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La nueva Convergència apuesta por una “república independiente”

El partido votará hoy el nombre del partido entre tres fórmulas escogidas por las bases

Dani Cordero
Artur Mas, junto al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Artur Mas, junto al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.Andreu Dalmau (Efe)

Las bases de la nueva Convergència votarán hoy unas bases ideológicas en las que se reforzará su apuesta independentista. El documento acordado ayer por los asociados del nuevo partido apostará igualmente por la “república” como forma de estado, una de las no pocas novedades que incorporará la propuesta de bases fundacionales que preparó la dirección del antiguo partido. Con esa definición, la formación asumirá la misma fórmula de estructura que consta en la declaración independentista aprobada en el Parlamento el 9 de noviembre y que acostumbra a utilizar el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. El partido, tras el veto a las propuestas de la dirección, también decidirá hoy su nombre entre tres propuestas preseleccionadas.

“Somos un partido que quiere un modelo de Estado en forma de república”, señaló por la mañana Francesc Sánchez, portavoz del congreso de CDC, quien añadió que la formación nunca se había planteado la posibilidad de tener un rey como jefe de Estado. Las Joventuts Nacionalistes de Catalunya, la rama juvenil del partido, hizo varias aportaciones al documento de base ideológica para que fueran incluidas en más ocasiones las referencias a la independencia como objetivo del partido.

Las bases también forzaron la modificación de la palabra "soberanista" por "independentista", de forma que la nueva Convergència queda definida como "demócrata, catalanista, independentista, europeísta y humanista". Durante las votaciones se descartó hacer referencia a una declaración unilateral de independencia, si bien se introdujo la posibilidad de la unilateralidad (en general) si no hay acuerdos con el Gobierno central. Sánchez, como había asegurado un día antes Artur Mas, reiteró que Convergència aspira a cubrir “un carril central amplio” del espectro político.

La de ayer fue una jornada más tranquila que la del viernes, aunque con grandes dosis de negociaciones en los despachos, el vestíbulo y los exteriores del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, donde se celebra el cónclave y donde Artur Mas logró sacar adelante sus planes no sin tensiones.

Al mediodía, la improvisada comisión para decidir el nombre de la formación, creada tras la bronca y el veto de las bases a las dos propuestas de la dirección, ya tenía listas las tres propuestas que se someterán a votación hoy: Junts per Catalunya, Partit Nacional Català y Partit Demòcrata Català. Las dos denominaciones que generaron un claro rechazo el día anterior —MésCatalunya y Catalans Convergents— no pasaron el corte, establecido en el 60% de los miembros del grupo de trabajo.

La comisión sobre la estructura organizativa era la más polémica y la que avanzaba más lentamente. Antes de irse a cenar, los asistentes votaron una limitación de mandatos de ocho años —ampliables a 12 si lo apoya dos tercios de la asamblea—, de la que solo se librarán los cargos municipales. Los cargos del partido también deberán acogerse a ese régimen con carácter retroactivo, lo que afectaría a Artur Mas, a quien solo le quedarían cuatro años como presidente.

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Después de esa pausa, pasada la medianoche, el plenario aprobó la propuesta de Mas para crear una vicepresidencia bipersonal, en la que él optará a la vicepresidencia y podrá tener vicepresidenta, cargo que quiere que cubra la actual portavoz del Gobierno catalán, Neus Munté. Esa presidencia tendrá carácter institucional y no ejecutivo, como estaba previsto. Asimismo se decidió que la gestión cotidiana del partido recaiga sobre una ejecutiva de doce miembros liderada por un coordinador general --no secretario general--. Esos doce miembros tendrán que conseguir al menos la mitad de los votos de la lista para asumir el cargo, sino el coordinador tendrá que proponer otros, que tendrán que pasar por una votación.

El debate de los nombres se intensificará durante los próximos días. Esta semana se tendrán que presentar las candidaturas, que se escogerán el próximo 23 de julio. Un cuadro de incompatibilidades creado por la JNC y que fue mutando durante todo el día, en función de las negociaciones da vía libre a que Munté sea vicepresidenta y abre la puerta, con una fórmula inconcreta, a que Jordi Turull pueda ser el coordinador general del partido. Ese cargo lo podrá compatibilizar con el de diputado simpre y cuando su "dedicación preferente" sea la del partido. El problema es que Turull es además de diputado presidente del grupo de Junts pel Sí.

También podrán estar en la ejecutiva los alcaldes de poblaciones de menos de 100.000 habitantes. Quien tiene muchos números para no poder entrar es Miquel Àngel Escobar, un fichaje procedente del socialismo que, tras quedarse fuera del Senado, se convirtió en el delegado del Gobierno catalán en Barcelona. Tendrá que decidir sí prefiere el cargo institucional o el orgánico. Si quiere los dos deberá pasar un informe interno y contar el apoyo de dos tercios del consejo nacional del partido.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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