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Una solitaria bandera comunista

La mejor noticia para los Comunes en la 'fiesta' electoral fue la bajada de precio de la cerveza

Cristian Segura
El candidato, Xavier Domenech (I), junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (C).
El candidato, Xavier Domenech (I), junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (C).A. Garcia

Una bandera roja recibía este domingo a los asistentes de la noche electoral de En Comú Podem (ECP), la del desaparecido Partido Comunista de España (PCE). La trajo un chaval de 17 años, Guillem, heredada de su padre. Guillem dice que es comunista desde los 12. No tiene claro qué hay de comunista en ECP, pero estos son los suyos, los que votará con la mayoría de edad. Su bandera es la única que se mantuvo firme en la Estació del Nord en una jornada que esperaban victoriosa y que acabó en marcha atrás.

La mejor noticia que recibieron los Comunes que se acercaron a la 'fiesta' electoral fue una rebaja en el precio de la cerveza. Al inicio de la noche, el precio de la caña de La Bandolera del Sur –una marca que definían como “eco artesana”– era de 2,5 euros. Cuando el escrutinio empezó a caer como el cuento de la lechera, la dirección ordenó que rebajaran el precio a 2 euros. “Se ha producido un descontento popular”, justificaba el encargado de la barra. No todo era ecológico- artesano: en el tenderete de mercadotecnia había dos tipos de camisetas, unas elaboradas por la cooperativa PromoEtic y otras de la firma belga B&C, que las fabrica en Bangladesh, según la etiqueta.

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También se vendían libretas con el lema que tiene Ada Colau colgado en la puerta de su despacho de alcaldía: “No olvidemos nunca quienes somos ni por qué estamos aquí”. El marido de Colau, Adrià Alemany, visiblemente nervioso, andaba rápido por el pabellón de la estación, entre la gente, casi sin mirar a nadie, con una lata de Coca­Cola en la mano. Las caras de los presentes eran más que un poema, eran la Divina Comedia entera y leída al revés, del Paraíso al Infierno.

A las nueve y media aparece una segunda bandera. Un matrimonio moderno y modelo ideal para un anuncio de yogures deja que su hijo corra feliz con los colores de la bandera republicana. A las 22:40, cuando anuncian el 90% del recuento y que el 'sorpasso' fue el sueño de una noche de verano, la familia republicana 'Gracia style' y Guillem, el chico comunista desde los 12 años con la bandera del PCE, coinciden sentados en el suelo, frente a un atrio vacío, apoyados en una valla.

La cerveza continúa rebajada; lástima que el resultado no les dé igual.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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