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La sede de los sindicatos se degrada sin fecha para repararla

La mole de la Via Laietana lleva una década cubierta por una lona y la antigua sede de la Delegación del Gobierno de Pla de Palau está vacía desde 2010

Clara Blanchar
Antigua sede de la Delegación del Gobierno en Barcelona
Antigua sede de la Delegación del Gobierno en BarcelonaRuth De las Heras

Uno está vacío y cerrado desde 2010. El otro está envuelto en una raída lona desde hace más de una década que le da un aspecto fantasmagórico. Pero el Gobierno central no tiene fecha ni para la rehabilitación de la antigua sede de la Delegación del Gobierno, en Pla de Palau, — llegó a comenzar y se anunció su reanudación hace ocho meses sin que se haya producido—, ni tampoco para poner al día la fachada del edificio de los sindicatos, en la Via Laietana.

El edificio de los sindicatos pertenece al Ministerio de Empleo y lo gestiona Patrimonio Sindical, explica la portavoz de CC OO, Dolors Llobet, que critica más de una década de “excusas” para no ejecutar la obra. Tras la marcha al Raval de UGT, la inmensa mayoría del edificio lo ocupa CC OO y CGT ocupa la planta 9 y parte de la 10. Fuentes del ministerio argumentan que se hizo un proyecto para rehabilitar la fachada y los técnicos detectaron problemas también en el interior (ascensores, canalizaciones, goteras…). “No hay peligro y cuando hay goteras se reparan, pero se vio necesario hacer un plan director para resolver todos los problemas, y adecuar el plan de rehabilitación y el director lleva su tiempo”, justifican.

Solo la fachada tiene un coste de 5,8 millones, añaden las fuentes del ministerio, confirmando que “no hay previsión” de cuándo puede concretarse y licitarse la obra. “No es de recibo que el ministerio no cumpla la normativa respecto a la fachada. Barcelona necesita que este edificio histórico sea digno, se lo merece la ciudad, los trabajadores del que es el primer sindicato. Estamos hablando de seguridad de los ciudadanos, de los empleados y de condiciones de trabajo”, lamenta Llobet. El edificio, obra de Josep Domènech i Mansana, se comenzó a construir en 1916 para la Caixa Mútua Popular, albergó también oficinas de la Generalitat republicana y durante el Franquismo se convirtió en sede del Sindicato Vertical.

La CGT prepara su traslado a Sants y Gràcia

El sindicato CGT, que entró como okupa en el edificio de la Via Laietana hace más de 20 años y que tras la marcha de UGT pugnó con CC OO por el uso de los accesos a sus dependencias con sonoras protestas, prepara su traslado a nuevas oficinas. El secretariado permanente del Comité Confederal se mudará a un local que el sindicato ha comprado en la calle Burgos, en Sants, muy cerca de Can Vies y de Can Batlló.

Por su parte, la Federación local de Barcelona se irá a un local que el Fondo de Garantía Sindical del Ministerio les ha cedido en la calle del Pare Laínez, por encima de la Travessera de Gràcia y cerca del cuartel de la Guardia Civil y la inspección de Trabajo. El local está en obras y la previsión de CGT es trasladarse a finales de año, si finalizan.

Mudarse a dos locales distintos y uno en cada punta de la ciudad obedece a una apuesta por una mayor proximidad al tejido social, según fuentes de la CGT.

En el caso de la Delegación del Gobierno, las obras en el palacio de la antigua Aduana, de 1792, llegaron a comenzar tras trasladarse sus empleados al edificio de la calle de Mallorca, en el Eixample. Se ejecutaron los trabajos de consolidación estructural del edificio, que costaron casi cuatro millones. Pero ahora, ni rastro de actividad. Sí queda, como una reliquia tras un cristal sucio, el cartel de la ayuda de 2.500 euros por hijo, el cheque bebé que pagó el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2008 y 2010. Aparentemente no hay nadie en el edificio, ni en el patio, aunque sí cámaras de seguridad.

Fuentes de la delegación explican que la partida de las obras, de 12,19 millones de euros, está “pendiente de pasar por el Consejo de Ministros”, un trámite preceptivo porque el gasto rebasa los 12 millones. “Es inminente”, añaden las mismas fuentes sobre una obra que el Gobierno se ha comprometido a comenzar varias veces y que consistirá en una rehabilitación integral: elementos interiores, fachada, renovación de instalaciones y eliminación de barreras arquitectónicas. De acuerdo con el convenio que en octubre pasado firmaron los ministerios de Hacienda y Administraciones Públicas y el de Fomento, uno paga el 40% de las obras y el otro, el 60%. En octubre pasado, el secretario de Estado de Administraciones Pública, Antonio Beteta afirmó que las obras son ejemplo de la “apuesta por unos servicios de calidad” y de la “firme apuesta del Gobierno por Cataluña”.

Unos meses antes de firmar el convenio de las obras que no llegan, la delegación del Gobierno anunció que tras su restauración el edificio se abriría al público. La antigua Aduana es un edificio catalogado que durante 150 años fue la sede del Gobierno Civil. Desde la restauración de la democracia acoge la Delegación del Gobierno y durante la breve República acogió el departamento de Gobernación de la Generalitat. El edificio fue construido por el conde de Roncali, ministro, brigadier e ingeniero de Carlos IV en lo que a finales del siglo XVIII era el centro comercial de la ciudad, su plaza más grande junto a la entrada por mar. Tiene 7.500 metros cuadrados construidos y un patio porticado central. En el interior, la planta baja estaba ocupada por las cocheras y caballerizas, mientras que en el primer piso, el noble, dispone de las lujosas salas decoradas con valiosas pinturas alusivas a la política comercial de Carlos III y a episodios del Quijote, realizadas por Pere Pau Muntanya.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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