergente Merce Homs criticó la, a su juicio, desidia y falta de diálogo de Colau, a cuyo gobierno acusó de “aparcarlo todo, no hablar con nadie y no querer resolver nada”.
A las ocho de la mañana, el bar La Virreina comenzaba a colocar las mesas y las sillas en uno de los porches del mercado. Justo al lado, los trabajadores de uno de los locales más grandes, El Pòrtic, ordenaban sus mesas. A diferencia del resto de mañanas, ayer, en lugar de clientes aparecieron varios agentes de la Guardia Urbana de Barcelona acompañados de técnicos municipales que procedieron a requisar sillas y mesas y colocarlas en un camión. El motivo: “Las terrazas no se ajustan a la normativa”. La mayoría de comercios abren pasadas las 10.00 por lo que el resto de restauradores pudieron salvar su mobiliario de las manos de los agentes. Aun así, el enfado se apoderó de los laterales del más famoso de los mercados barceloneses.
Desde el Ayuntamiento se informó de que los restauradores de los porches de la Boquería ya habían sido alertados “en más de dos ocasiones de que las terrazas no se ajustan a la normativa”. El Consistorio justificó su actuación remarcando que estas terrazas suponen un obstáculo en el caso de una posible evacuación de urgencia en el mercado. Los ánimos estaban muy crispados entre los restauradores. El propietario del bar La Virreina aseguró que con la eliminación de la terraza “nos envían directamente a la ruina, nuestros locales son pequeños vivimos gracias a la terraza”.
La dueña de El Pòrtic, Ángeles Molino, criticó: “Los hosteleros nos gastamos muchísimo dinero en una remodelación con la promesa verbal del gobierno de CiU de que nos darían permiso de apertura y terraza”. Oti, una empresaria hostelera con dos restaurantes en los porches, criticaba que después de hacer inversiones nunca llegaron las prometidas licencias. “Conocemos la normativa, sabemos que debe haber un paso entre mesas y sillas… hemos tenido varias reuniones con Gala Pin y no quieren cumplir la promesa de Trias”, denunciaba.
Según los restauradores, tras la victoria de Barcelona en Comú comenzaron a llegar las advertencias de que debían retirar las terrazas. Pronto llegaron las sanciones. “Yo he pagado tres multas, la última la pasada semana, son de 900 euros pero con un descuento considerable por pronto pago”, afirmaba Molino.
Tres locales mantenían abierta la terraza tras la operación policial. “Son los que recibieron las licencias en la época en que Itziar González era concejal del PSC en Ciutat Vella”, aclaró Oti. El resto de pasillos estaban desiertos. “Hay cien familias que viven de estos negocios. Yo tengo 13 empleados y si no me dejan colocar la terraza tendré que echar a la mitad”, reconocía Molino. En cuanto se acercó la hora de la comida la mayoría de los restaurantes optó por la desobediencia. Volvieron a colocar sillas y mesas y a atender a los clientes. “Es una vergüenza que los negocios de los porches tengamos una normativa y dentro del mercado, a sólo un escalón, sea la selva”, denunciaba Oti enérgicamente.
En la reunión convocada ayer por el Gremio de Restauración participaron algunos de los locales afectados, además de entidades como Born Comerç, Amics de la Rambla, el eje comercial del Raval, la Fundació Barcelona Comerç, los comerciantes de la Plaza Real y Barcelona Oberta. El presidente del Gremio, Roger Pallarols explicó que las entidades, muchas de las cuales ya han mostrado rechazo a las políticas comerciales de Colau, acordaron pedir por escrito "que se recupere el diálogo" tras la actuación de ayer, "que pone en riesgo el escenario de punto de inflexión" tras las medidas anunciadas por Collboni, "que permitían que se llegara a un consenso".
Pallarols explicó que los locales de la Boquería están muy preocupados por su futuro y el de sus empleados y pidió "que se retome el diálogo para conseguir que tengan la actividad de terraza de forma legal". El presidente de los restauradores subrayó además que "no hay ninguna ordenanza que obligue a hacer los cierres ahora, en plena temporada alta y en el distrito con más restauración". "La actuación [municipal] es mejorable. No ayuda, la verdad", concluyó y recordó que en paralelo al conflicto de La Boquería hay la la preocupación por la aceleración de la aplicación de la ordenanza por parte del distrito en plazas y espacios singulares del distrito que podrían desembocar en una reducción o la eliminación de sillas y mesas.
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