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El deporte catalán mira a Río | 2. Atletismo

García Bragado: “Esta vez, disfrutaré de los Juegos”

El marchador y concejal de Sant Adrià marca un hito en el deporte español con su séptima participación en la máxima cita mundial

Robert Álvarez
Jesús Ángel García Bragado, en Sant Adrià.
Jesús Ángel García Bragado, en Sant Adrià.Massimiliano Minocri

Muchos de los deportistas que participarán en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro no habían nacido siquiera cuando se celebraron los de Barcelona en 1992. Jesús Ángel García Bragado, en cambio, compitió entonces y sigue compitiendo ahora, y a un magnífico nivel, siempre en la élite mundial. Serán sus séptimos Juegos, un récord en el atletismo mundial y otro en el deporte español, superando los seis disputados por el legendario waterpolista Manel Estiarte y el jinete Luis Álvarez Cervera. “Voy a vivirlo de una manera diferente. Me doy cuenta de que es el final de un camino que ha ido mucho más lejos de lo que hubiera imaginado”, explica el marchador madrileño de 47 años, afincado en Cataluña y concejal del ayuntamiento de Sant Adrià del Besós.

“Con la experiencia que me da haber participado en tantos Juegos, me lo planteo desde la vertiente que no pude en otros, con la intención de disfrutarlos al máximo”, relata García Bragado. “A los de Londres, en 2012, fui pensando que todavía me quedaba esa pequeña oportunidad de lograr una medalla. La había rozado cuatro años antes en Pekín. Posiblemente me exigí demasiado y me olvidé de eso, de disfrutarlos. Iré a eso y, lógicamente, a intentar hacer una gran competición”.

“Es el final de un camino. He ido más lejos de lo que hubiera imaginado”

Ganador de una medalla de oro y tres de plata en los Mundiales, el marchador de Sant Adrià las ha visto de todos los colores. “A veces he ido con grandes expectativas de conseguir una medalla y he fracasado, por ejemplo, en el Mundial de Sevilla en 1999 o en el Europeo de Barcelona en 2010. En cambio, en momentos en que no tenía ninguna expectativa, en los que a lo mejor ya sabía que debería operarme al regreso, pasó todo lo contrario”.

Método Simeone

Décimo en sus primeros Juegos en Barcelona, Bragado acarició el podio olímpico en 2004 en Atenas, donde fue quinto, y en 2008 en Pekín, donde fue cuarto, siempre en su especialidad, los 50 kilómetros marcha. “Allí en Pekín, cuando entraba en el estadio, el Nido del Pájaro, tenía ya la sensación de que era mi despedida olímpica”, recuerda. Siguió en la brecha. Disputó los Mundiales de 2013 y de 2015. Como buen seguidor del Atlético de Madrid, se anticipó al método popularizado Simeone. “A mí, ese año tras año, me ha ido un poquito mejor y he podido compatibilizar mi carrera deportiva con mi actividad de concejal en Sant Adrià”. No le resultó fácil al principio. “En política, a veces no tienes horarios y, antes, mi día a día era solo entrenarme. El alguna ocasión”, concede, divertido, “he sufrido rampas durante los plenos. Son agotadores, duran horas y horas, tantas que incluso los vecinos se van a cenar. Tendría que estar reglamentado el tiempo. Es difícil mantener la debida atención para debatir. Es agotador”. Y deja ir: “Alguna vez, piensas: ojalá pudiera estar ahora mismo entrenándome”.

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“Estiarte dijo que no volvería a una piscina, yo sería feliz haciendo una horita de marcha”

Los debates más intensos en las últimas semanas afectaron a la ubicación de un tanatorio. “La disputa giró, sobre todo, en torno al horno incinerador. Entiendo que a la gente no le guste tenerlo cerca de casa. Y más en Sant Adrià, donde se han ubicado muchas industrias y equipamientos que no ha querido Barcelona, como la famosa central térmica. Ahora, las tres chimeneas ya están en desuso y se quiere saber qué se va a hacer, si conviene conservarlas o no. Esos grandes debates, sí vale la pena que sean largos. Puedo hablar de La Mina, donde vivo. Se debate sobre dónde ubicar una sala de venopunción, una narcosala, una sala de asistencias a personas con adicciones. Son debates de calado, que te hacen palpar lo que piden tus vecinos, a los que representas”.

García Bragado ya conocía Sant Adrià antes de irse a vivir allí. Residió durante muchos años en Lleida pero, tras romperse su matrimonio con la exgimnasta olímpica, Carmen Acedo, se fue a un pequeño apartamento del Poble Sec. Su partido, el PP, le planteó la posibilidad de que se trasladase a Sant Adrià. Allí, en el Parque Fluvial, se había entrenado multitud de veces. “Me adapté enseguida. Es una ciudad formada por un aluvión de personas venidas de todas partes. Soy madrileño y se parece a Madrid, donde casi nadie es de allí. Mi barrio de ahora me recuerda mucho al que viví, en Ciudad Lineal”. Y se explaya: “Antes, hablar de La Mina era hablar de un lugar inaccesible. Y hoy en día, es un lugar sobre el que se mantienen demasiados estigmas. Muchas cuestiones no se han solucionado. El Fórum de las Culturas favoreció el barrio, pero queda mucho por hacer”.

“El Fòrum favoreció a La Mina, pero todavía es un barrio estigmatizado”

García Bragado, que ha sufrido varias operaciones de cadera, no se ve absolutamente alejado del deporte una vez finalicen los Juegos. “Estiarte, cuando se retiró, dijo que no quería ver nunca más una piscina. Yo no sería tan tajante. Yo sería feliz haciendo deporte una horita, lo que me pida el cuerpo. El deporte de alta competición no es muy sano, no lo voy a negar, porque llevas tu cuerpo al límite”.

El veterano marchador guarda recuerdos de “sus” Juegos: “De Barcelona 92, mucha felicidad, y una foto en la Villa Olímpica, donde ahora hay unos cines, con gente como Plaza, Massana…; de Atlanta 96, el traje de los únicos en que desfilé; de Sydney, con aquella magnífica Bahía, la colcha de la cama, pero la tienen mis hijas; de Atenas —nunca olvidaré el sonido de los grillos en la Villa Olímpica— el diploma olímpico y la equipación; de Pekín —los mejores después de los de Barcelona y donde todos estábamos en el mismo edificio, con Pau, con Rafa Nadal…— una camiseta para competir con una franja rojigualda para que la gente nos identificara. Parece que nos cuesta fardar de nuestros colores, tenemos ese complejo. En Londres estuvieron muchos amigos, les pude conseguir entradas y vivir la semifinal de baloncesto de España contra Rusia. También guardo la colcha, pero esa la tengo yo. Ah, y colecciono todos los dorsales”. Le falta el que lucirá en Río. Serán, probablemente, los 50 kilómetros más emotivos para Chuso.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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