La importancia de una caja de cartón
‘Abundancia’ es la primera exposición de Basurama. El colectivo utiliza el arte como vehículo para denunciar el despilfarro del mundo en que vivimos
“¿Alguna vez te has fijado en la cantidad de cajas de cartón que se apilan en la Gran Vía? Son decenas y la gente, que cruza con sus bolsas estas calles, no se da cuenta de que todo lo que llevan ahí ha formado en algún momento parte de una caja”. La que traslada esta reflexión es Mónica Gutiérrez, una de las madres del colectivo Basurama, investigadores desde hace 15 años “de la basura en todos sus formatos”.
También como arte. Su primera exposición, Abundancia, se acaba de inaugurar en Lavapiés y tiene el sello de PHotoEspaña. “Pero al contrario que la pared blanca y fría, con la que te distancias”, explica la arquitecta, “aquí desde el principio hasta el final formas parte de la experiencia”.
Los artistas lanzan un reto. Que los viandantes que pasen antes del 30 de julio por Doctor Fourquet se paren a mirar la fachada del número 20. Este ladrillo efímero, que da entrada a la muestra de foto, vídeo, cartón y poemas visuales, lo componen más de un centenar de cajas. Plegadas, montadas; grandes, medianas y pequeñas. De marcas que conocen, que desconocen y que les suenan. La forma es lo de menos. Que usted se fije es la intención; que si decide poner el pie en el suelo de cartón y se apoya en sus paredes se dé cuenta de que tiene un sentido. “Nunca antes ha existido tanta abundancia”, le lanzan desde el pasillo de la primera sala.
El cartón coloniza la exposición desde la puerta hasta el final, se pisa, se toca; está arriba y abajo. Un vídeo al fondo de la sala proyecta Chainwork revert, protagonizado por un carro de supermercado como el vehículo que pone en relación a los vendedores y los consumidores, que lo llenan de cajas. Y justo enfrente, otro montaje reproduce cómo se cruzan sin verse los que compran y los que recogen el cartón en Madrid. La capital, como todas las ciudades con tiendas (¿conocen alguna sin ellas?), dibuja todos los días en sus aceras bodegones de cartón. Bodegones que se convierten en blanco de los recolectores “informales, que se han multiplicado por diez por la crisis”, y de los servicios públicos de recogida. “¿Quién se fija en estas cajas si no está buscándolas, a propósito, por mudanza?”, se pregunta Mónica Gutiérrez.
Realidades parecidas
La meta es “habitar la abundancia” en ese momento y en ese lugar, pero viajar también a otras realidades parecidas, donde miles de personas viven de recoger todas estas cajas que desechamos. La instalación se completa con una serie de Poemas invisibles.Fotografías en tamaño A4 de etiquetas, el papel adhesivo que llevan, la dirección del destinatario de un paquete… Toda esta colección de memorias, bautizadas así por Basurama, “son 30 imágenes descontextualizadas, poemas gráficos que invitan a reflexionar sobre toda la gente que trabaja, transporta, escribe, porta y recibe esas cajas”.
Y junto a este catálogo, las instantáneas que se recogen para PHotoEspaña y que se enmarcan, claro está, con trozos del material marrón. Las cuatro imágenes retratan a los recolectores informales en distintos puntos del mundo donde el colectivo ha trabajado. Así, podemos espiar a Los buzos del vertedero de La Duquesa, en Santo Domingo, pasar junto a Los carros de los pepenadores de Nezahualcoyotl en México, observar el carro lleno de cartón que transportan un caballo y su dueño por las calles de Montevideo en A lomos de un caballo criollo y transportarse a conocer a los zabaleen (los que recogen el cartón en Egipto) de El Cairo.
Y a pesar de que la exposición está cargada de material para reflexionar, Basurama insiste en que su intención no es que esta se viva con catastrofismo. “Esto no está hecho para gente más o menos concienciada, sino para que se viva una experiencia que va desde la puerta hasta el final de la sala, está hecho para que se vea que la basura, que no vemos, es abundancia, y la abundancia es consumo y morimos en ella”.
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