Puigdemont busca nuevos apoyos con un cambio de la hoja de ruta

Carles Puigdemont se reunirá este mes con la CUP para encarrilar su cuestión de confianza de septiembre. Fuentes de su equipo señalaron ayer que el encuentro está motivado por la petición expresa de los anticapitalistas y que el presidente de la Generalitat se verá con todas las formaciones que se lo soliciten. Pese al escepticismo reinante, el Gobierno de Junts pel Sí está obligado por su precariedad parlamentaria a modificar su hoja de ruta y buscar otros apoyos en el arco parlamentario para intentar salvar los Presupuestos de 2017, de lo que la CUP no quiere ni hablar.

Junts pel Sí intenta jugar todas las cartas que tiene a su alcance. La primera sigue siendo la CUP, aliada en el proceso independentista aunque fuera en junio la responsable política de la moción de confianza de Puigdemont. Pero la portavoz del Gobierno, Neus Munté, también señaló ayer la voluntad del Ejecutivo de trabar “un escenario democrático que genere consenso y apoyos”. Una declaración en la que se puede leer una invitación a Catalunya Sí que Es Pot, rama podemita del Parlament y defensora del derecho a decidir, al mismo tiempo que abriga la petición de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) de sustituir las elecciones constituyentes por un referéndum en la denominada hoja de ruta.

El funambulismo del momento político provocó que Convergència (ahora Partit Demòcrata) se convirtiera en firme sospechosa de permitir con sus votos secretos la unción de Ignacio Prendes y Rosa Romero como vicepresidentes del Congreso. Un guiño al PP —aunque el primer punto de la campaña electoral era desalojar a los populares de Moncloa— y a Ciudadanos con el objetivo de asegurarse el grupo propio en la Cámara Baja. Y, de paso, de volver a tener un papel más o menos central en Madrid mientras Esquerra, con un escaño más allí, se enroca en su actividad en Cataluña.

El partido de gobierno está ya, como los equipos de futbol, preparando la próxima temporada y sobre todo el mes de septiembre. Se prepara para otro Onze de Setembre reivindicativo y para un calendario de sesiones en el Parlament apretado, que empezará el 20 de septiembre. Por esas fechas próximas a la Mercè está prevista la celebración de la cuestión de confianza, que todavía no ha sido solicitada formalmente. Si Puigdemont la supera y Junts pel Sí evita las elecciones, una o dos semanas después se podría enfrentar a un debate de Política General también incontrolado si se centra en ámbitos ajenos al proceso soberanista, el eje de la legislatura.

El debate previo, el de la cuestión de confianza, estará muy centrado en ese tema, obligado Junts pel Sí a formalizar una alianza más firme con la CUP. El diputado anticapitalista Benet Salellas señaló como condiciones que “referéndum y proceso constituyente son los dos carriles rápidos por los que debemos circular en los próximos meses a fin de crear la república catalana y, por tanto, deben formar parte de la agenda política a desarrollar en los próximos meses”.

Las conclusiones de la comisión de estudio del Proceso Constituyente visualizaron la nueva proximidad entre Junts pel Sí y la CUP. Una vez concluidas llegó ayer un aviso del Tribunal Constitucional al Parlament por ese grupo de trabajo: su actividad es “absolutamente inviable” por su coincidencia con el “proceso de desconexión”.