Primicias barrocas
El grupo Vespres d’Arnadí, dirigido por el clavecinista y organista Dani Espasa y el oboista Pere Saragossa, demuestra en Barcelona que suena cada vez mejor
El nuevo festival de verano organizado por el conjunto instrumental Vespres d’Arnadí en el Barrio Gótico barcelonés se cerró con velada en la iglesia de Sant Felip Neri llena de sorpresas. El grupo barroco, dirigido por el clavecinista y organista catalán Dani Espasa y el oboista alicantino Pere Saragossa, suena cada vez mejor: son fieles al estilo y la práctica historicista, pero sin obsesiones filológicas, viviendo el latido de la música barroca con frescura y naturalidad.
Vespres d’Arnadí
María Hinojosa, soprano. Pere Saragossa, oboe. Dani Espasa, clave y dirección. Obras de Albinoni, Händel, Vivaldi, Terradellas, Galuppi y Marcello. Iglesia de Sant Felip Neri.Barcelona, 14 de julio de 2016
La iglesia barroca de Sant Felip Neri tiene una acústica aceptable, pero el calor y la humedad complican la afinación y oscurecen el sonido de los instrumentos de madera; también agobia a los músicos y al público, con incómodos bancos como penitencia añadida. Por fortuna, en la última velada casi llenaron la iglesia.
Una sinfonía de Albinoni abrió un programa lleno de sorpresas, con obras poco trilladas de grandes del barroco y joyas de autores catalanes que triunfaron en tiempos de Vivaldi, como Domènec Terradellas, cuyas óperas causaron furor en Venecia, hilo del festival.
Detrás de un gran rescate siempre están el tesón y el saber de un musicólogo de prestigio. Lo es Josep Dolcet, artífice de la moderna recuperación de Terradellas y otros autores como los hermanos Plà y Josep Mir i Llussà. Y la recuperación de dos arias del divertimento mitológico bucólico Imeneo in Atene, de Terradellas, estrenado en el veneciano teatro de San Samuele en 1750, fue la gran primicia de la velada.
La soprano María Hinojosa las cantó con encanto lírico, dejando fluir la belleza melódica y la frescura expresiva de Terradellas. Tiene excelentes cualidades para el repertorio barroco, buen dominio de la coloratura, técnica segura, voz homogénea, de atractivo color, musicalidad y certero instinto dramático. Brilló en un aria de Demoofonte, de Baldassare Galuppi, y en la extensa y dificil cantata Agrippina condotta a morire, de Handel, retrato de turbulentas emociones.
Incluir un aria y un ballet de Agrippina, única ópera de Handel estrenada en Venecia, fue otro acierto de un programa en el que Pere Saragossa lució bello sonido en el Concierto para oboe, de Alessandro Marcello, cuyo delicado Largo se hizo muy popular en 1970 al ser incluido en la banda sonora de la película Anónimo veneciano, dirigida por Enrico Maria Salerno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.