Maratón de imágenes

"Es un maratón fotográfico nocturno, aunque lo celebremos casi en el día más largo del año", comenta María Yelo, directora de PHotoespaña. En efecto, sobre las ocho de la tarde y los aficionados a la fotografía se acercan, tan próximos al solsticio, al patio del centro cultural Conde Duque, aun perfectamente iluminado por el sol. Vienen a recoger sus dorsales y a conocer el tema sobre el cual tendrán que sacar fotos por las calles de Madrid durante dos horas, hasta volver a congregarse en la plaza de Callao, donde se verán los resultados en las grandes pantallas digitales y se decidirán los ganadores del PHotoMaratón, una actividad que no se celebraba desde 2012 y que este año regresa con el patrocinio de la marca Samsung.

Mientras van llegando los variopintos participantes suenan por megafonía canciones de Los Planetas y otras bandas indies patrias, algunos calientan las cámaras de sus teléfonos haciéndose alegres selfis en grupo. "Las cosas han cambiado mucho desde que comenzó el festival en 1998,  entonces ni podíamos imaginar que sacaríamos fotos con los móviles o que existiría algo como Instagram", dice Yelo, refiriéndose a la red social fotográfica a la que los concursantes tendrán que subir sus fotos para participar.

Hoy en día vivimos en un mundo saturado de imágenes, pero no todas las imágenes son buenas fotografías- dice la directora. ¿Y qué tiene que tener una imagen para ser una buena foto? Ay, eso ya es un tema peliagudo, respecto al que hay diversas opiniones. Pero los que nos dedicamos a la fotografía podemos hacer, mediante actividades como esta, que la gente lo haga cada vez mejor.

De maestros de ceremonia ejercen los artífices del programa radiofónico La Parroquia (Onda Cero) que revelarán el tema del maratón. Bromean diciendo que han dejado algunas opciones fuera, como son la parte trasera de los frigoríficos o la nariz de su suegra. Pero finalmente, ante la expectación del público, dan la clave definitiva. El lema es "por la noche todos los gatos son pardos". Y entonces los participantes (había más de 600 inscritos online aunque, como suele pasar, se han presentado aproximadamente la mitad) se dispersan presurosos a cazar imágenes por los barrios del centro de Madrid. Una ciudad que todos juzgan muy fotogénica.

Se les distingue por su dorsal amarillo. Unos forman bandas y otros son lobos solitarios, unos se arriman a los semáforos, otros se suben a bancos públicos, los hay que exploran los escaparates o se agachan en forzadas posturas buscando encuadrar quién sabe qué. Algunos parecen desanimados con el tema y se sientan en terrazas a tomar cañas, no sabemos si como acto de renuncia o para pensar con más claridad y volver a la búsqueda con fuerzas renovadas. El reloj no descansa.

Por ahí anda Emilia Picazo, parapetada tras unas gafas de espejo y con el dorsal 109, que es fotógrafa profesional en bodas, bautizos y comuniones, pero que suelta su vena creativa en este tipo de eventos. "Me gustan estos retos, y que gracias a la tecnología la fotografía llegue a todo el mundo. Eso sí no me iría a hacer una boda con el móvil", bromea. O, con el dorsal 52, el informático Isidro Canoeiro: "A mí me gusta hacer fotos con la cámara, me parece más realista, hay que aprender más técnica. Pero está bien que los que no quieran o puedan tener una cámara puedan disponer de un móvil".

El sol se va descalabra por el oeste y ya está oscuro (ahora sí) cuando los maratonianos se reencuentran en Callao a las 22 horas, acompañados de la música del dj Anxo Rodríguez. En las grandes pantallas se van viendo las fotos participantes: escenas bucólicas en el Templo de Debod, tórridos besos enamorados, carteles políticos, contraluces en las aceras de Gran Vía, escenas costumbristas en el corazón de Malasaña, reflejos de escaparate. La directora de cine Rubi Avendaño, dorsal 251, parece satisfecha: "Al principio el tema me despistó bastante, pero luego ya entré en el juego", dice mostrando la inquietante foto que la ha hecho a un maniquí de una tienda de body painting, "me gustan estas experiencias porque es una forma de trabajar que, disponiendo de poco tiempo, te obliga a pensar y a meterte en ciertas dinámicas".

Al filo de la media noche, se conocen los premiados (que recibirán un smartphone con sus complementos): el premio del público, con 1771 likes en Instagram, se lo lleva Beatriz Ramos. Y el del jurado (en el que están la directora María Yelo y el fotógrafo Miguel Ángel Tornero, entre otros) es para Vitor Carmo Dos Anjos, con una imagen que, a partir de unas escaleras mecánicas, se introduce en algo así como la abstracción caleidoscópica.

“Como no se me ocurría nada llamé a mi madre y a mis tías para me dieran ideas, pero no me sirvieron de mucho”, dice Ramos, que es estudiante y solo tiene 16 años. “Mi tía me dijo que fotografiase un gato pero, al final, dando paseos y probando varias fotos, acabé presentando una de unos maniquíes, por aquello de que por la noche podrían pasar por personas reales. Nunca había participado en nada parecido, pero es una experiencia que me gustaría repetir